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– ¿Estas loco? Si el amo se entera que lo liberaste de la celda y que le diste un dormitorio ¡va a explotar! Y peor aún ¡me echará la culpa a mí!

– No seas exagerado, no tenemos visitas en mucho tiempo, debemos ser educados... Además -En ese punto de la conversación comenzó a susurrar.- Tal vez el pueda romper el hechizo.

– Chorradas.

– Ten fe, mi amigo.

Su conversación fue interrumpida por la puerta abriéndose, el reloj se escondió tras el candelabro al ver a su amo no muy feliz que digamos.

– ¡Leeteuk!

– A sus órdenes señor.

– ¿Se puede saber dónde está mi prisionero?

– En su habitación en el ala este.

– ¡Le diste una habitación! -Gruñó impaciente, ¿desde cuando se daba la libertad de actuar a sus espaldas?-

– Aclaro que yo no tuve nada que ver. -Habló el reloj llevándose un empujón por el candelabro.- Es la verdad.

– Acusete.

– ¿Se puede saber la razón? -Gruñó de nuevo.-

– No puede dejarlo ahí arriba solo, con frío y hambre, ¡podria morir! Además... tal vez el rompa el hechizo.

– Dejate de estupideces. Reatziona.

Y salió sin más, por muy molesto que estuviera no podría hacerles daño, eran su única compañía, podría decir que eran sus amigos.

TaeHyung se había salvado de los vestidos cuando Hyorin volvió a quedar dormida, miró todos los miles de vestidos y una idea cruzó su cabeza. Reunió todos y los amarro uno tras otro formando una larga cuerda.

– Ya ni en mis castigos hice esto, espero no morir.

Abrió la ventana y arrojó la cuerda para asegurarse que alcanzará para bajar como un bombero.

Había un pequeño tramo, pero estaba seguro que podría saltar sin romperse nada.

– ¡Oye! ¡Tu!

Se heló en cuanto escuchó nuevamente la voz de aquella bestia, este comenzó a tocar la puerta como si fuera a derribarla.

– ¡Cenaras conmigo! ¡Y no te estoy preguntando!

– ¡Asi no! Sea amable -Corrigió Leeteuk.

Ahora los golpes de la puerta eran más suaves.

– ¿Cenarias conmigo?

– Encerraste a mi padre, ahora me encierras a mi ¿y esperas que cene contigo?

– ¿Si?

– Estas loco, no cenaré contigo.

Oh oh coordinaron todos los presentes, aquella cosa se había molestado, mostró los colmillos y cerró sus patas como dos puños.

– ¡Que cenes conmigo, eh dicho!

– ¡No!

– ¡Bien! ¡Muere de hambre! Si ella no cena conmigo entonces no comerá.

Aquellas últimas palabras fueron dirigidas a todos quienes veían aquella escena, sobre todo Leeteuk.

La puerta sonó otra vez.

– ¡Dije que no!

– Calma cariño, soy la señora Cho.

El castaño se lo pensó un momento pero terminó por ir y abrir la puerta, un pequeño carrito entró en ese momento, pero nadie lo empujaba, cerró la puerta de nuevo y observó la cara dibujada en la tetera de porcelana.

– No te lo tomes a pecho, no hablá en serio.

– ¿Porque están con el?

– El amo no es tan malo como parece. ¿Te gustaría una taza de té?

Se inclinó a un costado vertiendo su contenido sobre la taza a su lado la que rápidamente saltó a las manos de TaeHyung.

Si alguien le hubiera dicho que hablaría con objetos con vida probablemente se hubiera reído en sus caras, pero... Ahí estaba.

– Ten cuidado Sana.

TaeHyung bebió de la tazita haciendo que está riera por el contacto.

– Da cosquillas. ¿Quieres ver un truco?

La carta dibujada en la porcelana cerró los ojos y el té inmediatamente formó una burbuja la cual reventó haciendo un sonido de pop.

– Sana, no hagas eso.

– No entiendo porque son tan amables conmigo.

– No te dejes llevar por las apariencias cariño.

Y salió de la habitación.

Beauty and the Beast (vkook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora