La escena cambió de nuevo. Cada vez me estaba cansando más de las dichosas burbujas. Mi padrastro y la que ahora sabía que era mi madre, estaban sentados en la mesa comiendo una ensalada.
—Está de muerte—dijo mi padrastro.
—Me alegra oír eso—dijo la reina sonriendo.
Mientras tanto, mi yo bebé, jugueteaba con una papilla. La reina comenzó a recoger los platos para llenarlos a la cocina.De repente alguien llamó a la puerta.
—Que la reina Charlotte salga—dijo una voz—El rey Eduard la reclama—
Mi madre abrió los ojos y soltó los platos. Se rompieron en mil pedazos al caer contra el suelo.
—No—susurró la reina incrédula.
—Si no sale por las buenas entraremos por las malas—dijo la voz.
—No salgas—dijo mi padrastro cogiéndole las manos a la reina Charlotte.
—Tengo que salir, sino os harán daño—dijo mientras las lágrimas surcaban su rostro.
—No me dejes Charlotte, no me dejes—dijo mi padrastro llorando.
—Tengo que hacerlo—dijo la reina intentando serenarse.
—¿Y Hector?—dijo mi padrastro.
—Eduard no sabe que ha nacido, puedo fingir que sigo embarazada—
—No lo hagas, no me dejes—dijo mi padrastro poniéndose de rodillas.
Yo no conocía esa faceta de él. No conocía la faceta en la cual lo daba todo por amor.
—Lo siento—dijo la reina—Por lo menos, dale una infancia de lo más normal posible a Hector. No se merece tener que pasarlo mal.—
—¡No!—lloró—¡Lo criaremos juntos!¡Charlotte!—
—Lo siento—dijo acercándose y besándole—De verdad que lo siento—
Y abrió la puerta.
—¡No mamá no vayas!—chillé yo.
Mis gritos se juntaron con los de mi padrastro.
—¡No!—gritaba este—¡No me dejes!—
Los guardias agarraron a la reina y la arrastraron calle abajo.
Las lágrimas surcaban mi rostro. Se había sacrificado, por mi. Las burbujas volvieron. Era de nuevo la sala del trono.
—¡Pero yo quiero ser reina!—chillaba Lucy.
—Lo siento cariño, pero Héctor es barón, él debe de ser el rey—contestó el rey impaciente.
—¡No es justo! ¡Yo soy mayor!—chillaba.
Lucy estaba teniendo una rabieta. Supuse que era por la edad.
—¡Os odio!—chilló Lucy, y acto seguido salió se la habitación.
Corrí tras ella. Subí hasta llegar a sus aposentos.
—¡Yo seré reina!—chillaba—¡Tengo que serlo!—
La escena cambió. La vi de mayor. Pero algo diferente. Con una túnica negra, encornada a posta. Lo entendí al instante. El mago era el menos esperado:
Era Lucy.

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La isla de Katnup
AdventureHector es un niño huérfano que vive con su padrastro en un pueblo conocido por sus múltiples criminales.Un día descubre que es parte de un mapa humano que lleva a la mítica isla de Katnup.En ella se esconde el mayor de los tesoros.Junto a una tripul...