5. Irán

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—¡Bienvenidos a la República Islámica de Irán! —dijo aquel militar que chequeaba nuestros pasaportes y levantaba con su brazo un telón imaginario como abriéndonos el camino a su tierra.

Paso a paso, el caos iba quedando atrás. Habíamos sobrevivido a Afganistán, que no es poco, y entrado en tierra de persas, kurdos, baluchis, turcomanos y árabes, pero nuestro primer contacto humano fue con los taxistas. Un hombre nos llevó hasta Taybad donde descansamos en la casa de nuestro amigo Morteza y de allí seguimos hasta Birjand, una ciudad de montañas y castillos, olvidada por viajeros y turistas, pero que nosotros aspirábamos conocer. En el camino, un camión nos dejó en la entrada de Khaf, un pueblo intrascendente pero donde los polis del checkpoint lo hicieron famoso por demorarse una hora mirando nuestro pasaporte y otra para hacer una fotocopia del mismo. El chiste no había terminado: 

—¡Tienen que ir hasta la central policial para que el jefe los conozca! —dijo el inspector exponiendo su sonrisa ante nosotros.

Tener la visa de Afganistán en el pasaporte es una visa a la sospecha y la desconfianza, sobre todo en esos pueblitos donde no acostumbran pasar forasteros.

De hecho, no es casual que desde que tenemos esa visa hayamos sido detenidos y demorados en 3 de los últimos 4 países por los que viajamos.

Más aburrida que la burocracia policial es hablar sobre ella porque, en fin, el chiste terminó a las 5 horas cuando el jefe de Khaf vino con un papel en persa que debíamos firmar para nuestra liberación.

—Pero... esto está en persa. ¿Cómo voy a firmar algo que no sé qué dice?

—Emm... bueno. Lo firman, ponen sus huellas digitales y listo.

Cuando Tommy le sacó una foto al papel para enviárselo a Morteza y que nos decodificara esos símbolos, el jefe abrió los ojos, se rascó la cabeza y dijo:

—Nooo, no, eeemn, borre la foto y puede irse, señor.

Queríamos irnos, así que Tommy borró la foto mostrando serenidad y a los quince minutos estábamos en un Mustang que iba para nuestra misma dirección. Llegamos de noche y, en conclusión, conocimos Birjand.

Pero lo que nunca conocimos, claro, es el contenido de la carta del policía, que siempre quedará como un misterio.


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Hola, chiquis! 

Perdón por no haber actualizado el viernes! Fue un fin de semana movidito :)

Espero que les haya gustado el viaje de hoy y gracias por seguir leyendo.

Besos! :***

Mi cielo al revés (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora