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—Prometeme que ésta será la última vez que haga ésto.— Murmuró mamá, aplicando un medicamento en mí herida de la espalda.

—Claro...— Dije en voz baja, mientras estaba recostada boca abajo.

Era sábado, y una lluvia torrencial azotaba la ciudad.

—Sí te hubiera pasado algo...—Empezó.

—No fue nada, mamá. Estoy bien, logré huir.— Dije.

—¿Y sí no hubiera sido así?— Dijo, exasperada.

Bufé y decidí no hablar más.

Oímos pasos apresurados que se avecinaban hacía mí habitación. Alcé la cara levemente, mientras Jeremy aparecía agitado en el umbral de la puerta.

—Debes ver ésto.— Dijo, para tomar el control remoto de mí televisión.

Una mujer informaba desde la discoteca de anoche. Decía:

Informamos desde el centro de la ciudad, donde ésta discoteca ha sido el epicentro de una confrontación de dos personas, de las cuales una de ellas fue identificada como la buscada cómplice del asesino maniático Jeffrey Woods. Se desconoce el paradero del hombre, pero ahora mismo la mujer está siendo interrogada para dar con su ubicación lo más pronto posible. En cuanto a su rival, se desconoce identidad y motivos del sangriento encuentro, que deja como resultado una mujer herida.
La comunidad se siente más aliviada, pero todavía queda una persona por capturar. Seguiremos informando.

Mamá y Jeremy me miraron en silencio, mientras yo seguía sin soltar palabra alguna.

***

Pasada la lluvia, decidí salir a la entrada de mí casa. Me senté en ella y encendí un cigarrillo.

Froté una mano contra mí rostro y suspiré. Todo ésto era muy complicado. La paranoia no paraba, y sentía que en cualquier momento Jeff aparecería otra vez.

Fumé un cigarrillo tras otro mientras observaba el gran bosque que se extendía enfrente mío.

—Hey.— Dijo un compañero de mí salón, pasando casualmente por mí casa. Se llamaba Jack.

—Hola...— Dije. Él subió las pocas escaleras de la entrada y se sentó a mí lado, observando como yo el bosque.

—¿Por qué tan sola?

—Pues.... Así estoy siempre.—Dije.

—¿Por qué?— Preguntó en tono amable.

Yo miré sus ojos café claro y él sonrió, incitándome a responderle.

—Todas las personas cercanas a mí vida terminan...— «Muertas» me parecía un término bastante aterrador, por lo que dije:— Alejándose.

Él asintió y soltó:

—No entiendo el porqué. Eres grandiosa, Elizabeth. Aunque no hablemos mucho y seas algo cerrada, he podido notarlo.— Oh no... No me jodas con esa labia ahora.

—Gracias...— Dije, tratando de ignorar el claqué que se formaba en mí estómago.

—Me gustaría conocerte aún más.

A éste chico lo conocía sólo desde hace algunos meses, pero si le permitía conocerme "aún más" o lo que fuera, eso acabaría mal.

—Yo... No lo sé. Ahora mismo todo está patas arriba en mí vida.

—Sí sigues así, acabarás sola.— Bromeó.

—Ese es mí plan.—Dije, y reí.

Él se paró y se posó enfrente mío.

—Fue un gusto verte, pero debo irme.

—Cuidate.—Dije sonriéndole.

Él imitó mí acto, y sin más, se fue.

Me sentí un poco más alegre y seguí sonriendo estúpidamente, para luego entrar a casa.

***

Llegada la noche, pasé tiempo de calidad con mí pequeña familia, y luego me dispuse a acostarme.

Entré a la habitación y bostecé, mientras cerraba la puerta.

Me quité la camisa y cuando iba a seguir desvistiéndome, un pequeño timbre llamó mí atención. Tomé mí teléfono y tenía un mensaje nuevo:

«Me gustó mucho verte hoy ;)»

Reí levemente y devolví el teléfono a su lugar.

Ya con el pijama puesto, noté que las cortinas seguían abiertas. Genial.

Me apresuré a cerrarlas, pero de reojo vi el bosque por mí ventana.

Corrí un poco la cortina y noté un movimiento lento pero definido allí. Miré del todo y temblé.

Jeff me saludó con su mano, para luego bajarla lentamente. Con la cabeza, negó, mientras apuntaba hacía mí con su cuchillo.

Cerré la cortina rápidamente y sentí como el aire se escapaba de mis pulmones.

¿Cuándo acabaría todo ésto?

Eternos «Jeff The Killer» ||Book 2||.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora