Capítulo 27

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El plan de William dio resultado después de esa bochornosa situación, las damas a mi alrededor comenzaron a mostrarse más respetuosas, pero al pasar los días un nuevo tema surgió y se convirtió en la gran novedad

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El plan de William dio resultado después de esa bochornosa situación, las damas a mi alrededor comenzaron a mostrarse más respetuosas, pero al pasar los días un nuevo tema surgió y se convirtió en la gran novedad. La princesa de Cromenia, única hermana del actual Zar se convertiría en la primera consorte del rey y esa noticia opaco con su sombra mi alrededor, sabía que de una u otra manera las personas comenzarían a preguntarse el porqué de su llegada y sus conjeturas llegarían a la misma conclusión a la que yo había llegado, que entre el rey y la princesa existía algo más que una simple relación diplomática, aunque la condesa se esforzara por negarlo.

A veces me era imposible prestar atención a lo que estaba haciendo, puesto que tenía que soportar las miradas de la gente en las ceremonias a las que debía asistir y por si fuera poco debía soportar el peso de espléndidos vestidos que estaba obligada a usar y que aún no lograba acostumbrar. Mi cuerpo suplicaba un descanso, pero por mucho que lo deseara no podía ignorar mis nuevas obligaciones por mucho que mi espalda doliera o mis pies punzaran ¿Cuánto debía soportar una reina para poder agradar al pueblo?

Aunque se me había enseñado cuál era el comportamiento de una reina, la condesa y sobre todo mis damas de compañía habían asumido la tarea de corregir mis errores, como recordarme los gestos que debía realizar en cada aparición pública o el uso correcto de las palabras con las que debía dirigirme al pueblo para evitar ofender a alguien.

Después de aquella mañana William me evito por completo y honestamente agradecí el gesto porque no estaba preparada para enfrentarlo de nuevo, no después de lo que paso. Al volver cada día podía ir a mis aposentos sabiendo que lograría descansar plenamente sin sentirme incómoda con él a mi lado. Si acaso dormía conmigo yo nunca lo supe, puesto que al acostarme y al levantarme él no estaba ahí.

El día antes de la llegada del zar y la princesa, la duquesa Sofía, quien se encontraba guardando reposo en cama debido a un resfriado, mando por mí y por cortesía tuve que cumplir su petición por mucho que odiara tratarla. Cuando entre me encontré con una mirada mordaz casi asesina, pero antes de que pudiera dirigirme a ella, la duquesa avanzo con gran rapidez hasta llegar a mí y sin previo aviso me abofeteo.

Mantuve la mirada en el suelo, donde los ultimo rayos del sol alcanzaban a iluminar antes del anochecer, tratando de comprender que había ocurrido o más bien porque había pasado,

-Sabía que mi hijo había cometido el peor error de su vida al darte la corona- amedrento con severidad sin importarle la presencia de mis damas. La condesa, sorprendida, se interpuso entre las dos impidiendo que golpeara mi rostro nuevamente- ¿Qué persona se atrevería a mostrarte respeto con una amante en la cama de tu esposo? ¿O debería preguntar por qué permitiste que esto pasara?

-¡No voy a permitir que vuelva a hablarle tan deliberadamente a nuestra reina, duquesa Sofía!-objeto la condesa.

-¡Condesa de Yuhles! ¿Se atreve a desafiar mi autoridad como la madre de su rey?

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