Capitulo 27.

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Mientras tanto, en Ohio, el pequeño Mikey regresaba a clases de su primer día de escuela. Iba pateando una piedra del camino de mala gana, por culpa de Gerard y de que se desaparecía había tenido un horrible primer día y por su culpa ahora tenía que regresar solo a casa.

Pateo la piedra con tanta fuerza que fue a dar hasta mitad de la calle, quedaba demasiado lejos como para ir hasta ella. Mientras debatía mentalmente en si seguir su camino o ir por ella, una camioneta negra se acercó hasta el, a baja velocidad.

Pensó en que lo secuestrarían, o algo por el estilo, pero noto que la camioneta no llevaba esas intenciones. Justo cuando pasó frente a él, noto un rostro conocido detrás de la ventanilla, en los asientos traseros. Era Frank, lo reconocería en cualquier lugar.

El auto siguió avanzando pero él se quedó estático en su lugar sin saber que debía hacer. Sus pasos lo guiaron a seguir el vehículo a una distancia considerable. Caminó bastantes calles y también se alejó mucho de su casa, seguro se perdería porque ya no sabia como regresar, pero la situación ameritaba seguir. Y no lo hacía por el estúpido de su hermano, lo hacía por Frank –si es que ese tipo era Frank.

Bastantes metros más lejos, afuera de una bodega, la camioneta se detuvo. Dos hombres gigantes bajaron de está y después le abrieron al castaño y lo obligaron a salir a la fuerza. El de anteojos veía todo, escondido detrás de un auto.

Mordió su labio y vio como metían al chico dentro para después cerrar la puerta, ¿para qué era esa bodega? ¿qué sucedía ahí dentro? lo único que sabía era que el estado de su amigo era deplorable; estaba demasiado delgado, su piel había perdido color y su mirada parecía vacía, digna de una persona que ha sufrido bastante.

Y si, tal vez Mikey tenía sólo 12 años, pero sabía lo que le hacían a su amigo y tenía en claro lo podrido que estaba el mundo. No sabía cómo, pero el también quería ayudar para salvar a Frankie.

Saco una de sus libretas y ahí anotó las direcciones que recordaba, estaba seguro de que tendría que volver después a ese lugar. Luego se sentó en la banqueta a esperar a que Frank saliera, pero no sucedió. Fue entonces que se armo de valor y se acercó rápidamente a la bodega, camino hasta la parte trasera y noto la existencia de otra puerta. Miro en todas las direcciones, estaba solo, así que giró la perilla y entro.

Ya dentro, descubrió que no era tan grande como se veía por fuera y que podrían descubrirlo así que corrió a esconderse detrás de unas cajas. Se puso de puntillas y alcanzó a mirar algunos hombres, pero no más. Lo
único que se le ocurrió en el momento fue acercase con todo y cajas para tener mejor visión al momento, por suerte nadie le estaba prestando atención, toda estaba centrada en cierto chico castaño que tenían amarrado en una silla.

Nadie le estaba haciendo daño, no lo golpeaban y tampoco estaban abusando de el. Solo lo tenían ahí, como si fuera una especie de adorno. Los hombres iban de un lugar para otro, hablando de cosas que a Michael no le importaban.

"¿Qué vamos a hacer con el?" uno preguntó, refiriéndose a Frank.

El otro se encogió de hombros, "sólo hay que dejar que no escape, no tengo idea de para que lo necesita el jefe"

"¿Lo tendrá aquí siempre?"

"No creo, en tres días vuelve a Italia, estoy seguro de que se llevará al mocoso con el"

Mikey paso saliva ruidosamente, ¿llevarse a Frank a Italia? eso era muy lejos, además, ¿quién se lo llevaría tan lejos y por qué?

Las dudas rondaban en la cabeza del pequeño, escucho cómo alguien se acercaba hasta donde se encontraba, y sin pensarlo dos veces corrió hasta la salida y cerró la puerta lo más silencioso que pudo. Luego escapó del lugar corriendo, aunque nadie lo seguía.

Tres días, tenía hasta el lunes para sacar a Frank de ese lugar, o lo subirían a un avión y lo alejarían para siempre de su vida.

Hard; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora