Capítulo 5

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No volví a dirigir la vista hacia donde se encontraba el rey, su mirada se percibía pesada y fría, preferí, por mi bien mental tratar de fingir que había algo más interesante afuera y solo de esa manera pude ir al balcón, donde esa mirada azul no ...

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No volví a dirigir la vista hacia donde se encontraba el rey, su mirada se percibía pesada y fría, preferí, por mi bien mental tratar de fingir que había algo más interesante afuera y solo de esa manera pude ir al balcón, donde esa mirada azul no podía observarme. Jane no volvió al salón el resto la noche, estaba herida y la entendía, por esa razón trate de dominar mis deseos y solo lo logre gracias a la ayuda de Lady Shwarz quien interpreto mi soledad como una declaración de la culpa que me carcomía por dentro, se disculpó, aunque en realidad no era necesario, ella no tuvo control sobre la situación, pero quizás se sentía responsable del corazón de mi hermana, el cual estaba destrozado.

Después de medianoche el rey se marchó y todos los invitados no tardaron en seguir su ejemplo, cuando finalmente vi a Jane se notaba en sus ojos cuanto había sufrido, estaban rojos y llorosos, pero se limitó a guardar silencio. Se sentó junto a mi madre y no me dirigió la mirada durante todo el trayecto de regreso a casa, podía percibirse la tensión en el interior del carruaje ya que ni mis padres lograron conversar sobre el baile sin sentirse incomodos y yo traté de hacer lo mismo, pues me sentía culpable.

Me pareció prudente darle su espacio, no forzar las cosas, al menos por unos días, hasta que ella encontrara en su corazón un poco de compasión hacia mí y sabía que de una u otra manera lo haría porque yo solo había sido una víctima más esa noche. Cuando acepto la petición de mi madre nadie pensó que elegiría bailar conmigo y ese había sido mi crimen, no poder rechazar aquella invitación cuando sabía perfectamente quien debía bailar con él.

Al llegar a casa fui directamente a mi habitación y al cerrar la puerta detrás de mí, el llanto no se hizo esperar. Pocos segundos después Melanie entro angustiada, dijo haber notado tristeza en mis ojos y era evidente que algo malo ocurría cuando entramos a la casa en silencio.

—¿Se encuentra bien, señorita?— cuestiono al ver mis mejillas humedecidas en lágrimas.

—Hice algo terrible, Melanie— me cubrí entre el rostro con un cojín mientras los recuerdos fluían en mi cabeza lenta y dolorosamente.

—¿Qué ocurrió?—insistió. Mi corazón desconsolado no pudo soportar ese cuestionamiento. Descubrí mi rostro y abracé mis piernas sin poder dirigirle la mirada.

—Le he quitado a mi hermana la oportunidad de ser feliz—musite entre lágrimas.

—Usted no es capaz de hacer un acto tan vil señorita y menos a su hermana—expresó con dulzura— explíquese mejor para que pueda ayudarla.

—Yo baile con el rey, en vez de mi hermana—declare con la cabeza baja.

—¿Y usted cree que eso es un crimen?

—Lo es para mi hermana y eso es suficiente para que yo lo crea—respondí. Melanie no lo sabía, pero vi su mirada, su decepción y su frustración y eso era lo que más me atormentaba, que Jane confiaba en que ese baile cambiaría su miseria por algo mejor, pero un obstáculo se interpuso en su camino y ese obstáculo era yo.

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