Extra #1

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Re-capitulando:

Con su alma en un hilo Emily, sin que nadie la invitara, entra a la cocina y ve a un Bradley todo infenso y frustrado recostado en un pequeño rincón de la cocina. Entonces, cuando el siente su presencia la mira directo a los ojos y es ahí cuando el corazón dolido de Emily comienza a latir.

-¿Puedo pasar?- el asiente mientras ella retira una lágrima que bajó por su mejilla. -Tu hija creció muy rápido ¿no?-

-Demasiado.- se sonríe. -Pensé que lo que sentía por ti se habia esfumado pero no... aún esta aquí. -

-Yo pensé lo mismo. Nuestros hijos querían que esto pasara ¿crees que volvamos a ser los mismos jóvenes de antes?- el niega con su cabeza y ella contesta su propia pregunta.

-Nunca dejé de amarte Emily.-

-Yo tengo muchos recuerdos muy hermosos contigo Bradley. Nunca te olvide y aunque no puedo decirte que te amo, porque amo a Ryan todavia, puedo decirte qud puede pasar.-

-Prometo cuidarte y sanar las heridas de tu corazón. Esta vez no me comportare como un patán Emily. Dame una oportunidad.-

-Solo habrá una Bradley, solo una. - retira las lagrimas de su rostro y un escalofrío recorre su cuerpo cuando siente las manos de Bradley acunar su rostro. Entonces es ahí cuando sus labios se juntan dándole la bienvenida a un nuevo futuro. Un futuro juntos.
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-¿Mamá?- esboza con confusión su hijo mientras ve como Bradley y ella se miran. Sus miradas son distintas, Emily lo miraba como si estuviera agradecida y Bradley como si la amara. Y así mismo era, aquella conversación y aquel futuro juntos era solo una pequeña imaginación que Bradley había hecho en su mente, era lo que el quería escuchar. -¿estás bien?- Emily giró la mirada a su hijo y está cambio por una dulce mientras asentía. Ella era la luz de sus ojos y el para ella lo era todo. Más aún cuando lo miraba y se daba cuenta que era idéntico a su padre.

Ryan había sido todo para ella, había sido su mejor regalo, pero sin importar, la vida fue tan bella con ella que le regaló dos hermosuras más para así tener mil y una razón para amar a Ryan cada día que pasaba. Bradley pues, se alegraba que el estuviera bien, pero no quería saber si el aún la amaba o no, Ryan le había dado una serie de permiso para volver, pero... ¿qué pasa si ya ella no lo ama? Pues Ryan los había opacado a todos, no quería a nadie más.

-Creo que debemos irnos Dereck.- y entonces Bradley entendió dentro de su ser que ella ya no era la misma chica indefensa de la que el se enamoró.

-¿Podemos hablar un segundo?- esbozó. Ella solo pensó en que discurso tendría Bradley, pero aún así asintió sin decir una palabra. -Escucha yo...- ya lo entendía, conocía a Bradley demasiado. Ya su sonrisa se notaba nerviosa, iba a cometer  un error. Y así mismo era, el solo pensaba en que tanto la amaba y estaba dispuesto a decírselo, todo antes de que ella lo interrumpiera.

-Bradley, entiende una cosa. Nuestros hijos están "saliendo"- hace unas comillas al aire mientras gira los ojos -pero eso no significa en lo absoluto que tengamos que revivir el pasado. Yo solo quiero que esto...- los señala a ambos como si nada, mientras Bradley el corazón le late a mil millas por hora. -sea una simple amistad, haciendo de cuentas que el pasado nunca..- recalcó mucho aquellas letras, mientras Bradley sentía dolor en su pecho.- nunca pero nunca surgió ¿entendiste? - el solo asintió pensando en lo egoísta que estaba haciendo mientras se ligaba las curvas de la chica. Era hermosa, cada centímetro de ella lo hacía volverse loco, pero entendió que ya no era correspondido. Eso solo había sido en su juventud y el lo echó a perder. Así que tenía que quitarse eso de la cabeza porque entonces sonaría masoquista y no lo quería.

El profesor y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora