9.- Esto apenas comienza.

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Estuvimos caminando un largo rato, riéndonos, haciendo bromas, ambos nos comimos un helado, él eligió de vainilla y yo de dulce de leche, siendo uno de mis favoritos está de más anunciar, sobre todo porque me trae recuerdos de mi infancia en donde cometía maldades con los peques de mi edad quitándoles sus helados o tirandolos al suelo de forma "accidental".

-Entonces señorita odiosa, dime ¿por qué no me rechazaste la salida?.- Pregunto mi acompañante sacándome de mis pensamientos.

-Primero, no me digas odiosa, segundo, la acepté porque me daba lastima que hayas venido de tan lejos solo para venir a verme, y no podía llegar a ser tan cruel y decirte que no sin ningún tipo de compasión.- Sabía que estaba siendo creída con éste, pero debía admitir que este chico me ponía muy nerviosa y mostrar dureza e indiferencia era lo único que se me ocurría.

-¿De tan lejos?, Carla, vivo en tu mismo vecindario, en la otra calle, solo que soy nuevo, llevo nada mas 2 semanas aca, pero ya te he visto varias veces por ahí caminando, por eso me sorprendió haberte visto en la fiesta y no dudé ni un segundo en tratar de bailar contigo y cuando me enteré que mi amiga Verónica era tu prima fue como demasiada coincidencia.- Me sentí algo tonta al pensar que trataría de venir de tan lejos solo para ver a una chica desconocida (vamos Carla, estos no son cuentos de princesas en donde el príncipe haría todo un recorrido solo para ver a su amada, esto es el mundo real y debo pensar como tal) lo miré un poco avergonzada al estar sacando conclusiones tan deprisa, trague saliva mientras sonreía incomoda, un momento... ¿por qué me sudan las manos cuando me dedicó una sonrisa?, ¡ahh! ¿será porque es demasiado bello en la vida, será?

-Oye, oye, acaso....¿Te acabas de sonrojar?.- Me miró expectante mientras se mofaba de mi expresión idiota, me dí la vuelta dándole la espalda rápidamente, colocando mis manos en mi rostro para poder tratar de calmar mis nervios, me fastidia ponerme así de tonta con alguien, mis tontos pensamientos no me dejan actuar normal, a lo cual respondí con un susurro.

-No Estoy sonrojada, sino que algunas veces el helado de dulce de leche me da alergia, lo que hace que mi cara se torne de color rojo.- ¿En serio Carla? ¿alergia? no se me pudo haber ocurrido algo mejor en realidad.

-Si si, claro, ¿no te han dicho que mintiendo eres mala?.- Suspiré derrotada mientras volvía a estar de frente a él y ver sus ojos color miel que con el reflejo del sol tomaban un tono verdoso, muy preciosos debo decir.

-¿De donde conoces a Veronica?.- trate de darle un giro al tema para poder volver a relajarme y actuar natural.

-Hmm, yo estudiaba con ella en la primaria, éramos grandes amigos, nunca me cansaba de sus locuras y su carácter fuerte, no las pasabamos siempre yendo al parque y playa, saliendo y burlarnos de nosotros mismos, la ayudaba a estudiar porque debo decir que es muy floja con las tareas, pero un día mi padre consiguió trabajo en otra ciudad y aunque no me quería ir, tuve que hacerlo, luego, no se....Simplemente se perdió el contacto.- Ok... podía decir que fueron amigos no que me contara la historia de sus vidas.

-¿Y sentías algo por ella?.- Mi curiosidad emanó

-No la verdad que no nos veíamos de esa manera, la gente siempre pensaba que teníamos una relación o algo por el estilo, aunque la verdad es que somos totalmente diferentes, ella le gustan otras cosas distintas a las que a mi me gustan, además, éramos niños, a esa edad casi nunca se pensaba en algo más que amistad, todo era menos complicado, ¿si me entiendes?.

-Si te entiendo.- Pasamos el resto de la tarde y parte de la noche conversando de trivialidades, debo admitir que Leo me llegó a caer muy bien, era simpático y no era ese tipo de chicos que se creen que están muy buenos solo por tener cuadritos en el abdomen. Me acompañó a mi casa, nos despedimos amigablemente y entré a la casa, fui a mi cuarto super agotada, los pies me mataban y mi cuerpo pedía urgentemente descanso, me puse una pijama azul claro en donde la parte de la camiseta se dibujaban unos angelitos durmiendo, me cepillé el cabello amarrandolo con una cola de caballo en donde algunos mechones se me escapaban a la cara, fui hasta mi hermosa cama que me lloraba desde hace rato para que me acostara en ella, prendí la televisión y empecé a ver Los simpsons, en eso mi prima abre la puerta de mi cuarto violentamente haciéndome dar un respingon.

-Picaronaaa, te ví despidiendote de mi amigo Leonardo allá abajo, ¿que no te es suficiente con tu amigo Carlos?.- Me dedicó un rostro juguetón con una sonrisa divertida en sus labios en donde se podía observar los perfectos dientes que conservaba en su boca.

-Ehmm si, caminamos por un rato,  ¿por qué, te molesta? ya que si te molesta, entonces...- Me interrumpió poniendo sus dedos en mi boca, negó con la cabeza frunciendo el ceño como si lo que acabase de decir fuera una estupidez.

-Tranquilizate tonta, él nunca me gustó, siempre lo ví como un amigo, nunca nos hemos visto de esa manera, es un buen chico, te lo recomiendo, pero y ¿qué harás con Carlos?.- Frunció el ceño como si estuviera tratando de comprender una fórmula matemática muy complicada.

-Wow, espera, ¿que? ¿me lo recomiendas?, te repito que acabamos de salir no que nos casaremos y con respecto a Carlos que es un asunto aparte, creo que tratare de seguir con el.- Mi mente gritaba liberación pero mi corazón decía ser muy cruel cortarle a mi mejor amigo, me obligaría a sentir algo para que no hubiera tristezas ni desgracias.

-Pero si no te gusta ¿por qué carajos seguirás con él? así empeoraras las cosas.

-Verónica, no puedo hacerle daño a mi mejor amigo, además que estoy segura que tarde o temprano sentire algo por él, lo sé.- Diciendo aquello me obligue a tragar saliva tratando de creerme mis palabras

-Bueno, si eso es lo que tu dices está bien, pero yo ya te advertí que de esto no saldrá nada bueno y sé que ya me dijiste que acabas de conocer a Leonardo pero cuando lo sigas conociendo veras que es un bombón y no dudaras en comertelo, ni sabrás que existen personas que se llaman Carlos en el mundo.- No pude evitar reírme por ese comentario, la golpee con la almohada en forma de juego, ella me respondió con la misma acción, después de habernos golpeado varias veces como niñas locas, se fue a su cuarto, apague la televisión y empecé a mirar el techo, no quería arruinar mi amistad con el chico que me soporto en muchísimas ocasiones, sin embargo, no tenía chispa, sentía que todo era obligado, de repente se me cruza en la mente Leonardo, me caía bien, había algo de aquel que me llamaba la atención, omitiendo la parte de su fisico super perfecto, su carácter tenía algo bueno y para que a mi prima le cayera y hablara bien de éste por algo debía ser, el verano apenas comenzaba y no quería ver cómo terminarían las cosas.

Let the party begin mother fuckers (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora