034 <Capítulo extra>

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Y allí estaba yo, sentado en aquel turbio bosque en el que solía escabullirme para escapar de la justicia que iba a por mí desde hace tanto. Ahora mismo no le ponía demasiada atención a eso; sólo quería un momento a solas conmigo mismo, como lo solía tener hace tantos años.

Hace dos meses, Elizabeth había fallecido entre mis brazos, desangrándose a cada segundo que pasaba. Ésta vez no pudo huir de la muerte... ésta vez no tuvo una segunda oportunidad. "Agotó sus siete vidas..." Me recordaba a diario burlonamente.

Revivía aquel instante como si hubiese transcurrido tan sólo hace unas horas.

Había agarrado mí mano, dándome a entender que todo iba a acabar. Lentamente, su agarre se debilitó, hasta que su pequeña mano abandonó la mía. Sus labios perdieron la calidez característica, hasta quedar fríos y sin vida. Sus brillantes ojos verdes se perdieron ante los míos, cerrándose con cautela. Nunca más volvería a verme, jamás volvería a besarme, y lo peor, nunca volvería a ser mía.

Lo que más dolía era que jamás podría decirle las cosas que por miedo nunca solté. Jamás le diría que la quería, que la adoraba como nunca había llegado a adorar a alguien más. Que me encantaba verla cuando se distraía, o cuando el rubor inundaba sus mejillas, haciendo de su rostro el escenario más hermoso. Jamás podría contarle lo que florecía en mí pecho cada vez que la veía sonreír, o tratando de ser fuerte. No habría forma, ella ya no era más que un recuerdo, el cual me atormentada día a día.

Apreté la pequeña lata de cerveza que tenía en la mano, hasta que el líquido gaseoso desbordó sobre mí blanquecina mano.

Una lágrima traicionera brotó de mis ojos, y rápidamente la limpié de un manotazo. Me había prometido aproximádamente diez veces no volver a llorar por aquella mujer que no había podido disfrutar de su vida junto a mí; y aún así, lloré una vez más, sabiendo que no sería la última.

Unos pasos se aproximarón hacía mí, y una voz femenina habló:

—Vaya..., y yo que creía que debías estar matando gente.

—Wao, Jane. Creía que después del funeral no volvería a verte.— Refunfuñé por lo bajo.

Ella se encogió de hombros, restándole importancia, para luego sentarse a mí lado.

—La extraño. Joder, la extraño muchísimo...— Admití ante ella.

Jane suspiró levemente.

—Sí... Yo también.

Nos sumimos en un silencio incómodo. Actuabámos como si fuésemos una especie de amigos, lo cual era extremadamente raro.

—La quería..., maldita sea, la quería más que a nadie. Me la arrebataron, siendo ella la única que podía ayudarme a sobrevivir. Me la quitaron como sí no significara nada...— Dije más para mí mismo que para Jane.

—Ahora sabes cómo se siente.

Ella cerró la boca y yo caí en cuenta a que se refería.

—Jane..., mierda, yo... De verdad lo siento. No sabía que... Enserio lo siento.

Ella me miró a través de aquella máscara, y agitó la mano levemente.

—Olvidalo... No es el momento.

Asentí.

Jane había aparecido en el escenario que compartíamos Elizabeth y yo el día de su muerte. Me hizo despertar de aquel trance, ayudándome a escapar ya que la policía iba en camino. Escapamos, dejando a la única mujer que había llegado a querer ahí tirada, sin nada más que decir. Elena y Jeremy desaparecieron por completo sin dejar rastro, impidiendome cobrar la venganza que tanto quería. Irónico ¿verdad?

Nunca había sentido algún tipo de compasión u arrepentimiento, pero como muchas otras cosas en mí vida, ésto había cambiado ante la llegada de Elizabeth.

Su salida de mi vida me había dejado completamente mal, hecho una mierda. Pero, al mismo tiempo, ella había revivido algo en mí que realmente creía haber enterrado; algo que creía haber estancado para siempre.

Y entonces, así transcurría mí vida: matando para saciar el ansía, huyendo de lo bueno y ahogando las penas en alcohol, sólo con un pensamiento puro en la mente; Elizabeth.

Sea como sea, jamás la dejaría ir. Su recuerdo estaría forjado en mí consciencia para siempre; yo mismo me aseguraría de eso.

Siempre la querría tanto como lo hice cuando estuvo viva, y aunque me torturara cada vez más, seguiría recordando aquel nosotros por el que quise luchar, estropeándolo todo en el intento.

Siempre sería mía, e inconscientemente, yo siempre sería suyo.

Siempre seríamos eternos.




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¡Holaaa!💘👣.

Bueno, primero que todo quiero agradecer a cada lector que se tomó el tiempo de leer pequeña historia. ¡Espero la hayan disfrutado muchísimo! Y que sepan que todo éste esfuerzo es únicamente para ustedes :') 💞.

Espero que ésta no sea la última vez que nos leamos💘.

¡Muchas gracias por leer!💞.

Eternos «Jeff The Killer» ||Book 2||.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora