No Pienso Volverme A Montar En Un Trineo

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Una figura arremetió contra el trapecista. La daga del trapecista salió por los aires y cayó a la arena junto a su dueño. Se oyó un grito cuando los camellos pasaron por encima. No pude ver bien a la persona hasta que me subió al trineo.
-Me debes una-me dijo Lenna.
-Ya te lo agradeceré-dije mientras me sacudía la arena.
El camello de Lucy se acercó.
-¿Estáis bien?-preguntó.
Yo asentí.
-La que está mal es mi ropa-añadí.
Mi camisa estaba destrozada por haber ido arrastrándome por el suelo. El camello, ahora sin dueño, de Lenna corría ahora en otra dirección.
-Que te parece si me devuelves el favor llevándome-dijo Lenna mientras miraba al animal.
-Será un placer-dije sonriendo.
Lenna se sentó junto a mí. A lo lejos comenzamos a ver la costa. Una brisa marina levantó la arena. Entrecerré los ojos para que la arena no me entrase a los ojos. Unas gaviotas levantaron el vuelo cuando pasamos a su lado. El carromato del Show de Amon se acercó de nuevo. La puerta se abrió. Antes de que alguien saliese Lucy, que iba a nuestro lado, extendió su mano. De repente la arena se volvió sólida en torno a la rueda. La arena se aferró tan fuerte que la rueda se desencajó del carromato. El vehículo se volcó con un sonoro estruendo. Estaba tan distraído mirando el accidente que no pude ver el nuestro.
-¡Cuidado!-chilló Lenna al ver una roca que surgía entre la arena. El camello giró pero al trineo no le dio tiempo. Nos chocamos directamente contra la roca. El trineo se partió en dos y salimos disparados. Rodé por la arena. Me quedé unos segundos en el suelo, pero finalmente me levanté magullado. Ahogué un grito al ver que los caza recompensas nos tenían rodeados.

La isla de KatnupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora