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NOAH

Entré en la habitación de mi hermana, normalmente nunca se va sin decirme nada, aunque también me extrañó que estuviese en su habitación cuando normalmente suele estar en el salón haciendo cualquier cosa de las suyas.

Para mi sorpresa, mis ojos no daban crédito de quien se encontraba delante de mi, justo esa persona que quiero que desaparezca, que no quiero tener cerca para poder poner todos mis pensamientos en orden y sobre todo mantenerlos a ralla.

Me encantan las mujeres y lo que te pueden llegar a ofrecer, la droga, las carreras, las peleas y sentir la adrenalina por mi cuerpo con cada una de ellas; Por lo que si ella entraba en mis pensamientos me estaba estorbando.

Tras ver como su cuerpo se aferraba a mi costado, temblando de miedo después de haber jugado un poco con Destruct tuve que parar si no quería que le diese un ataque o algo parecido porque un perro le mordiese.

Sus pantalones eran bien ajustados, marcando la curva de su culo, pegándose a su cuerpo como una segunda piel y la camiseta ancha que llevaba debías echar imaginación para ver como sería sin ella puesta.

— Hazlo tú.— Un susurro salió de sus labios, sintiendo como su aliento se colaba por mis labios y maldije a mi hermana por como había jodido el momento.
Sus manos me apartaron con un empujón, del cual retrocedí porque estaba bastante distraído mirando cada gesto que sus labios hacían, como los humedecía con su lengua y como se mordía su labio inferior para dejarlo prisionero entre ellos.
— ¡Aquí está la comida!— La voz de mi hermana Julia retumbó por la casa a la vez que la puerta se cerraba detrás de ella.— Pollo asado con patatas, ñan ñan.
Tras ver a mi hermana y luego girarme hacia donde estaba Alejandra con las mejillas sonrosadas y la sorpresa en sus ojos, tuve que hacer amago e irme a mi habitación, necesitaba relajarme antes de volver a salir.
¿En qué estaba pensando? Alejandra tiene 17 años, igual que mi hermana, le partiría la cara a cualquier tío que con mi edad intentase algo con mi hermana. Yo tengo 21 años, puedo hacer lo que me de la gana, pero ella no, ella era menor, igual que Alejandra. Obviamente me hermana era más niña, se notaba en todo, en sus gestos y en su madurez; En cambio Alejandra me tenía confundido, la forma de mirar, sus palabras, sus gestos, su forma de provocar a un tío, de provocarme a mi y sacarme de quicio como poca gente ha podido lograr, como si hubiese tenido que madurar de pronto; Alejandra es como un enigma que cuando crees haber logrado conocerla, había mil capas más que ocultaban su verdadera personalidad.
Salí de la habitación cuando me sentí mas calmado y fui a la isla de la cocina, dónde Alejandra y Julia estaban comiendo mientras se pasaban la una a la otra el móvil, como si no quisieran decir o hablar en alto para que yo me enterase.
Me senté al lado de Julia, sin decir nada, observando como cogía el móvil y lo guardaba de seguidas cuando me encontré frente a ella.
— ¿Está bueno?as Julia me sacó de mis pensamientos.
Pensé varios segundos su pregunta, hasta que me dispuse a responder tras haber entendido a lo que se refería.
— Sí, te ha salido buenísimo.— Bromeé sabiendo que lo había comprado abajo mientras pincho de sus patatas llevándomelas a la boca.
— ¡Noah! No te comas mí comida.
La verdad que me encantaba hacerle de rabiar, me corría una cosquilla por el estómago cada vez que pensaba en como poder molestarla; Siempre y cuando no haya sangre de por medio claro está.
Aun recuerdo una gran pelea que tuve con ella, después de haberle quitado la cabeza a una de sus Barbies, se levantó y me dio una torta, se desencadenó la mundial de gritos entre los dos, portazos y golpes, hasta que le di un mal golpe y le hice sangre en la encía mientras su diente de leche se quedó clavado en mi mano; Desde ese día tenemos un acuerdo de paz en el que nos podíamos pelear siempre y cuando no nos diésemos en la cara y darnos golpes fuertes.
— Es que la tuya está mas rica.
— Son las misma.— Blanqueó los ojos y se volvió a concentrar en su comida.— Entonces, ¿Esta noche sales con Jordan?— Soltó Julia sin ni siquiera pensarlo.
¿Jordan? ¿Ese no es el chico al que le partí la cara ayer?
Miré fijamente a Alejandra, notando como se ponía nerviosa, incluso tosiendo como si se hubiese atragantado. Sus ojos se encontraron con los míos, pero rápidamente los desvió a los de mi hermana, la cual con esa pregunta delante de mi la había cagado un poco.
— Si...eh....Supongo que le debo una disculpa, ayer me fui y no dije nada, esta mañana tenía 10 llamadas ¿Y que menos que quedar para tomar un helado?
— Ya me contarás.— Mi hermana seguía siendo la misma ingenua de siempre, parecía que no se daba cuenta de lo incomoda que podía llegar a hacer sentir a alguien.
— Si si, pero, no digas nada de lo del móvil, ya sabes, cuando estemos con el equipo, no estábamos todos esa noche.
— Mis labios son cremalleras.— Confirmó mi hermana y yo fruncí el ceño al no saber de lo que hablaban, cosa que me molestaba por que como ya dije, me gusta tenerlo todo bajo control.— Por cierto Noah, el domingo jugamos ¿Te apetece venir?
¿Ver culitos apretados bajo las mallas deportivas? Claro que me apunto.
— Seguro que no le gusta el Volley, ya sabes, somos una panda de niños jugando, tendrá mejores cosas que hacer que perder el tiempo.— Alejandra habló por mi, como si estuviese nerviosa por la propuesta de mi hermana.
— Claro hermanita, me muero de ganas por verte jugar.— Le sonreí a  Julia y luego me giré hacia Alejandra, mirándola con la misma sonrisa, pero esta vez burlándome.— ¿Tan mal juegas que no quieres que te vea?
— ¿Perdón?— Su voz sonaba ofendida.— No me has visto jugar, con un remate te parto una mano.
— Uy uy, a mi las jugadoras agresivas no me gustan.
— A mi no me gustan los que no entienden de deporte.— Repuso a mi argumento y sentí la cantidad de palabras que subían por mi garganta que no podría decir por mi hermana.
— En serio Noah, Alejandra tiene mucha fuerza, hizo un remate que hasta Arthur alucinó.— Agregó mi hermana gesticulando con las mano, como explicando como fue dicho remate.
— Ya lo comprobaré por mi mismo.— Antes de volver a atacar a Ale, me gustaría saber sus puntos débiles.
Ambas se retiraron de la mesa, recogiendo la mesa, a la que después de devorar mi plato me uní yo.

Estaban viendo una película, en un par de noches sería la gala de aniversario de la empresa de lo Stone, a la cual su padre me invitó a mi y a mi familia; Es tentador saber que la chica que me saca de quicio también estará allí, dando la imagen de chica buena, con un vestido de largo, teniéndose que comportar ante todos los invitados, estaría guay poder sacarla de quicio delante de todos.
Unos pasos se aproximaron al pasillo, asomé mis ojos para ver quien era, y era justo la persona que quiero que se meta en mi cama para poder hacerle de todo.
Abrí la puerta y agarré su muñeca, empujándola al interior de mi habitación, con mi mano pegada a su boca para ahogar así su grito.

Mi desastre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora