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NOAH

Joder. La había vuelto a cagar. No me acordé de lo que le pasó a su madre, lo peor de todo es que ahora pensará que soy un capullo y un insensible de cojones, no le quito razón ya que esta vez ha sido todo por mi culpa. La había tratado mal, le había gritado a la chica que me había estado apoyando todo el día, la que no se despegó, la que se preocupó porque comiera algo y me acariciaba las muñecas trayendo la calma a mi mente. Había descargado toda mi rabia en ella, la había usado a modo de saco para poder liberarme de todo lo que había estado guardando durante esta tarde, y ahora y solo ahora me doy cuenta de la cagada monumental, porque ella no se merecía eso, ella me estaba dando apoyo, incluso quería volver sola para no molestarme a mí y que me quedase con mi familia, pero yo solo quería estar un rato a solas, lo que no pensaba era que mis demonios me iban a comer por dentro para descargar mi rabia en ella.
La noche en el hospital fue dura, tenía ojeras hasta los talones de mis pies, sobre todo por que me hubiese gustado estar en la postura de Liam y Julia. Desde que llegó, Julia no se había despegado de él, apoyada en su brazo mientras la rodeaba para darle calor; Desaparecieron instantes, para mi fueron horas, pero luego regresaron con unas infusiones calientes que me hizo entrar un poco en calma. Mi madre nos dijo que nos fuésemos, pero nos opusimos a ello, o todos o ninguno. A Julia le venció el sueño un rato después y se quedó dormida en el regazo de Liam escondida en su cuello mientras este le propiciaba caricias por su espalda. ¿Por qué todo parece tan fácil en ellos?
— ¿Y tú hermana?— Suspiré mirándole después de sentarme unos sillones más a su lado.
— En casa ¿Qué ha pasado entre vosotros esta vez? Esperaba que dejándoos la casa veinticuatro horas sola podrías solucionar vuestros vaivenes.
— No es tan fácil.— Suspiré echándome hacia atrás.— Tenemos unas personalidades tan iguales que nuestro carácter explota en segundos.— Susurré.— Y yo exploté con la persona equivocada.
— ¿Con ella?— Liam me dedicó una mirada.
— Sí. Estaba de camino a su casa, no la iba a dejar sola y no se que pasó, de repente empecé a despotricar, le dije que ella no entendía esta sensación que tengo en el pecho, pero sí que la entiende y yo no me acordé, solo dejaba que mi rabia saliese y...y...Y le grité.
Liam cambió su rostro de un segundo a otro, de serenidad a ira.
— Tío, te voy a partir la boca.— Tenía los dientes apretados y solo relajó su expresión cuando vio mi cara de preocupación.— Mi hermana no cuenta muchas cosas, para mi es la desconocida que más quiero, pero se que odia los gritos. Cuando nos hemos peleado mi padre y yo podía escuchar su puerta cerrarse de un portazo, no sé porque los teme tanto y los odia, solo se que no los aguanta.
— Yo si lo sé.— Susurré llevándome las manos a la cara.
En mi cabeza rondaba la cara desconocida de Nick, al que quería partirle cada uno de sus huesos por haber herido a la chica de mis ojos, la única que ha logrado entrar en mi corazón.

Era domingo, día de partido, había sido un cobarde, no la había llamado porque sabía que no me lo iba a coger, por eso no insistí, pero hoy iría a verla, me encantaba verla jugar, solo fue una vez, pero era tan ágil en cada uno de sus movimientos que admiré cada uno de ellos durante su tiempo de juego.
Hoy quería disculparme, con palabras y acciones, por lo que le hice, se lo merecía, se lo merece porque a pesar de nuestros duros caracteres, ella era la mejor chica que he conocido, la que solo con una caricia me llena de electricidad, ella está hecha para mi cuerpo, encaja perfectamente en cada una de las posturas que ejerzo con ella, encaja con mis labios, llevándolos al paraíso, con ella logré descansar, con ella hago cosas que nunca antes había hecho por nadie.
Salieron al campo, Liam y yo estábamos en las gradas. Liam nunca había venido a ver a su hermana, en cambio a ver a la mía ni lo pensó dos veces y se que eso a Alejandra le tiene que doler, no sentir el apoyo familiar en las cosas que te gustan joden y destruyen.
Alejandra remataba con facilidad, pero en sus movimientos había ira, lo podía notar en como las venas de sus muñecas se marcaban bajo su fina piel. Era todo un espectáculo, cada punto que marcaban toda la grada se ponía en pie; Yo admiraba su cuerpo y sobre todo admiraba a la persona que les obligaba a ponerse ese bikini que se le arremetía por los cachetes dándome unas vistas espectaculares de su curva.
Sonó el silbato de tiempo de descanso, Jordan se acercó a ella, y le sonrió, susurró algo en su oído y su mano fue directa a su espalda dándole una palmada.
¿No había dejado bastante claro lo de sus acercamientos? Este chico se merece otra lección. Pero entonces en mi mente vino la palabra hermanastros seguida de: Tenemos que llevarnos bien por nuestros padres.
Eso no quita que tenga que darle una lección.
Aproveché y bajé las gradas. Liam me había adelantado, estaba tonteado con Julia de forma descarada, pero ella no se quedaba atrás y eso me jode, no quiero que le hagan daño a mi hermana y joder, Liam tiene una polla que como la tenga que romper se va a cagar de por vida en haber perdido la virginidad con él. Pasé mi mano enfrente de mi cara intentando borrar cualquier pensamiento impuro que invadiese mi mente, acercándome a ella, viendo como llevaba la botella de agua a sus labios mientas pasaba una toalla por su frente.
— Hola.— Susurré detrás e ella esperando a que huyera, pero no lo hizo. Se giró y me encaró con sorpresa.
— ¿Qué haces aquí?— Dejó el agua a un lado y puso distancia.
— He venido a verte...Y a decirte de si te apetece luego venir a mi piscina...
— No.- Negó y yo suspiré.— Nunca te han dicho que ¿No te acerques a quien te daña? Porque eso es lo que yo hago, hacerte daño, nos hacemos daño, siempre que estamos juntos, no hay una puñetera vez que salgamos bien parados.
— Déjame enmendarlo.— Me acerqué a ella poniendo mis manos en sus caderas, sintiendo ese chispazo al sentir su piel bajo las palmas de mis manos.
Se quedó quieta mirándome, sin separarse, sintiendo en su mirada un fuego de placer.
— Vale. Pero una condición.
— ¿Cuál?— Suspiré aliviado acercándola a mi, deslizando mi mano por la curvatura de su espalda.
— Nada de peleas.— Susurró apoyando su frente en mi pecho.
— Nada de peleas ¿Cuánto tiempo queda de descanso?
— No se.— Se encogió de hombros y se separó mirando a un tablero apoyado en el póster de las redes.— Cinco minutos.
— Suficiente para liarme con mi chica.— Agarré su muñeca, tirando de ella a los vestuarios.
— Noah no.— No puso resistencia mientras caminaba detrás de mi, señal de que ella también lo ansiaba.
Me giré mirándola cuando estuvimos apartados de la entrada de la carpa, algo más escondidos, para así poder besarla y manosearla a mi gusto.
— Los besos contigo no son solo besos.— Susurró con pesadez mientras mis labios atacaban en forma de besos cada centímetro de su punto débil, escuchando sus jadeos intermitentes inundar mis oídos.
— Solo serán besos.— Susurré mientras llevaba mi mano a su culo, apretándolo entre mis manos.
— No solo son besos si me calientas Noah.— Gimió con mi apretón, disfrutando de lo que mi cuerpo le producía.
— Solo besos.— Susurré acercándome a sus labios, rozándolos con los míos. Sus labios se entreabrieron a mi paso, sus manos jugaban con el borde de mi camiseta, rozando mi piel con sus manos y entonces me sacó de control cuando su pierna rozó la intimidad que un hombre no puede controlar.
— Me tengo que ir.— Alejandra susurraba inaudible, lo deseaba tanto como yo.
— ¡Dos minutos de descanso!— Un grito hizo que la acorralase aun más para que no nos viesen en esa situación.
— Dos minutos más.— Chasqueé la lengua con mi paladar subiendo mi mano a su mejilla.
Hice la misma acción que ella hizo de forma inconsciente; La alcé un poco para que quedase a mi altura y solo así poder ejercer presión con mi rodilla de su intimidad. Gimió ante el simple roce, tiñendo sus mejillas de rojo por el calor que estaba invadiendo nuestros cuerpos.
— Bésame.— Susurró ahogando algunos gemidos mientras mi pierna se rozaba contra su zona débil.
Lo hice, la besé con frenesí, notando como sus labios se separaban de los míos para tomar aire entre jadeos. Sus manos rodearon mi nuca, gimiendo sobre mis labios.
— Me encantaría tocarte.— Susurré en sus labios separándome, para admirar como su cadera había tomado control y se daba placer ella misma.
— Esto es por tu culpa.— Jadeó.
Agarré sus caderas, me encantaba dejar a las chicas con las ganas, para que ansiaran mi toque, pero con ella era diferente; Estaba escuchando los pasos de alguien que entró en la carpa, obligándome a separarle de mi cuerpo, y con eso de su punto de roce. La cubrí con mi cuerpo arreglando su pelo, poniendo mi mano en su boca antes de que explotara a quejas.
— ¿Todo bien por aquí?— La voz de un hombre me hizo girarme un poco.
— Solo que...— Busqué en mi mente alguna mentira.— Alejandra se ha mareado y la he querido sacar un poco del peso de la calor.
Asintió convencido de la trola. En verdad estaba cachonda perdida, aun cubriéndola con mi mano, su boca y cuerpo jugaban con mi cinturón.
— Empezamos en un minuto. Que beba un poco de isotónico que ya vamos a empezar.
Asentí mientras movía mis manos para que parase, en un minuto no se hacía una paja.
— Estaré en la grada mirándote.— Me relajé cuando aquel tío abandonó la carpa.— Te prometo que después te bajaré en calentón.
— Joder.— Blanqueó los ojos.— Cuando termine el partido.
— Cuando termine el partido nos vemos en mi coche y ahí mismo lo haré.— Besé sus labios viendo como sus ojos se blanqueaban de placer.
— No sé como voy a jugar ahora de verdad.— Se separó de mi y recogió su pelo despeinado en una coleta, sus piernas le fallaban bajo un tembleque y podía sentir su respiración acelerada.
— Cuando uno juega bajo presión lo hace mejor. Piensa: Por cada punto que metas hay una recompensa. Si ganas el partido llamaremos al premio Multiorgasmo.
— Capullo.— Susurró y me dio un pico y con esas salió de la carpa pitando. Si hubiesen sido 10 minutos de descanso ahora ella estaría gimiendo sobre mi pecho mientras mis dedos se estarían enterrando en su interior.

Mi desastre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora