El Capítulo Mas Cursi

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Narrador:

El rey Eduard estaba en el navío más grande franqueado por sus otros dos barcos. Observaba el horizonte. Habían rastreado a su hija en los restos de un barco hundido por piratas, en la ciudad desierta de Arego y finalmente estaban más cerca que nunca. El mago se había quedando organizando todo hasta su vuelta, cosa que le tranquilizaba. Se toqueteó el anillo con el sello real nervioso. Quería volver cuanto antes a sus aposentos y olvidarse de los piratas que habían raptado a su hija. Había planeado intercambiar al padrastro de Héctor, al Capitán Ojotuerto y su tripulación a cambio de Lucy. Si no aceptaban tendrían que recurrir a la violencia. Un marinero se le acercó. Realizó una reverencia y dijo:
—Les tenemos localizados mi majestad-
—No os acerquéis mucho, necesitamos el efecto sorpresa de nuestro lado—ordenó.
El marinero asintió, realizó otra reverencia y se marchó apresuradamente.

*Hector

Al día siguiente me desperté agotado. Además de mi charla con Lenna había dormido fatal. Intenté volver a dormirme, pero fue en vano. Al levantarme puse una mueca de dolor, tenía agujetas por todo el cuerpo. La mayoría ya estaba trabajando o desayunando. Entré en el comedor para unirme al desayuno. En la cocina Harry traba sin descanso.
—¿Aún hay pan?—le pregunté.
En el barco la comida estaba racionada para cada día. Si la ración de pan que correspondía a ese día se agotaba, no se podía tomar más.
—Tienes suerte— dijo Harry lanzándome un pan—Es el último—
Lo agarré al aire, después, cogí un cuchillo y mantequilla y me senté en sitio libre al rededor de la mesa. A mi izquierda, Jeff, charlaba alegremente con Jelani en su idioma natal. Este último se reía constantemente con lo que su compañero decía. Sonreí al ver que habían hecho buenas migas. En la cabecera de la mesa el Capitán hablaba seriamente con Pete. Lucy apareció por la puerta y se acercó a la cocina. Le preguntó algo a Harry y después se me acercó. Se sentó a mi lado con cara malhumorada.
—Este día no puede ir a peor—dijo—Primero pierdo mi libro y ahora no queda pan—
Partí mi pan en dos y le tendí un trozo. Ella lo aceptó agradecida y lo devoró. En un momento me miró a la cara.
—¡Dios mío Hector ¿Qué te ha pasado? Tienes unas ojeras enormes!—dijo sorprendida.
—Anoche...hum—por un momento pensé en contarle lo de Lenna—no pude conciliar el sueño, estaba...estooo...muy empachado por el banquete de celebración—
Me decidí por callarme. En ese instante otra figura entró. Si mis ojeras eran grandes las de Lenna eran el triple. Sus ojos estaban inyectados en sangre e hinchadospor llorar. En cuanto entró Caraculo y Pete se levantaron torpemente. La recién llegada les hizo un gesto para que se sentarán.
—Yo...los siento...pero...eeee..ñ—empezaron los padres.
—No os disculpéis, soy yo la que necesita ser perdonada—dijo Lenna mirándose los pies—Me he comportada como una niña. Pensaba que erais unos egoístas que solo pensabais en vuestro beneficio, pero me equivocaba.—se giró hacia Pete—Tú perdiste todo por mi, y al ver una oportunidad de darme una vida mejor aceptaste. No tenías elección. Te debí de partir el corazón, pues no es fácil perder a tu mujer y a tu hija. Fue todo mi culpa, por mi culpa, George o papa no se como llamarle, te hizo perder todo lo que tenías pensando que así me entregarías a cambio de dinero.—se volvió hacia George—Tú me adoptaste y cuidaste de mí. No querías contarme la verdad porque sabías que me rompería. El remordimiento te comía por dentro y pensaste que deshacerte de Pete, o papa a él tampoco se como llamarle, te aliviaría. Cuando me lo contaste no quise aceptarlo y me encerré en una burbuja. Quería olvidarme, quería pensar que era una pesadilla, pero como un buen amigo me ha dicho, eso solo sería echarle sal a la herida. He sido una tonta y os he causado mucho sufrimiento, por eso os pido que me perdonéis y me dejéis agradeceros todo lo que habéis hecho por mí.—
Todo el mundo se quedó en silencio. De repente Pete se levantó y abrazó a Lenna.
—Te perdono—le susurró dulcemente.
George se unió al abrazo.
—Y yo—dijo el Capitán.
—Ooooh—dijo toda la sala ante la tierna escena.
De repente un grito les sacó a todos de ese bonito momento.
-¡¡¡TIERRA A LA VISTA!!!  ¡¡¡LA ISLA DE KATNUP A LA VISTA!!!

La isla de KatnupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora