Hard; frerard

Capitulo 17.

Vacío. Incompleto. Estúpido.

Gerard junto con Ray regresaron a Jersey, ¿qué más podían hacer en esos momentos? Robert asustado por la situación les pidió que se alejaran de su vida, tenía razón, él no tenía porque salir perjudicado. El cuerpo de Bert fue reclamado por la familia McCracken y a los otros dos chicos no les dejaron saber más.

Ahora iban en el tren de regreso a sus hogares, los dos en completo silencio, demasiado absortos en sus pensamientos, ninguno sin poder creer del todo lo que acababa de suceder hace tan solo unas horas. ¿Qué le había pasado a sus vidas? hace unos meses eran un par de jóvenes aburridos, con vidas aún más aburridas, pero buenas.

"Te quiero lejos de mi, Way" musitó Raymond, cuando estaban apunto de llegar, faltaban menos de cinco minutos para que pudieran bajar del tren "no quiero salir más perjudicado con tus malditos problemas, así que aléjate de mi"

Gerard suspiro y asintió, solo porque creía que si abría la boca vomitaría. Tampoco quería hacer un escándalo, entendía la situación de Ray y estaba completamente agradecido por todo lo que había hecho por el; pero las personas tienen límites. Raymond había llegado al suyo.

Cuando salieron cada quien tomó su lado. No se dieron una última mirada, ni se dijeron nada, mucho menos se dieron un abrazo de despedida.

Gerard camino en silencio hasta su departamento, ¿qué haría cuando regresara? seguro Donna estaría ahí, calculaba al menos una hora completa de regaños en la cual tendría que fingir que ponía atención y que lo sentía. Pero no sentía nada, era como si estuviese vacío. Si cerraba los ojos podía recordar cómo Frank le rogaba que hiciera algo para que no se lo llevaran entre sollozos, o bien podía ver el cuerpo sin vida de Bert entre sus brazos y el charco de sangre que se había formado a su al rededor.

Cuando menos se dio cuenta caminaba por el largo pasillo. Se detuvo frente a la puerta y toco un par de veces. Solía tener las llaves pero las perdió en algún lugar. Instantes más tarde una Donna claramente molestia abrió y lo dejo pasar.

"Estoy muy molesta contigo jovencito, muy muy molesta, esta vez no estas castigado dos meses, son años Gerard Way, ¡me tenias tan...!" exclamo la mujer caminando de un lado a otro, pero se detuvo al notar a su hijo. Tan distante, incluso su mirada estaba perdida "Gee" musitó acercadose hasta el.

"Es mi culpa, mamá" murmuró y se lanzó a sus brazos. Donna lo recibió confundida, no esperaba tal acción, mucho menos esperaba que el pelinegro comenzara a sollozar con fuerza "fue mi culpa, es toda mi culpa" balbuceaba, aferrándose al abrazo.

Donna, inexperta en esas situaciones comenzó a acariciar su cabello y a dejar suaves besos en su cabeza, repitiendo el típico "todo está bien" pero no lo estaba, Gerard lo sabía.

Estuvo al rededor de una hora llorando, hasta que su cuerpo no dio más y se quedó dormido en el sofá. Estaba tan exhausto tanto física como emocionalmente.

Despertó cuando todo estaba en completa oscuridad, la única luz provenía de la cocina. Se puso de pie y se sintió mareado pero como pudo camino hasta ahí. Para su sorpresa su madre estaba guardando cosas en una caja.

"¿Qué haces?" cuestionó, sintiendo su boca seca.

La rubia hizo su boca de lado e invitó a su hijo a sentarse.

"No sé qué pasó con nuestra familia cariño, pero hay algo mal, tan solo mírate. He estado pensando y creo que lo mejor sería mudarnos" soltó mientras tomaba la mano del chico "irnos lejos de aquí y comenzar una nueva vida, una mejor, ¿no te gustaría?"

Gerard se quedó en silencio, quizo llorar pero no pudo, así que sólo asintió. Su madre sonrió levemente y se puso de pie para darle un abrazo.

"Empaca tus cosas, salimos en la madrugada"

Era muy rápido, Gerard ni siquiera tenía muchas ganas de irse, porque irse significaba dejar cosas atrás; a Raymond (aunque ya no lo quería en su vida) y a Frank (aunque seguro ya estaba muy lejos). Con pesadez se puso de pie y camino hasta su habitación para empacar su ropa y algunas pertenencias.

Soltó algunas lágrimas en el proceso pero también trató de ser positivo. Era lo que necesitaba, un nuevo comienzo.