Veinticinco.

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Llegamos al departamento cerca de las 10. El edificio está oscuro, pero por más que intento encender el generador es en vano. Estamos sin luz, y seguramente dudaremos horas así. Ilumino el camino hacia las escaleras con la pantalla del teléfono y así subimos. Reiji parece preocupado. El que no puedas entrar a tu propia casa si que es frustrante, pero nada podemos hacer por ahora.
Llegamos rápidamente hasta mi piso y caminamos directo a mi puerta. Ahora si que escucho a los vecinos conviviendo. Hay varias familias viviendo aquí, y aún así es primera vez que escucho a los niños reír. No presto más atención y me dedico a simplemente abrir la puerta.
Paso dentro del apartamento seguido de él y doy un portazo. Los dos mandamos los zapatos a la mierda. Entro en la cocina buscando un par de velas mientras escucho a Reiji sentarse a la barra. Velas, velas...alacena. La abro casi por reflejo y ahí están. Un paquete nuevo que compró mi hermana la última vez que vino. Lo abro sin pensar y enciendo un par. La cocina se ilumina. Busco un plato pequeño para pegarlas y lo dejo sobre la barra.

—Siento que eres como un mayordomo. –está sonriendo de medio lado; la luz de la vela lo hace ver como un niño– Tu casa es un estuche de monerías.

—Gracias a mi hermana. –parece hacerle gracia, y no es para menos– De no ser por ella esto sería un desastre. No tendría ni la mitad de cosas básicas que tengo. Supongo que aún me hace falta crecer.

Mi siento frente él, al orro lado de la barra. Parece cansado y sólo me dedica una mueca. Está recargando su cabeza sobre su mano y pasando los dedos por sobre la flama de las velas. No sé si es por la luz, pero parece tener ojeras enormes, como un personaje de tim Burton y sus ojos miel están más claros que en otras ocasiones. No diría que está triste, pero tampoco irradia felicidad. Es como si sólo respirara y ya. Supongo que, aunque trate de ocultarlo bajo esa fachada de chico malo está realmente destrozado.

Lo que me contó, lo de la pelea con Shima y como lo tiró por las escaleras es algo muy fuerte emocional y físicamente. Que la persona que amas te muela a golpes no debe ser fácil, pero aun así, sigo sin comprender cómo soportó eso por tanto tiempo. Sé que se supone el amor lo supere todo, pero algo así es demasiado.

''Espero que Takanori no se tan tonto como para hacer lo mismo.''

Me quedo mirándolo, pero a él apenas si parece importarle. Me mira de reojo sin apartar mucho tiempo su mirada de las velas. Supongo que quedarse callado cuando no hay luz es lo más bobo que puedes hacer. Normalmente al llegar a tu casa escuchas música, o ves una película. ¿Estamos volviendo un poco a la prehistoria no?

—De pronto te pusiste serio. –su voz me trae a la realidad de nuevo, está mirándome fijamente–¿Qué pasa?

Su voz es baja. Me aclaro la garganta y él se acomoda en una posición normal. No sé si lo imagino, pero parece dolerle la espalda.

—Me quedé pensando, es todo.

—¿Es sobre lo Kouyou cierto?

Asiento. Parece un poco incómodo y yo me abofeteo mentalmente. Quiero preguntar tantas cosas que ni siquiera sé por dónde empezar, además de que no sé si quiere contestar. Me trueno los dedos de las manos a la expectativa y suelta un bufido. Mierda. Parece realmente nervioso,

—Sólo pregunta y ya. Sé que no estarás tranquilo hasta hacerlo.

Me muerdo los labios antes de empezar. Sus hombros están bien arriba, como si estuviera a la defensiva en una pelea. Suelta un suspiro, y comienzo a hablar.

—¿Cómo...fue que comenzó a agredirte?

La pregunta parece caerle de peso, realmente no tengo tacto para esto. Me muevo incómodo en el banco. Suelta un gran suspiro, y tras imitarme acerca más las velas a él.

Because I'm Stupid (Reituki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora