Capítulo 10

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—Piensa bien en la decisión que tomaras

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—Piensa bien en la decisión que tomaras.

Mi vista comenzó a nublarse con lágrimas, fluían una a una hasta resbalar por mis mejillas y caer al suelo. Como podía vivir sabiendo que mi padre seria encarcelado por mi culpa y mi madre y Jane, por muy indiferentes y egoísta que fuesen tampoco merecían vivir más penas de las que ya estaban atravesando.

—Tu padre tiene razón, no estas preparada para la corte, pero será mi trabajo de ahora en adelante que tu educación mejore para que te conviertas en una mejor versión de ti y como primera lección debes saber que una reina no puede llorar frente a nadie, debes mostrar fortaleza por ti y en este caso, tu familia, si al menos tienes el valor para hacerlo.

Limpie mis lagrimas tal y como ella lo demandaba, pero lo hice porque había algo de razón en sus palabras, no quería que ella viera mi debilidad, por mi honor y sobre todo por mi padre.

—¿Ya has tomado tu decisión?—asentí.— bien, si ya sabes lo que tienes que hacer has pasar a tus padres.

Me trague mi orgullo y al llegar a la puerta mire de reojo a la reina una última vez, me dirigía una mirada pesada, altiva y victoriosa. Giré la perilla y al abrir vi a mis padres, ambos mantenían una mirada pensativa, pero al percatarse de mi presencia instintivamente desvié la vista, no podía verlos a la cara.

—Pasen.

Volví a mi lugar frente a los ojos de la reina, un segundo más tarde escuché el sonido de la puerta cerrarse.

—Es un insulto que en su posición se atrevieran a negarse a cumplir una orden del rey— se quejó la reina mostrándose ofendida— por suerte, su hija es más prudente que ustedes dos.

Sentí la mirada de mis padres sobre mí.

—Eso quiere decir que...

—¡Silencio!— bramo ante la interrupción de mi madre.

—Aun soy la reina y mientras lo sea nadie debe interrumpirme mientras hablo— mi madre agacho la cabeza ante su regaño— ustedes son una vergüenza, ni siquiera saben reconocer una oportunidad cuando se les da, pero al menos alguien aquí entiende de razones.

—Hija...—dijo mi padre en un respiro ignorando la molestia de la reina.

—De ahora en adelante se dirigirán a ella como alteza, agacharán la mirada y harán una reverencia en la presencia de la futura reina.

Sus palabras me obligaron a entender mi realidad, por más que me negara a creerlo, en efecto, pronto me convertiría en la reina, pero por la mirada que mi padre me dirigía comencé a sospechar que él dudaba de mi decisión.

—¿En verdad deseas esto? — insistió. Lo mire fijamente, no podía dudar, debía pensar bien mis palabras.

—Si, lo he pensado mejor papa

Amor De CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora