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Los días pasaron y no volví a pensar en Tayler de otra manera que no fuera mi guardaespaldas y el seguía siendo tan frío como siempre. De vez en cuando lo veía hablando por teléfono pero cada vez que me acercaba él colgaba, mi mente imaginaba que quizá su familia lo echaba de menos, pero ni siquiera sabía si tenía una, sabía que su padre se había ido y que la niña pequeña la cual tenía tatuada significaba algo importante para él pero eso no me decía nada, no tenía la más mínima idea de quién era el.

Las clases me estaban matando, pronto vendrían las vacaciones y los profesores aprovechaban para torturarnos con las infinitas tareas que nos dejaban. Dormía hasta la madrugada terminando las tareas y eso había causado ojeras debajo de mis ojos, no saben cuánto deseo que las vacaciones lleguen ya. Entre en la biblioteca después de las clases, estaba casi llena por todos los estudiantes que como yo buscaban ayuda en los libros. Encontré una banca vacía en un rincón de la biblioteca en donde casi no había nadie, necesitaba estar sola para poder concentrarme en lo que hacía, deje caer los libros en la mesa y me senté en la silla, entonces mi celular empezó a sonar, el número era desconocido así que desvíe la llamada y me concentré en leer, pero este volvió a sonar. Conteste una vez que sonó varias veces.

- ¿Donde estás? - fue lo primero que dijo.

- ¿Quien habla? - sabía que era Tayler pero fingí no saberlo.

- Tayler ¿Ahora me dirás dónde estás? - parecía nervioso.

- En la biblioteca. - dije sin más. Suspiro.

- Podrías habérmelo dicho. - yo fruncí el ceño. - Voy para allá. - dijo y colgó.

Él llego unos minutos después, me miró y su mirada se relajó. No entendí el por qué pero no dije nada. Se sentó en frente de mi en la mesa, podía sentir sus piernas rozar las mías por debajo de la mesa, me moví un poco pero eso solo hizo que se tocarán ahora, lo mire y el solo levanto una ceja. ¿Por que me pone tan nerviosa?
Busque lo que tenía que buscar en los libros, hice algunos apuntes en mi libreta y media hora más tarde ya estábamos afuera, Tayler caminaba detrás de mi sin decir nada. Eran casi las tres de la tarde y no quería llegar a mi casa a encerrarme en mi cuarto así que se me ocurrió algo.

- Iremos a la plaza, caminando. - dije sin más.

- Parece que está a punto de llover, no creo que sea buena idea. - añadió él.

Y si, el cielo estaba más gris que azul, pero no pareciera que fuera a llover, por lo menos en unas horas. Así que hice caso omiso a sus palabras y me encaminé hasta la plaza, estaba a solo unas cuadras de la universidad así que no nos tardaríamos mucho en llegar.
El caminaba solo unos pasos detrás de mi, podía sentirlo con cada paso que daba, no quería que la gente me mirara raro por tener  un guardaespaldas así que me detuve y espere hasta que él estuvo a un lado de mi, me miró confundido pero no dijo nada, entonces una gota cayó en mi rostro golpeando mi mejilla. El miró hacia el cielo y otra gota también se estrelló en su rostro. Y segundos después miles de gotas cayeron a nuestro alrededor. Supuse que él me reclamaría por qué me lo advirtió hace unos minutos, pero en vez de quejarse, tomó mi mano y empezó a correr haciendo que yo también lo hiciera. Entonces mi pie entro en un enorme charco y caí, si caí en medio de la calle, no había nadie viendo pero aún así me avergoncé. Levante la mirada, Tayler parecía asustado pero de repente soltó una carcajada. Nunca lo había escuchado reír y aunque no me agradó nada que se estuviera burlando de mí no pude evitar reírme también mientras intentaba levantarme.

- No es gracioso - Grite.

- Lo fue. - respondió entre risas.

No podía dejar que se siguiera riendo de mí así que levante mi pie dando una patada al aire y le lance agua del mismo charco en el que había caído, el dejo de reír y ahora fui yo la que rompió a carcajadas, ya estábamos mojados pero el agua aún se sentía fría. Él me lanzo una mirada retadora y empezó a lanzarme agua, yo le seguí el juego en seguida, hacia mucho que no tenía una guerra de agua y menos en la calle en medio de una tormenta.
Minutos después estábamos agotados de nuestro juego así que nos detuvimos, mi respiración estaba agitada por correr para evitar que me mojara pero aún así estaba escurriendo agua por todos lados, él se acercó a mi, levantó un poco su camisa y la enrosco para exprimirla y quitarle el exceso de agua que tenía, cuando lo hizo pude ver su abdomen marcado, así que aparte la mirada y aclare mi garganta.

- Vayamos a casa, necesito tomar una ducha de agua caliente - dije.

- ¿Así de nerviosa te pongo? - preguntó de repente haciendo que lo mirara inmediatamente.

- ¿Que? Eso quisieras - respondí aunque era verdad que me ponía nerviosa, solo un poco.

Entonces se acercó a mi, yo quise moverme pero mis piernas me lo impidieron, quería salir corriendo. Estaba solo unos centímetros lejos de mi, podía sentir su respiración en mi cabello y su pecho en mi hombro, dios, pude sentir como todo mi cuerpo se tenso al sentirlo tan cerca, él levanto una mano y la puso en mi rostro, yo tenía la mirada hacia abajo así que en cuanto sentí su tacto levante la mirada, parecía confundido pero no intento alejarse, entonces inclinó un poco la cabeza mientras miraba mis labios, no, no puede ser. ¿Quiere besarme?

- No. - logre decir con un susurro.

- No que...

Entonces reaccione, puse mi mano en su pecho y lo aleje cuando ya estaba a solo unos milímetros de que nuestros labios se tocarán, el cerro los ojos en cuanto lo aleje y yo empecé a caminar, pero solo había dado unos pequeños pasos cuando sentí su mano en mi hombro girándome y pegando sus labios a los míos. Su toque fue duro pero gentil a la vez, yo no intente nada más, solo sentía nuestros labios pegados, ya que el tampoco había hecho algún movimiento. Segundos después sentí sus manos posarse en mis caderas apretándome contra su cuerpo, yo abrí un poco los labios por la sorpresa y fue cuando me beso de verdad. Sus labios se movían suavemente sobre los míos y yo solamente me deje llevar. Tenía mis manos atrapadas entre nosotros así que me moví un poco, las subí hasta sus hombros y después acaricie su nuca y su cabello. Nunca me habían besado así, no es que haya besado a muchos hombres, de hecho creo que solamente había besado a uno.
Las gotas aún caían sobre nosotros cuando nos separamos, abrí los ojos, lo vi mirándome y sonrío de lado.

- Esto no...

- No digas que fue un error. - dijo.

- No lo fue, pero no estuvo bien.

- ¿Por que no? Somos adultos y no tiene nada de malo besar a alguien - ¿Adultos? Yo aún vivo con mis padres.

- Pero tú eres... - el hizo una mueca.

- Lo entiendo. - dijo pero yo no lo entendía.

- ¿Que cosa?

- Yo solo soy tu empleado. - sonrió con ironía.

- No es lo que trataba de decir. - el intento alejarse. - Me gustas. - solté sin pensar.'

Él no dijo nada, trató de sonreír pero pareció sólo una mueca, le di un pequeño beso en los labios y caminamos hasta el auto.

Mi Guardaespaldas. (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora