Esperamos mucho este momento: lo planeamos, lo pensamos, lo imaginamos. Dudamos, pero finalmente nos decidimos. Y jamás nos arrepentiremos, eso podemos asegurarlo. Después de varios meses de viaje y de miles de kilómetros de ruta recorridos, un 15 de marzo nos despedimos de India y accedimos a la República Islámica de Pakistán.
Pero lo que estamos viviendo excede con creces la capacidad de la imaginación. Cada día es una nueva sorpresa, un nuevo aprendizaje, un nuevo momento de plena felicidad. Si bien tenemos que decir que somos primos o amigos (con la imposibilidad de tomarnos de la mano, darnos una caricia, besarnos en público), tratamos de que esa "distancia" no nos entristezca, no nos juegue en contra. A veces cuesta; a veces nos olvidamos. Cosas que pasan.
Cuando entramos en Pakistán desde Amritsar, India (la frontera más amigable, diría yo), un militar de frontera abrió la reja que divide ambos países, nos miró y dijo "¡Bienvenido a Pakistán!". Desde esa primera persona que conocimos en suelo pakistaní hasta la última del día de hoy, todos nos dieron la bienvenida: en sus negocios, en sus casas, en sus vehículos, en los pueblos, en una mesa. Siempre fuimos bien recibidos, o mejor dicho, bendecidos con las palabras mágicas de you are my guest (eres mi invitado, mi huésped). Y es que en Pakistán la hospitalidad es parte de la tradición. Y la tradición sí que es algo que pesa fuerte acá. Por eso la camaradería, la amistad, la familia, el saludo As-salāmu ʿalaykum (que la paz sea contigo) y en sí, el preocuparse por el otro, se respiran constantemente en Pakistán. Te cuidan tanto que pueden llegar a ser sobreprotectores, especialmente en zonas militares. Lo más loco es que no estamos acostumbrados a esa hospitalidad, cosa que me hizo sentir algo incómodo: no me dejaron pagar ni una miga de roti.
Todos sabemos que es un país con muy mala fama en la prensa internacional y al que muchos aconsejan no venir. Todos sabemos también que podemos ir más allá de la CNN y del "me dijeron que". Lo que hace un poco complicado el viaje, lejos de esa peligrosidad que nos venden los medios, es la poca infraestructura turística del país. Y la estadía, la falta de electricidad y sus cortes programados; un problema que atraviesa todo el país.
Hoy podemos decir más que nunca que a un país, a un viaje, a lo realmente sublime no lo hace una montaña o una playa, sino su gente. Alhamdullilah que vinimos a Pakistán!
Ah, el amor...
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Hola, gente!
Sorpresa-sorpresa! Se esperaban a Tommy y a Maxi en Pakistán? :D
Roti: pan pakistaní.
Alhamdullilah: "Alabado sea Dios".
Bueno, les cuento! Yo nunca estuve en Pakistán (espero ir algún día), así que los textos están basados en el diario de viaje que hizo mi amiga Ayelén junto a su marido, Eric. Todas las fotos que ilustrarán los viajes pertenecen a Eric Lancon y, por supuesto, tengo permiso para usarlas :) Espero que disfruten esta nueva parte de la novela y de las hermosas fotografías de Eric y Ayelén.
Y tengo una invitación para hacerles! El 23 de abril es el Día del Libro y en mi fanpage de Facebook estoy sorteando eBooks que tengo a la venta con editoriales: Noches de luna roja (Ediciones el Antro) y Todos mis sueños, tuyos (Editorial Stonewall); y Adonde va lo que desaparece.
Para participar solo vayan a esta publicación:
https://web.facebook.com/SofiaOlguinEscritora/photos/a.744078098943732.1073741827.338952809456265/1510808682270666/?type=3&theater
Me despido con un fuerte abrazo y nos vemos la semana que viene ;)
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Mi cielo al revés (terminada)
RomanceMaximiliano está cansado de guardar secretos. Tiene bastantes, pero hay dos que últimamente le quitan el sueño. El primero: es gay y está enamorado de Tommy, el mejor amigo de su hermana. El segundo: no quiere ser abogado como su hermano, su padre y...