Let the party begin mother fuckers (Editando)

16.- Cena

-Leonardo, te voy agradecer que si quieres demostrar tu afecto con mi hija lo hagas de una forma apropiada, y con eso me refiero a que simplemente una agarrada de manos y si acaso.- Protestó mi padre, serio.

-Ricardo, no seas asì, es amor de juventud, como si tu nunca lo hubieras sentido.- Me defendiò Grace

-Mira, yo a su edad, la mayor muestra de afecto que le demostraba a una chica era un beso en el cachete y eso ya era demasiado.- Refutò de nuevo èl

Todos reìmos a esto, estábamos en la arena tomandonos una cocada; la razón por la que mi padre empezò hablar de esto es porque el chico de cabello rubio me dió un simple pico en los labios, lo que no se había percatado de que mi padre ya le tenía puesto el ojo de hace rato, yo sin embargo me sentì apenada, ya sabía lo que conllevaba esto màs tarde, mi padre me daría la tan esperada "charla" si saben a lo que me refiero.

-No le veo el chiste, hablo sumamente en serio.

-Por favor, cielo, dales un respiro.- Me volviò a defender Grace, la madre y el padre de mi hermoso chico sòlo se dedicaban a escuchar y reirse de la conversaciòn, su hermana Martha llevaba puesta su atención en su celular todo el día, Yessica llevaba rato tratando de ligarse a él que me dio clases de surf, estando en la orilla con los intentos desesperados que procedía a ejecutar, causando una risa interna en mí, mi queridisima prima tomaba el sol como si no hubiera mañana. Pasamos  gran parte del dìa en la playa como ya llevábamos haciendo tres dìa consecutivos, como de costumbre al ya empezar ocultarse el sol nos fuimos al hotel para poder cenar en los restaurantes que se colocaban en la playa de la noche, siendo una especie de fogata.

-¿Còmo la han llegado a pasar?.- Preguntò mi futura suegra, ehm... Perdon, quise decir la madre de Leonardo.

-Bien, ha sido bastante divertido.- Respondimos cada uno, sin embargo Martha ni se molestò en responder ya que seguía hipnotizada con su celular, a mi en lo personal ni me molestaba, pero al parecer su padre no pensaba igual.

-Martha, ¿puedes ser màs maleducada con ese bendito celular?.- Le regañò aquel

-No.- Respondiò ella con simpleza

-No seas insolente niña gafa.

-Ok.- dijo ella

-Martha, te estoy hablando, mirame por lo menos cuando lo hago jovencita.- Ok, momento incomodo en donde presencias un regaño en frente de todos, la chica de cabellos rojizos levantò la mirada con fastidio a su padre.

-¿Sí, papá?.- Preguntò con la mandíbula tensa y los dientes apretados

-Te dije que dejaras el aparatito ese, no es la primera vez que te lo digo, coño.- Escupiò èl

-Cariño, cálmate.- Susurró Leticia

-Nada, tiene que aprender a tener modales.- A esto Marta se levanta de la arena caminando lejos de allí, mi familia y yo sólo tuvimos la opción de estarnos callados.

Estando el sol oculto, dando paso a la luna, significaba la hora de ir a nuestros cuartos puesto que Leticia pensaba llevarnos a un restaurante muy lujoso cerca de la playa, me bañe, sequé y vestí con un vestido blanco que me llegaba por la mitad de los muslos, mi cabellera negra suelta agregando una flor por detrás de mi oreja, un poco de máscara de pestañas, brillo labial y lista para irme.

-Saldremos mañana si no se apuran.- Exclamó mi padre fastidiado a mi prima y amiga que siempre tardaban en arreglarse.

-Ya vamos.- Exclamaron las chicas al unísono, cuando ese "ya vamos" duró 10 minutos más, pudimos salir al fin de la habitación, nos encontramos con Leticia, Leonardo, Martha y Daniel hablando animadamente en los asientos del living, aunque la pelirroja no se notaba con ese amigable estado de ánimo que normalmente habitaba en ella, ya que de a lejos se podía ver el enojo y fastidio que residia en ella, parecía como si tan sólo una persona se le ocurriera tocarla seria su ultimo respiro.