El rey dorito

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-¿Qué pasa, Estrella Fugaz? ¿Por qué no duermes? – Pregunta el demonio triangular sin ninguna expresión en especial. Ya había intentado varias formas para que durmiese, pero ella se mantenía con los ojos abiertos.

-No puedo... - Responde ella tomando de sus frazadas.

-¡Bien! ¡Entonces te contaré un cuento para dormir! – Expresó su energía con su voz. Hizo aparecer un libro de la nada y se acomodó a un lado de su cama. La chica se recostó con una sonrisa, esperando su cuento con emoción, tal vez era una buena idea para irse a dormir.

– Había una vez... una criatura infernal que se comía a los humanos que no podían dormir... - Contaba tomando su voz a un tono más narrativo para darle suspenso. Mabel preocupada frunció el ceño. –Estas criaturas eran tenebrosas, tenían garras como cuchillos, ojos de sangre, dientes filosos y a montones, listos para desmembrar y triturar a los humanos, tragarse todas sus tripas. Toman un humano como si fuesen un trozo de papel y con sus otras garras lo separan para partirlos en dos y ¡CRASH! Y más sonidos de huesos rotos y sangre y...-

-¡BASTA BILL! –Le detuvo sentándose sobre su cama y arrebatándole el libro que desapareció una vez dejaron sus manos. Bill le miró con el ojo bien abierto. –Eso es horrible y asqueroso...-

-¿Qué? creí que querías un cuento para dormir... -.

-Pues ese cuento no va a hacer un muy buen trabajo ya que no me va a dejar dormir, Bill - Se cruzó de brazos intentando borrarse la imagen terrorífica que la historia de Bill invitó a su mente. –No sabes elegir cuentos para dormir... - Declaró Mabel con seriedad.

-Que indignante que digas eso... - Bill fingió dolor. -¿Y cómo deben ser los cuentos para dormir, eh? –

-Pues deben ser menos tenebrosos... y tienen que tener finales felices... - Explicó ella al mismo tiempo que lo pensaba.

-Esta historia SÍ tenía un final feliz... - Se defendió Bill con los brazos cruzados. La castaña le brindó una mirada interrogativa, obviamente no le creía. –Bueno, final feliz para las criaturas... pero final feliz de todas formas – Se encogió de hombros y Mabel puso sus ojos en blanco.

-Mira, tengo cuentos clásicos, buenos ejemplos para esta ocasión... - Señaló hacia una caja y Bill hizo que los pequeños libros flotasen fuera de la caja y fuesen hacia ellos hasta colocarse sobre la cama entre ellos dos. – Están... Hansel y Gretell, la liebre y la tortuga... - Bill observó los libros con dibujos coloridos en la portada. –Oh si, y los cuentos de princesas también... - Señaló hacia otra colección de libros. –Elige uno, vamos – Ofreció ella con una sonrisa.

-Estos libros parecen muuuuy aburridos... - Comentó Bill haciendo flotar lejos los libros que rechazaba. -¿Tres cerdos hermanos que construyen casas? ¿Qué es esto? – Tiró el libro otra vez en su caja. -¿Una niña que duerme en camas de osos? Aburrido... - Tiró otro libro.

-Vamos, elige uno – Exclamó comenzando a cansarse.

-¿Cómo es que tienes tantos cuentos infantiles? –

-Los colecciono desde niña... -Se encogió de hombros mientras miraba por todos lados, hasta que su mirada se dirigió en los libros y encontró uno. -¡Oh mira! El rey rana... - Llama su atención señalando un libro un tanto polvoriento.

-Suena aburrido... como todos los demás... - Bill siguió mirando y rechazando libros.

-Este libro es el que menos leí... - Ignoró la chica mientras abría el libro y se acomodaba en su cama. –Te lo leeré, escucha Bill... - Dijo emocionada y el triángulo indiferentemente devolvió el resto de los libros a la caja para acomodarse a escuchar el cuento.

[Mabill] One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora