No tengo idea de qué hora es cuando despierto, de lo único que estoy consciente es de que tengo algo encima que no me deja respirar. Se me hunde dolorosamente en las clavículas y en el estómago, pero por más que me muevo no puedo quitarlo. Gimoteo adormilado, luchando conmigo mismo por abrir los ojos. Trato de empujar, alzando los brazos e intentando adivinar que me aplasta, pero noto suavidad apenas tocar. Es peludo...oh mierda. Abro los ojos de golpe y me encuentro de frente a un enorme perro negro que me fijamente. Parpadeo un par de veces mientras me lame la nariz. ¿Qué? Le levanto las patas delanteras para alejarlo. Me lame la cara cuando recién puedo quedarme sentado. ¿De dónde salió? ¿Cómo demonios entró? ¿Dejé la puerta abierta? Miro alrededor y suspiro. Ah...por poco olvido que esta no es mi casa. Lo había olvidado, dormí en casa de Reiji y por lo visto nos quedamos dormidos sobre la alfombra de la sala. Me duele todo. Muevo los brazos, el perro se pone en guardia. Oh mierda. Dejo de moverme y me taclea de golpe. Piensa que estoy jugando. Suelto un grito a juego cuando lo siento lamerme la cara sin que ponga resistencia. Dios, no interactuaba con un perro desde hace años, cuando la mascota de Yumi murió. Este claramente no es un cachorro, pero actúa como uno.
—¡No soy comida! ¡Espera!
Le hablo casi en susurros y comienza a chillar en respuesta, emocionado. Escucho una puerta cerrarse, seguido del sonido de una bolsa de plástico. ¿Reiji? Me quedo escuchando a la par del perro, que termina por quedarse parado sobre mi pecho, casi como tratando de adivinar que pasa. Es un perro lindo, creo que raza Akita. Le acaricio las patas, pero nisiquiera me presta atención. Se sienta sobre mi estómago sin importarle, y no puedo evitar soltar un quejido. Tengo el culo de un perro sobre mí...y estoy a nada de mearme. Un movimiento brusco y adiós dignidad. Intento concentrarme en no soltar nada mientras escucho a Rei acercarse. Entra en la sala y al verme suelta un grito ahogado y dramático. El perro ladra en respuesta.
Me recuerda tanto a mis sobrinos, de verdad.—Auxilio. –Mi voz sale casi en un pujido. Reiji se ríe de lleno, y deja en el suelo una bolsa blanca, llena de lo que parece comida.
Me quita al perro de encima y comienza a regañarlo entre risas, en voz baja pero cariñosa. Me quedo mirándolo un momento. Lo carga en brazos, casi como si no pesara nada, como un bebé, y tras darle un beso en la frente lo baja. Le da una palmada en el muslo, ante el cual se sacude. En cierta manera me recuerda a mis sobrinitos y su gato. Cargan a ese gordo como si nada.
Rei Parece feliz...eso me alegra. Me ofrece una mano, con la que me ayuda a levantarme. Está frío y el cabello le gotea. Hasta ahora me doy cuenta de que acaba de bañarse. Debió estar en la ducha cuando la comida llegó. Me sonríe, y es ahora mismo que puedo ver que se ha recueperado del todo. Anoche se miraba tan malditamente cansado, triste incluso, y ahora mismo está como si nada. Me calma bastante.—Perdónala, se emociona con las visitas. –Se escusa divertido, aún mirando por sobre mi hombro mientras se encoje de hombros.– Suele estar muy hiperactiva cuando está aquí.
—No te preocupes. De hecho, ni siquiera sabía que tenías perro. ¿Estaba aquí ayer?
—Perra. –Me corrige.– Se llama Moon. No suele estar demasiado por aquí por mi familia, la trajo mi hermana hace un rato. Me pelean la ''custodia'' constantemente. –Hace comillas con los dedos y luego rueda los ojos.– No sé que habrá hecho allá, pero parece que alguna travesura que los enojó. La vinieron a desterrar conmigo. En fin, pedí el desayuno. Ve al baño mientras te sirvo un plato.
Asiento, él se va directo a la cocina, cargando la bolsa que ha traído antes, mientras que yo camino rápidamente al baño, perseguido por Moon, que me ataca los talones con sus patitas suaves. Tengo que cerrar la puerta un instante para tener privacidad. Recibo un ladrido en respuesta. ¿Eso fue en protesta? Reiji la calla y luego se ríe, contagiándome.
¿Qué hora será? Me rasco la nuca por incercia. Siento que he pasado una eternidad aquí cuando no ha pasado más de un día. Reiji es tan amable, no sé ni cómo lidia conmigo. No entiendo como hace para tratar con alguien que no sabe ni como lidiar consigo mismo. Me siento tan jodidamente perdido. De verdad que me siento cansado. Giro mi tronco hasta hacerme tronar la espalda. El reflejo del espejo frente al lavamanos me hace ver ojeroso. La barba me está creciendo de nuevo, y el cabello...realmente ahora mismo sí que parezco un pajarillo salido de Disney, o el ratón con la cola enrredada al que cenicienta despertaba cuando se ponía a cantar por la mañana, como dirían Hiza y Mei. Pero esas son muchas referencias infantiles, ¿No? Me río para mis adentros mientras botezo. Camino hasta el wáter y me bajo el apretado pantalón para mear. El borde me ha dejado una fea marca en la cintura...realmente no me quedan. Será mejor que me los quite. Me subo los calzoncillos y halo la cadena. Maldita sea. ¿Cómo diablos estré aquí anoche? Me quito el pantalón con esfuerzo y cuando al fin lo logro veo que efectivamente, tal cual pensé, ayer los rompí. Un hoyo en el culo. ¿Cómo carajo los rompí si se supone que estoy plano? Supongo que debo tener la cadera más ancha, o estoy gordo...en fin. Susupiro, sintiéndome idiota mientras me limito a doblarlos y colocarlos sobre la tapa del wáter.
Sinceramente, ayer Rei hizo un buen trabajo limpiando. El desastre de peróxido y cabello no se nota en lo absoluto. El no estarse metiendo nada debe influenciar bastante en que sea más ascrupuloso en su departamento. Me lavo las manos, aprovechando para enjuagarme un poco la boca. Trato de peinarme un poco con las manos húmedas, sin esforzarme demasiado. Creo que a estas alturas hay suficiente confianza como para estar aquí así. Me mojo la cara para despejarme y me obligo a salir. Moon me espera justo afuera. Levanta la cabeza y la acaricio. Se levanta en dos patas, llegándome al pecho y lamiéndome la cara. Escucho a Reiji reírse a lo lejos, en la cocina.
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Because I'm Stupid (Reituki)
FanfictionAkira y Takanori son amigos desde hace más de una década. Gustosos por la música soñaban con la fama algún día, sin imaginarse que sólo uno de ellos seguiría de lleno aquel camino. Mientras Takanori luchaba por un lugar en la industria, Akira seguía...