011.

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Sentí como recuperaba mí conciencia gracias a el movimiento bajo mí cuerpo. Mis párpados pesaban y mí boca estaba seca.

Al lograr abrir los ojos, divisé que iba en un auto. Los recuerdos del enfrentamiento con aquella criatura regresaron de golpe a mí mente. Jeff desapareció, luego... Mamá.

Me incorporé rápidamente en el asiento, y observé al conductor.

Era la misma mujer que me había ayudado cuando desperté apuñalada.

Creí que era mamá... Joder, el parecido era impresionante.

—Oye... ¿Qué estás haciendo?— Dije, palpando mí cabeza. Tenía un dolor leve.

—¡Elizabeth, gracias a Dios estás bien!— Dijo ella, con lágrimas en los ojos.

—¿Cómo... sabes mí nombre?— Solté, haciendo una pausa gracias a el dolor que me atenazaba.

—Yo no debo decírtelo...— Pronunció, apretando las manos en el volante hasta que sus nudillos se tiñeron de blanco.

—¿Decirme qué?— Ella lloraba, mientras yo seguía aún más confundida.

Paró el auto ferozmente, y me miró por encima de su asiento.

—Soy... tu madre Elizabeth. ¿Ya me olvidaste?

La sorpresa me invadió, y sin saber como más reaccionar, salí del auto.

Ella imitó mí acto, mientras se acercaba a mí.

—Dios, como lo siento...

—¡No puedes ser ella! ¡La enterramos, yo vi su jodido cadáver! ¡¿Quién eres, quién carajos eres en realidad!?— Le grité llorando, mientras retrocedía un poco. Debía ser un sueño... O una pesadilla.

—No sabes nada... ¿Me dejarás explicarte?— Preguntó.

—Adelante.

Ella suspiró y empezó:

—Primero que todo debes saber que mí vida era un asco, ¿sí? Tú padre estaba tan ausente, me encontraba sumamente sola... Aún no habías nacido. Cuando cumpliste un año, conocí a un hombre maravilloso... Dios, como lo amaba. Decidimos adoptar a un niño, ya que no pude quedar en embarazo. Lo llamamos Jeremy. Él creció, siendo un año menor que tú.— En ese momento tomó una pausa, mientras yo lloraba en silencio:— Tu padre nisiquiera notaba mi ausencia. Cuando cumpliste quince años, decidí liberarme de todo aquello... Ese día peleé con tu padre, y todo éste asunto del accidente fue una farsa. Tu padre despertó pensando que yo estaba muerta, pero no. Conseguí mucha ayuda para fingir mí muerte... El cadáver en mí tumba es de otra mujer. Tuve que mover cielo y tierra para hacer todo ésto creíble, para ser feliz...

—Me abandonaste.— Dije, con la voz rota por las lágrimas. Genial, lo único que me faltaba.

—Quisé volver a por ti, pero no supé como, Liz. Jeremy creció, y su padre falleció, me necesitaba...

—¡Yo también te necesitaba!— Le grité. Sólo pensaba en ella...

—No hay cosa que lamente más que haberte dejado. No sabes cuanto me duele hasta el día de hoy... Pero, cuando te vi tirada en aquella carretera, deseé volverte a tener en mí vida. Antes de eso, te vigilaba día a día, queriendo tener a mí hija de vuelta, pero... Tenía miedo. Miedo de tu rechazo...

Sollocé, mientras cerraba los ojos.

—Mis decisiones no han sido las mejores, al igual que las tuyas... Pero no quiero volver a perderte Elizabeth.

Abrí los ojos y la observé: lloraba mientras me miraba a los ojos, esperando mí respuesta.

Sin pensar, la abracé rápidamente. Ella suspiró y me devolvió el abrazo fuertemente.

Al fin la tenía otra vez. No era la mejor... Pero joder, la amaba.

Eternos «Jeff The Killer» ||Book 2||.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora