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NOAH

El día anterior con Alejandra pasó rápido, estaba nervioso a cada instante que estaba con ella, era como si evadiese mis sentidos, me dejase sin palabras...porque así tengo claro que lo es; parezco valiente e intento ser ese chico duro que a las chicas tanto les gusta, pero con ella es diferente; me convierto en el hombre mas tonto que puede parecer ante los ojos de cualquier persona, y no de cualquiera, si no ante los ojos de ella, porque ella me produce esa sensación continuamente.

La tarde en la piscina fue genial, increíble, joder, nunca había disfrutado tanto de ella hasta que mi pelinegra vino conmigo. Todo fue sobre ruedas, nada planeado, era lo que me gustaba y me encandilaba de ella, por las cosas inesperadas y por qué pude conocer más de su silencio. Sabía que conmigo se sentía relajada, era su cuerpo el que me lo transmitía, lo podía notar en cuanto se quedó plácidamente dormida en la hamaca abrazada a mi pecho después de haber estado charlando solo y sin respuesta durante más de diez minutos, hasta que me di cuenta que sus ojos reposaban y su mejilla estaba apoyada en mi piel; Siempre que estoy con ella, apoya su oído donde mi corazón palpita con más fuerza cuando su presencia está cerca de mí y así hizo, su respiración iba acompasada a la mía mientras que mis ojos no se podían despegar de el espectáculo que era verle dormida, por sus gestos, la forma que tiende sus labios a colorearse de rosa oscuro, al igual que sus mejillas, como su mano de forma inconsciente agarró la mía y por como su cuerpo, completamente relajado, buscaba la fricción pegándose más al mío, sin dejar un milímetro de separación, era el pegamento que necesitaba, ¿Cómo se dice eso? Algo de la media fresa o el medio melón; Yo me entiendo.

Después de dejarla en su casa, estaba avergonzada por haberse quedado dormida, pero yo juro, que intentaré más veces que se quede dormida para yo poder observarla en silencio, estudiar sus gestos y sus movimientos, quiero llegar al final del enigma, quiero conocer a la perfección la chica de la que estoy completamente enamorado y decirle te quiero mil y una vez, recordárselo siempre que esté con ella, pero me he prometido no agobiarla y dejar que todo siga su curso, por eso quiero que nuestra primera cita sea la mejor y que la recuerde para siempre, como eso que dicen que la primera vez nunca se olvida.

No sabía que ponerme, ¿Sabes eso de meterte en tu vestidor, tener mil camisas y pantalones de todos los colores, casi todos con etiquetas y no saber qué elegir? Pues esa es mi situación, llevaba dos horas, paseando mis dedos por cada una de las prendas, pensando en que me iba a enfundar, viendo que con ninguna de estas prendas iría como yo quería ir. La vida del rico es una mierda, porque o te buscas diversión o te compras ropa, y mi situación en este momento, es coger la American express negra e irme a comprarme un conjunto entero y algún regalo para ella. Kyle siempre estaba dispuesto a acompañarme, es por eso que no dudé en llamarlo para recogerlo en el camino e irnos al Time Warner Center cerca de Columbus Circle en Manhattan.

— Sabes que Alejandra es menor ¿No?— Kyle llevaba comiéndome la cabeza un buen rato, desde que entramos en la primera tienda, la cual todo me pareció hortero, feo, inapropiado y vulgar.

— Sí, pero este año cumple la mayoría de edad.— Afirmé mientras salíamos de Carolina Herrera y nos dirigimos a Marc Jacobs.

— Pero sigue siendo menor.— Bufó y no pude reprimirme a lanzarle una mirada asesina y de advertencia para que no siguiese por ese camino.— Vale, vale tío.— Rió nervioso y dirigí mi mirada a las prendas que tenía por delante.— ¿Dónde iréis? Asistirás luego a lo que tenemos ¿No?

Sí, asistiría, pero aun no sé como voy a hacerlo, mi plan es cenar con ella, dedicarle un poco de tiempo y a la media noche llevarla a su casa, asegurarme de que se acuesta e irme los más rápido que tengo a la cita con la velocidad y las peleas.
— Sí, tengo que ir, pero no sé como hacerlo aun, esta noche improvisaré sobre la marcha. Puedes hacer que me llamas, ha pasado algo y tengo que ir corriendo. No se tío, ya veré, pendiente al teléfono ¿Eh?
— Que sí.— Asintió.— Mientras no nos dejes tirado. Liam pelea bien, pero sois un duo, tenéis que hacerlo juntos, hoy hay mucha pasta en juego.
Joder, más presión.
— Iré, que no quepa duda.
A esto es lo que me refería cuando digo que los ricos buscamos diversión. No ir a jugar a los bolos ni a patinar sobre hielo. El peligro es la diversión porque el dinero todo lo arregla.
Cogí una camisa blanca con rallas azul celeste, con el bordado de la marca en la parte superior del pecho, acompañado de unos vaqueros blancos ajustados. Le pagué a la dependienta el despilfarro por ambas prendas, pero ahora debía buscar unos zapatos y qué mejor tienda que Balenciaga para ello.

Mi desastre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora