Capitulo 6.

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Los cuatro chicos caminaban por las calles de Jersey. Mikey iba tomado de la mano de Frank mientras que Gerard y Ray caminaban a sus espaldas.

— Juguemos a algo— propuso Toro— se llama "adivina que le hizo tu hermano menor al chico para poder tocarlo"

— Paso— musitó Gerard.

Mikey iba feliz de la mano de Frank. Su odio al chico había desparecido esa mañana. Habían jugado un buen rato, sinceramente fue agradable contarle todos sus problemas y que lo escuchara con atención. Hasta podía asegurar que Frank era su nuevo amigo.

Llegaron hasta la casa de Ray y mientras Mikes cuidaba del chico, Gerard y el de afro le improvisaron una habitación en su sótano.

— Bueno Frank, esta es tu habitación— dijo Raymond. El castaño miro a su al rededor con curiosidad. Se soltó del agarre de Mikey y comenzó a caminar por el lugar. Estaba bien.

Luego todos se sentaron en el suelo formando un círculo. Gerard y Ray llevaban una pequeña libreta de anotaciones.

— No creo que lo podamos hacer hablar— dijo Toro.

— Hay que intentarlo— murmuró el pelinegro— Frank, te haremos algunas preguntas y tú debes contestar, ¿está bien?

El ojos avellana miro a Mikey buscando ayuda, el pequeño de anteojos asintió con una sonrisa. Frank hizo una mueca y lo imito.

— ¿Cuál es tu nombre completo?— cuestionó Raymond.

Frank tardó tres minutos en pensarlo, se acercó a Mikes y susurro en su oído.

— No lo recuerda— comunicó el pequeño. Por segunda vez los muchachos lo miraron con asombro.

— ¿E-el habla contigo?— Gerard preguntó.

— Sip.

— ¿Por qué con nosotros no?— cuestionó Toro. Mikey se encogió de hombros— Como sea, sigamos.

— ¿Tienes familia?

Frank le susurró a Mikey y el pequeño negó.

— Dice que no lo recuerda.

Gerard bufó pero debía entender que tal vez Frank estuvo tanto tiempo con aquellos hombres que olvidó su antigua vida. Eso era triste y tampoco les servía, ¿cómo lo ayudarían si no sabía nada de él mismo?

Consideraron dejar la investigación ahí debido a que estaba anocheciendo. Los Way se despidieron de Ray y de Frank. Mikey abrazo al castaño antes de irse y luego emprendieron el camino hasta su hogar.

— ¿Así que has hablado con Frank?— Gerard cuestionó.

— Si, tiene una voz muy bonita— confesó el de anteojos mientras daba brincos por él pavimento.

El de ojos esmeralda llevaba sus manos en los bolsillos de sus jeans— me imagino— murmuró— ¿tienes idea de por qué actúa diferente con Ray y conmigo?

— No tengo idea, Gee.

Llegaron a su casa en silencio. Donna estaba alegre de que aquel chico no estuviera más en su hogar, se sentía desprotegida, como si Frank fuese un delincuente.

Los chicos pasaron directo a sus habitaciones, ninguno tenía ganas de cenar. Gerard pensó mucho en porque Frank era diferente con Mikes, o en qué estaría haciendo justo ahora, o si Ray lo estaría cuidando como se debe, es muy descuidado.

Se dejó caer en su cama y un nuevo olor lo invadió, olía a Frank. Su aroma había quedado impregnado en las sabanas. Colocó un buen disco y luego cerró sus ojos dispuesto a dormir toda la noche.

                              (...)

— ¿Cómo está Frank?— pregunto el pelinegro tan rápido como encontró a su amigo.

— Oh si hola Gerard, ¿como estas? yo también estoy bien— dijo con fingida indignación y soltó una risita— está bien viejo, no te preocupes.

— ¿Te ha dicho algo?

— No, me ha pedido algunas cosas pero con gruñidos— comentó el de afro.

— Explícate.

— Si, ayer gruño y apuntó a las galletas de chocolate, supongo que tenía hambre así que se las di. Cuando quiere algo solo gruñe para llamar mi atención — dijo Toro y se encogió de hombros.

— Es una avance— musitó Gerard y el otro chico asintió.

— También se despertó a media noche, creo que quería hablar con Mikey...

— ¿Por qué lo dices?— cuestionó Gerard.

— Me despertó, tenía mi celular en su mano y apuntaba a Mikey, creo que el pequeño es un factor importante para comunicarnos con Frank.

— Ya lo creo.

Los chicos caminaron por los pasillos hasta su próxima clase. Ambos sumidos en sus pensamientos y todos rondando en torno a cierto misterioso castaño.

Hard; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora