Secuela de: "El Legado Stark"
Después de un año, Becky Stark vuelve a Nueva York. La reciente caída de S.H.I.E.L.D. ha dejado un gran vacío en los Vengadores, quienes necesitarán la ayuda de la chica cuando se ven afectados por una nueva y gran ame...
Apenas un día después de que habían vuelto con Becky a Nueva York, Tony ya trabajaba arduamente en realizar las adecuaciones necesarias en los dos niveles debajo del Penthouse para que su hermana estuviera cómoda.
Con el paso de los días, ella parecía mucho mejor pero aún se sentía fatigada al hacer incluso actividades sencillas. Steve permanecía día y noche cuidándola en el Penthouse esperando a que los trabajos en los niveles inferiores terminaran; Becky no se quejaba por la compañía pero no podía evitar sentirse culpable por la preocupación que sentían todos por ella.
—¿Cuándo volverá Wanda? —preguntó Becky a Steve, ambos se encontraban recostados en el sofá de una de las enormes salas de Tony.
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—Creo que tardará algunos días, sólo arreglará algunas cosas pendientes sobre su hermano. —Steve sabía que Pietro había muerto tratando de ayudar a Barton y por eso el arquero se había ofrecido a acompañarla junto con Natasha.
—Hubiera querido ir al funeral. —Becky se pasó una mano por la frente, justo como hacía cuando estaba preocupada.
—Cariño, lo que le sucedió no es tu culpa y lo sabes —dijo Steve sabiendo de la habilidad natural de ella hacer algo personal.
—Sé que no lo es pero sentí lo que ella sintió justo cuando la conexión con su hermano gemelo se perdió, fue terrible. —Becky se movió para acercarse más al Capitán y sentir su abrazo. Él no dejaba de pensar en qué otra cosa podría hacerle falta a Becky para que estuviera tranquila.
Ninguno volvió a decir nada y pronto Steve sintió la respiración acompasada de ella que le indicaba que se había quedado dormida. El mundo comenzaba a tranquilizarse ya siete días después de lo acontecido en Sokovia; sin embargo, había quienes estaban muy dolidos por las acciones de los Vengadores.
Becky se veía más fuerte y soportaba más los intensos síntomas de su muy estable embarazo de nueve semanas. Y es que apenas podía probar algo de comer cuando ya tenía que correr al baño a vomitar, sólo las frutas y las ensaladas parecían caerle bien. Los mareos continuaban, por lo que rara vez le permitían pasearse sola por la torre y esa situación comenzaba a desesperarla. Steve acariciaba su cabello mientras pensaba en todo eso y cómo ella había sido una caja de sorpresas desde que llegó a su vida.
—¿Se quedó dormida? —preguntó Tony en voz baja mientras se acercaba para sentarse y hablar con el Capitán.
—Sí, ya tiene un buen rato... ¿Recuerdas el primer día que llegó a la torre? —La pregunta hizo sonreír al creador de Iron Man, la miró recostada con la cabeza en el regazo de Steve y pensó un poco en aquellos días.
—La primera vez que la vi de inmediato pensé en mamá, era obvio que las cosas iban a ir por ese lado; simplemente era algo muy difícil de aceptar para mí. —Tony nunca iba a comprender el por qué de tanto misterio de sus padres sobre Becky ya que siendo su hermana, podría haberla conocido desde mucho antes.
