Retiré su gaban de mis hombros y se lo extendí, él lo tomo enseguida.
—Buenas noches— dije al mismo tiempo que él le proporcionaba al dorso de mi mano un beso gentil.
Mis mejillas enrojecieron al sentir el tacto de sus labios sobre mi piel, eran tan cálidos. Solo que no entendí porque motivo se habia atrevido a hacerme esperar solo por un beso, probablemente solo era por mera cortesía.
—Descansé— respondí con el corazón algo intranquilo, después de todo no habia logrado llegar hasta la habitación de Melanie para pedirle una explicación y ahora que sabía que el rey estaba despierto no podía arriesgarme a salir nuevamente.
Él era todo lo esperaba que fuese, firme e inflexible, honesto e implacable, sin duda alguna entre él y yo no había nada que nos uniera, excepto nuestro compromiso.
Entre a mi habitación y cerré la puerta, esperé un par de segundos hasta que escuché sus pasos alejarse. Me metí a la cama y el sueño se apodero de mi muy rápido.
Cuando la luz de un nuevo día entro por mi ventana, recordé a Melanie y su dulce forma de despertarme, pero esa mañana no iría a otra vez a mi habitación, me senté sobre la orilla para frotar mi cara adormilada y cuando me disponía a levantarme alguien llamo a la puerta.
—Adelante—exprese creyendo que se debía a la presencia de la gobernanta.
—Su alteza—reconocí su voz, efectivamente era ella. Hizo una reverencia y mis demás damas la siguieron.
—¿Cuáles son los deberes el día de hoy?— cuestione sin animó, me levante de mi sitio y abrí por mi cuenta las cortinas. Quise preguntar que habia sido de Melanie, si ya se habría marchado o aun tenia tiempo de despedirme de ella, pero mi cortesía me lo impidió.
—Hoy tendrá la oportunidad de tomar el desayuno con su majestad y también podrá estar un momento con él—respondió alzándose de su lugar en el suelo.
—¿Qué tanto será un momento?
La gobernanta sonrió, pero inmediatamente trato ocultarlo con su mano en un gesto delicado.
—Al parecer solo será una hora, el rey tiene muchos pendientes que atender.
—¿Vino aunque tenía cosas por hacer?— me cuestione a mí misma.
—Si alteza.
La señora Elise se mostró más eficiente esa mañana, ella debía saber lo mucho que atesoraba a Melanie y cuan molesta debía estar. Mientras ella y lady Millan me vestían y peinaban, lady Cailón se encargó de darle órdenes a lady Florence justo como pensé que pasaría, ella tenia muy pocas tareas y a veces era incomodo verla parada mientras las demás se encargaban de todo, supuse que la menos preciaban.
—Lady Florence—expresé. Ya que lady Millan aun no terminaba su trabajo con mi cabello solo pude mirarla gracias al reflejo del espejo.— podría conseguir un ramo de flores de lavanda y ponerlo en un florero para el desayuno, por favor.
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Amor De Cristal
Historical FictionEn edición Helena Hamilton es una chica tierna e inteligente. Sin embargo odia la vida social a la que esta sujeta por ser hija de un conde. Aprender a tocar instrumentos musicales, hablar otros idiomas, asistir a bailes es la tortura de cada día...