La última noche de verano en el pueblo de Hanei. Aparece el cuerpo de Sally Johnson delante de sus amigos.
Un cuerpo, un misterio. Un grupo de amigos que intentan descubrir quién mató a su amiga.
Pero ninguno de ellos está a salvo. Todos esconden un...
Me desperté. Me di media vuelta y vi la cara de Madison aún dormida. Sonreí.
Después me levante de la cama y me dirigí al baño para lavarme la cara y despertarme.
—Buenos días Andy, ¿Que quieres para desayunar? —Me preguntó la madre de Madison que pasaba por ahí y me vio.
—Lo que tengáis señora Hastings. —Le dije amablemente.
—Llámame Andrea cielo. —Me dijo.
Asentí con la cabeza y me seque la cara con una toalla. Después volví al cuarto de Madison y vi que aún seguía dormida, no quería despertarla.
Cogí mi móvil y vi que tenía dos mensajes, uno de mi hermano Josh que decía a ver a qué hora llegaría a casa y otra de Jason, en la cual ponía: Buenos días mi pequeño y gran tesoro.
Una sonrisa se apoderó de mi rostro. Aunque aquel mensaje parecía algo cursi, para mi, significaba mucho.
Me vestí y me dirigí hacia el comedor, dejando a mi mejor amiga durmiendo.
Su madre de dijo que me sentara en la mesa y que ella me serviría el desayuno. Después se sentó enfrente de mi.
—Tengo que darte las gracias Andy. —Me dijo.
Yo me quedo algo perpleja. No sabía a qué se estaba refiriendo.
—Por ser amiga de Madison. —Prosiguió. —En el anterior instituto ella era... ella era algo mala. Pero cuando nos mudamos decidió cambiar y ahora es feliz.
Yo solo me limitaba a sonreír.
—Cuando me dijo que el primer día de instituto ya había hecho una amiga no sabes cuánto me alegre, y cuando te conocí...
—¿Cuando me conociste que señora Hastings? —Le pregunte.
—Fui la madre más feliz del mundo. —Me dijo emocionada.
Yo seguía sonriendo. Que la madre de tu mejor amiga te dijera eso te hacía feliz.
—Pero dime una cosa... ¿Que paso con aquella chica? —Me dijo.
Por un momento me quede sin respiración. Pase de estar feliz a que de pronto todo se empezará a romper.
—¿Te refieres al caso de Sally? —Me costo decirlo.
Ella asintió.
—Estábamos en una vieja granja y Sally... se enfadó. Salió corriendo hacia el bosque pero nadie la siguió. Creíamos que sería mejor dejarla sola pero me di cuenta de que no. Y fue demasiado tarde. Salimos en su busca y para cuando la encontramos ya...
No quería seguir. Se que han pasado dos años desde el accidente pero aún me cuesta hablar sobre aquello.
—Entiendo, ¿Y tienes alguna idea de quién ha podido ser? —Me preguntó sería.
—Tuvo que ser alguien que odiaba a Sally, pero... no se quien pudo hacer tal cosa...
—¿Quien odiaba a Sally Andy?
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