Eternos «Jeff The Killer» ||Book 2||.

008.

Seguí a Jeff hacía la entrada. Él forzó la puerta y entramos. Hubo algo que se me hizo sumamente extraño; todo seguía preservado a pesar de que ya nadie vivía allí; era como sí todo el incidente hubiese ocurrido el día anterior.

La luz de la mañana iluminaba la casa, así que me abrí paso detrás de él, observando a mí alrededor.

Jeff caminaba lentamente, rozando todo a su alrededor; la casa estaba llena de un manto de suciedad y polvo.

Decidí quedarme quieta, tratando de permanecer tranquila. Me daba algo de miedo estar aquí.

Jeff pasó a mí lado, dirigiéndose hasta un gabinete bar que estaba detrás mío.

Sin pensar mucho, me dirigí al único sofá que había en aquella estancia, y me acosté. Quería descansar de toda ésta mierda aunque fuera un poco.

***

—¿Mamá?— Pronunció Jeff, como si fuera un niño asustado que acababa de salir de una pesadilla.

En aquel momento, Elizabeth despertó, mirando al asesino. Se encontraba arrodillado con el cuchillo a un lado, hablándole a alguien enfrente suyo. La chica no logró distinguir a nadie, por lo que se incorporó, sin despegar la mirada de él.

—No quería hacerte daño a ti o a papá... Lo siento mamá.— Dijo, mientras su voz se quebraba. Liz observaba la escena, pensando en que nunca había visto a Jeff tan vulnerable ante ella. Sintió un dolor en el pecho, asumiendo que verlo así era devastador.

Se acercó y oyó una voz diferente a la de Jeff, la cual la dejó helada.

—Jeffrey, ambos lo sabemos. Sabemos que nunca harías algo para dañarnos. La única cosa con la que siempre nos matas es con tu amabilidad.— Susurró una voz de mujer. Elizabeth sintió como el miedo le recorría la piel.