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Está todo decorado tal y como a mí me gusta, con la gente necesaria, sin ese alboroto que las personas suelen montar en los cumpleaños de los que no te acuerdas ni de los nombres de tus propios invitados.
Noah sabía lo que me gustaba, o sea, pedir un catering de comida china es lo más, tener rollitos de primavera todo el tiempo que quiera es justo lo que he deseado siempre y vaya tontería suponiendo que estoy forrada, pero esto es mucho mejor, porque no tengo que esperar el pedido ni nada por el estilo.
He de decir que estuve a punto de no venir, en el momento que me enteré acerca del brunch que tenía que asistir con mi padre por obligación, no solo me falto gritarle a los cuatro vientos, si no que me faltó tirarme por ellos y desaparecer hasta el fin de mis días. Y sí, he ignorado todas las llamadas del chico que me estaba preparando esto mientras yo como una tonta me comía la cabeza y me enfadaba aun más montándome películas incoherentes con la supuesta compañera de prácticas que por lo visto era la que ha organizado todo esto. Genial Alejandra, eres una máquina.
- Estás muy guapa.
¿Harry?
Me giré en el momento que escuché su voz para encontrarme a un chico completamente cambiado, o sea, ¿Harry? ¿Eres tú?
- ¿Chico de oficinas?- Alcé una ceja sorprendida.
- Así me llaman ahora.- Guiñó su ojo riendo.- Feliz cumpleaños.- Rodeó su brazo alrededor de mi cuello, envolviéndonos en un pequeño pero cálido abrazo.- Te he traído un regalo, que por lo que se ve en los cumpleaños de los ricos no lo hacéis.
- ¿Un regalo? No era necesario.- Sonreí de lado.- Los ricos son los ricos y nosotros somos nosotros.- Alcé mi copa chocándola ligeramente con la suya a modo de brindis.
- No te esperes gran cosa.- Rió e hizo un gesto con la cabeza para que lo acompañase.- Ven, te he buscado algo que no te abandonará jamás.
- ¿Un consolador? No hagas la broma.- Camino detrás de él.
- Joder, que buena idea, no entiendo como no se me ocurrió antes.- Chocó su mano con su frente rompiendo en alguna que otra carcajada.- Que ya perteneces a esa fase.
- Cállate estúpido.- Susurré avergonzada.
Entramos en el salón de la estancia, y que decir sobre esto, cada rincón es un mundo, todo es alucinante, con paredes de ladrillo visto y esa chimenea que te incita a fundir nubes de azúcar. Cogió una caja cuadrada con un par de agujeros a los lados.
- Toma, ábrelo.- Sonrió mirándome.
Cogí la caja con el mismo cuidado con la que me la dio él, apoyándola sobre la mesa, destapando aquel misterio en el que se había convertido este regalo y sí, misterio descubierto.
- ¡Pero que cosa más bonita!- Agudicé la voz sacando al perrito de su interior.- Harry, es un perrito, ¡Mira!
Rió negando mientras me dignaba a acariciar al pequeño animal que relamía mi mano.
- Es un Shiba Inu.- Pasó su mano por el cachorrito a forma de caricia.

El lo sabe, siempre he querido un perro en casa desde que llegué a la gran ciudad y joder, es precioso con esos ojitos redondos como canicas negras y su pelaje en color marrón anaranjado y blanco; Si no me equivoco es de raza japonesa, pero eso da igual, es mío y ya estoy enamorada.

- Es precioso... Bueno.- Alcé un poco al perrito observando mi gran error.- Preciosa.- Sonreí.- Me encanta Harry, pero, ¿Lo sabe mi padre? Sabes que no quiere nada que tenga cuatro patas rondando por la casa.
- Obviamente, no te iba a dar un perro así por que sí.- Movió las cejas.- Contacté con él y después de casi cinco días intentándolo convencer porque ya tenía a ese bicho en casa por fin cedió.- Rió.- ¿Qué nombre le vas a poner?, Yo la llamaría Harrieta o algo así, ¿Te mola?
- Harrieta súbete la bragueta ¿No te jode?- Negué con la cabeza riendo.- Yo la llamaría Megan, aunque ya hay una más perra que ella, por eso mi mente acaba de decidir que no.
- Dardo envenenado.- Aclaró su garganta riendo.- Ya tendrás tiempo de elegir el nombre de Harrieta.

Reí negando con la cabeza.

- ¿Interrumpo?- La voz de Noah se introdujo en mis oídos.- ¿Y ese perro?- Alzó una ceja confundido.
Me levanté sonriente, acercándome a él para que la viese de cerca.
- Mira, mira.- Me acerqué con el cachorrillo en brazos emocionada.- Es mi nueva perrita.

Mi desastre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora