-Hogar dulce hogar.- Suspira Verónica soltando su bolso en el suelo de la sala, resoplo y no quito aquellos pensamientos de aquella noche, me cuesta superarlo, me siento avergonzada, creo que cada vez que vea a Leonardo me colocare una bolsa de papel en la cabeza para que no reconozca mi identidad y sé que estoy actuando de manera inmadura e infantil pero tal vez soy así, inmadura e infantil con respecto a los chicos porque mírenme, o sea nunca he tenido novio en toda la secundaria y menos uno tan hermoso como Leonardo, ni el tarado de Jordan era tan glorioso verlo a los ojos, aparte de que sólo me queda Yess porque Carlos ya no quiere saber nada de mí y no lo culpo, tengo ese sentimiento en mí de querer pensar diferente, no tener tanto miedo al actuar, no tener miedo de decir cualquier cosa, preocupada del que dirán, estoy harta de la sociedad, estoy harta de hacer lo correcto o ¿qué diablos estoy hablando? Ni siquiera se de lo que hablo, el viaje y los sucesos me tienen aturdida, necesito olvidarme de toda mierda, necesito, necesito pensar, yo misma, una noche de diversión para mi, sonara loco, sin embargo, lo que sucede en mi vida, no tiene sentido.
Me encierro en mi cuarto metiéndome de una vez en la ducha, al salir fresca y limpia, me coloco el mejor vestido de mi armario, su estructura consiste en ser blanco, ajustado en la parte del busto y suelto en el torso, me llega hasta la mitad de los muslos, sandalias rojas, no me apetece llevar tacones, prefiero estar cómoda esta noche no quiero impresionar a nadie solo divertirme; cabello suelto, bolso de mano rojo, maquillaje sencillo, resaltando mis finos labios con un brillo ligeramente rojizo. Bajo las escaleras rápidamente y observo de que mi padre no esté en la sala ya que si me llegase a encontrar, preguntaría a donde iría y con quién, lo menos que necesito ahorita es dar explicaciones, sin mucho ruido salgo de la casa para encaminarme a la disco más cercana y beber hasta perder mi conciencia o por lo menos lo suficiente como para olvidar todas las estupideces que pasan por mi mente, porque eso es lo que hacemos lo adolescentes ¿no? Hacer cosas estúpidas cuando sentimos que todo pasa muy rápido, las decisiones que tomamos nos asustan, queriendo escapar de vez en cuando.
El taxi me deja en la disco más cercana, al parecer es nueva porque no la he visto por aquí, me encojo de hombros y camino a la entrada.
-Identificación señorita.- Me habla lo que supongo el guardia de la entrada que podría hacerse pasar por un matón o boxeador, trago saliva y rezo en mi mente en haber traído la identificación falsa que hizo verónica, así de distraída estaba que no me acuerdo si metí o no la identificación en el bolso de mano; al buscar unos segundos ya logro respirar pues si estaba allí, se la entrego con una sonrisa tratando de que parezca natural, el hombre matón vacila unos segundos mientras ve la identificación pero al fin y al cabo me deja entrar. La música de Welcome to Ibiza de Tiesto sonaba a todo volumen dejándome aturdida por unos instantes pero el dulce aroma del alcohol ha hecho la calma al instante, la gente bailaba al ritmo de la música mientras que otras personas se daban lata en los rincones, no me importo nada y esquivando a la gente de la pista llegue a la barra en donde un moreno me atendió con una sonrisa muy picara.
-¿Qué te sirvo?
-Una margarita.- le devuelvo la sonrisa, aquel se va sosteniéndome la mirada por unos segundos, espero mi bebida mirando hacia la pista, observando cómo la gente se mueve, wuau esto se ve muy bueno, ya me pican los pies para bailar, nunca había salido así sola, me empieza a gustar más la idea; minutos después el bartender regresa con mi dulce pedido seguido con un guiño, le respondo con una sonrisa y un gracias, la hora de tomar ha llegado, me deleito con la bebida dulce que baja por mi garganta, está tan deliciosa que me la tomo de un golpe.
-Wuau bonita, deja para el resto de la noche.- Me habló el moreno socarrón, el rubor aparece, luego me doy cuenta de mi expresión, no quiero ser tímida, por lo menos no por esta noche, subo la cabeza para inclinarme curvando mi boca en un gesto jovial, a solo unos centímetros de aquel, viendo su expresión de labios entreabiertos y ojos semi cerrados, le digo.
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Let the party begin mother fuckers (Editando)
Ficção AdolescenteMy life is a Mess and I need some descontrol