Prefacio

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Desde lo alto del recinto se introducía el sol del medio día, reclamos y protestas inundaban la sala, el parlamento contra la corte, hermano contra hermano, Athoniense contra Athoniense

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Desde lo alto del recinto se introducía el sol del medio día, reclamos y protestas inundaban la sala, el parlamento contra la corte, hermano contra hermano, Athoniense contra Athoniense.

-¡Estupideces!

Gritaban sin llegar a ningún acuerdo. El rumor de un levantamiento de armas amenazaba con destruir la poca estabilidad del reino.

-Los altos impuestos han provocado que cientos de miles vivan en la pobreza-impugnó el representante de la corte.

-Es la nobleza-gritaron al fondo- ellos no están dispuestos a sacrificar sus privilegios por el bien del reino.

-¡La única culpable es la monarquía y su deplorable capacidad para gobernar!

Las voces se intensificaron cuando la reina madre se levantó de su asiento, tomando el derecho para expresar su opinión sobre las acusaciones.

-¡Ingratos!-alzo una voz-la familia real se ha sacrificado por la prosperidad del reino entero desde hace más de cien años y así agradecen nuestro esfuerzo, lanzando injurias en nuestra contra cuando son ustedes los culpables. El poder los corrompió y ahora que el pueblo, exige sus derechos, ustedes vienen aquí y alzan la voz eludiendo su responsabilidad, incriminándonos de sus delitos. ¡Malditos! ¿Cómo osan venir a la morada del rey y levantarse contra él?

-¡Basta!- impugné. El recinto se quedó en silencio, nadie se atrevió a decir nada mientras me acercaba a mi madre, le di un beso en la mejilla para agradecerle sus palabras, su coraje para enfrentar a los traidores y su sagacidad para defender nuestro linaje. Se apartó dándome el derecho de palabra-¿Ustedes desean condenar el reino?

El silencio permaneció, así que miré a los presentes con gran indignación.

-Mi vida-expresé-siempre ha estado ligada al reino y a mis súbditos desde el día de mi nacimiento, fui coronado por ustedes y acepte mis obligaciones para con mi pueblo, la amenaza de un levantamiento de armas es motivo de alarma para quienes temen perder sus privilegios, pero para mí es la representación tangible de las decisiones equivocadas que tomaron algunos. Una solución fue lo que me solicitaron porque en su criterio soy el único responsable de la inmoralidad y de la corrupción de la sociedad. Como su rey, ofrezco como enmienda la corona a una nueva reina.

Los presentes se mostraron desconcertados, no daban crédito a mis palabras, supe cuáles eran las dudas que rondaban por sus pequeñas mentes. ¿Cómo una reina cambiaria el destino del reino?

-Un matrimonio que reafirme mi poder, que una naciones y disuelva la hambruna de nuestra gente es mi solución.

El silencio fue quebrantado por un mar de susurros, el viento era menos escandaloso que las personas frente a mí, hombres que sirvieron a mi padre y estuvieron a punto de traicionarlo por su ineficacia como gobernante. Sin duda alguna no confió en ellos, no obstante, no tengo otro remedio más que trabajar con ellos con toda las medidas para poder resolver y servir bajo mis propias reglas. Por esa razón necesito una reina.

Un aplauso fue precedido por una ovación de pies, las alabanzas no se hicieron esperar fue entonces que realizaron una reverencia ante mí. Señal que debía marcharme.

El silencio del pasillo disipo mi ansiedad, pero enseguida fue interrumpido por el sonido de unos tacones apresurados. Era mi madre

-William-su voz reflejaba preocupación-¿Estás menospreciándome? ¿Tú, mi hijo?

-Por supuesto que no, madre.

-¿Puedes explicar tu decisión?

-Mi decisión fue algo había estado meditando, pero es la oportunidad perfecta para demostrarles a esos aristócratas hipócritas que son ellos los que se equivocan.

-Si tratas de utilizar esta oportunidad para desposar a esa maldita princesa cromeniana estás muy equivocada si crees que lo permitiré-advirtió severamente.

-No me casaré con ella, ni con ninguna otra princesa, desposaré a una mujer de nuestro reino, les daré una lección a la corte y al parlamento, para que entiendan que la prosperidad de Athos no está allá afuera sino aquí.

-Entiendo que desees castigar a esos imbéciles, pero esta decisión realmente puede afectar al reino.

-Una reina inocente e ingenua nos dará la ventaja para exponer a quienes nos traicionaron y que intentan derrocar a nuestro linaje, ese absurdo rumor de una revolución es una estela de humo, personas muy poderosas están detrás de todo esto y no dudaran en utilizar a una reina con esas cualidades para cumplir con su cometido.

-¿Y si ella también te traiciona?

-Por esa razón elegiré con cuidado a mi compañera de vida. Una mujer que merezca ser llamada la reina y señora de este palacio- aclare para desvanecer su preocupación-perdóname, mi propósito no era desestimarte, te adoro y admiro todo lo que has hecho por el reino, pero es momento de que descanses de esas preocupaciones, mi reina y yo nos encargaremos de proteger este reino. Solo te pido que no te interpongas en mi decisión ni tampoco en mi relación con mi próxima reina.

Amor De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora