—¿P-por...que me besaste?—titubee y agache la mirada buscando un lugar donde posar la vista, un lugar a salvo de esa mirada profunda y de todo lo que me hacía sentir cada vez que me observaba.
—¿Te molesta que lo haga?—cuestionó, al mirarlo de reojo note que había alzado la ceja quizás entretenido por mi reacción—mi consejero, máximo cree que la llegada de la princesa de Cromenia puede llegar afectar la opinión que el pueblo tiene sobre nuestra relación, han pasado varios días sin que la gente e incluso la servidumbre no vea juntos, así que pensé que la mejor forma de evitar rumores absurdos seria demostrándonos afecto en público ¿Hay algún inconveniente?
El rubor de mis mejillas aumento al darme cuenta de que estaba pensando cosas que no eran y que William siempre tenía un porque para todo, para besarme o el verme desnuda, de cualquier forma estaba, por así decirlo, decepcionada y al mismo tiempo enfadada de que mi corazón estuviese confundiéndose y fuera el único en comenzar a tener sentimientos por alguien que tal vez no podía verme más allá de lo que representaba, una reina.
Deje escapar un sonoro suspiro. ¿Qué más podía hacer? ¿Enfadarme? Era caer en un juego interminable, en vez de eso asentí.
—¿Podrías advertírmelo con tiempo para no reaccionar del mismo modo?
—Por supuesto—pronuncio con cierto aire de elegancia, luego extendió su mano hacia mí—¿Nos vamos?
Después de dudarlo un par de segundos tomé su mano y él me guio hasta salir de aquel lugar, fue gentil y caballeroso mientras bajábamos las escaleras e incluso se molestó en tratar de limpiar el polvo que mi vestido había acumulado sobre las orillas, por supuesto lo hizo frente a un grupo de sirvientas que causalmente cruzaba por ahí y que inevitablemente se vieron obligadas a detenerse para realizar una reverencia en nuestra presencia.
—Sé que ya debes tenerlo en cuenta, pero mañana, arribara el cortejo del zar —expreso, aunque se dirigió a mí con la misma formalidad de siempre, esta vez me pareció que estaba más relajado—por lo que necesitaré que no te apartes de mi lado
Sentí un ligero enfado al escucharle mencionar el tema, pero me distrajo la forma en cómo me pedía estar con él durante el recibimiento a nuestras visitas.
Por protocolo, tú deberás ser la encargada de que la estadía del zar sea lo más placentera posible—expreso con la mirada seria y dejando escapar un suspiro.
Alce la vista algo asombrada por la formalidad con la que estaba tomando el tema.
—Por supuesto— emití puesto que no tenía otra alternativa, no obstante, en cierto momento su presencia desapareció y al girar en su búsqueda noté que se había quedado unos tres pasos atrás.
—¿Sucede algo?
—Debo advertirte que el zar de Cromenia puede ser indebido cuando se trata de una mujer hermosa y sobre todo de mucho poder, te pido tengas cuidado con él—argumento severamente.
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Amor De Cristal
Historical FictionEn edición Helena Hamilton es una chica tierna e inteligente. Sin embargo odia la vida social a la que esta sujeta por ser hija de un conde. Aprender a tocar instrumentos musicales, hablar otros idiomas, asistir a bailes es la tortura de cada día...