Capitulo 16.

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Un fuerte estruendo sonó fuera de la casa de Bryar. El par de ojos esmeralda se abrieron de golpe y sintió su corazón latir con fuerza. Esperó unos segundos más para comprobar que había sido solo su imaginación, que no era verdad; pero escucho un segundo disparo.

Se puso de pie de golpe y camino fuera de la habitación, en el pasillo se topó con Bob y con Raymond.

"¿Eso fue un disparo?" pregunto el rubio casi en un susurro.

"Lo escuche muy cerca"

Se observaron por unos segundos y luego caminaron a la sala de estar, ahí se encontraba Frank, mirando por una esquina que estaba sucediendo afuera.

"Están aquí" musitó sin dejar de observar. Los chicos se acercaron solo para comprobarlo.

Los hombres de la noche pasada estaban ahí, ambos armados, venían acompañados de alrededor otras diez personas y... ¿Bert?

Dos sujetos sujetaban al chico con fuerza, McCracken ni siquiera forcejeaba con ellos, a simple vista se notaba que iba borracho y bastante golpeado.

"¡Salgan o lo matamos!" grito uno de los hombres, disparando al cielo "¡sabemos que están ahí!"

Gerard los observo en silencio, tratando de convencerse que seguía soñando, eso debía ser.

"¿Qué vamos a hacer?" Bob preguntó manteniendo en volumen bajo de sus palabras.

"Voy a salir"

"¿Qué? no Gerard, estas loco" Ray dijo "¡si sales te van a matar!"

"¡Si no salgo van a matar a Bert!" el pelinegro casi grito mientras se ponía de pie.

"¿Sabes que Gerard? haz lo que quieras, eres un estúpido egoísta" escupió Toro.

Way hizo caso omiso a sus palabras y aún en pijama salió de la casa. Apenas puso un pie en el pórtico una decena de pistolas le apuntaron.

"Vuelve a casa, niño" Bert gruño, casi como una orden. Al instante recibió un golpe en el estomago.

"Suéltenlo" pidió Gerard acercándose lentamente. Quedo situado en el jardín, mientras los hombres estaban unos metros más lejos, en la calle.

"Tú quieres que lo soltemos, nosotros queremos a Frank" dijo un pelirrojo, Gee lo conocía, lo había visto en la casa la primera vez.

"¿¡Por qué quieren a Frank!? ¿Por qué es tan importante ahora para ustedes?" cuestionó con cierta molestia.

El pelirrojo río secamente "El pequeño es solo mierda para nosotros, pero resulta que lo vendimos a una persona muy importante, y nos está presionando para que lo entreguemos"

"El no les pertenece" sorprendentemente hablo Ray, que se acercó hasta quedar a un lado del de ojos esmeralda.

"Tampoco les pertenece a ustedes, como sea, no tenemos tiempo de hablar. Entreguen al niño o matamos a McCracken" musitó, poniendo el arma justo en la cabeza del recién mencionado "tu eliges, Bert o Frank"

Gerard se tensó al instante, no podían hacerle eso, no podían ponerlo a elegir entre la vida de una persona u otra. Sintió como su mundo daba vueltas, que podría desmayarse en cualquier momento o bien, que la cabeza le explotaría.

"Yo... eh..." murmuró, el tiempo seguía corriendo y alcanzó a mirar cuando un dedo fue puesto sobre el gatillo. Estaban preparados para disparar.

Frank o Bert.

Frank o Bert.

Devolverles a Frank o que por su culpa maten a uno de sus amigos.

"L-les daremos a Frank, pero por favor suéltenlo"

El pelirrojo sonrió de lado y apartó el arma mientras empujaba lejos a McCracken. Cayó de rodillas y Ray se apresuró a ayudarlo a ponerse de pie.

Tres hombres entraron a la casa sin permiso y salieron con Frank, que forcejaba.

"¡Gee!, ¡no! ¡por favor diles que no me lleven!" exclamó el castaño entre lágrimas y sollozos.

Gerard apartó la mirada, no siendo capaz de mirar lo que había causado. Era su culpa. Toda su maldita culpa.

"Un placer hacer tratos con ustedes, mocosos" dijo el pelirrojo y entro a uno de los autos, donde habían metido a Frank.

Los hombres se esparcieron y entraron a los demás autos en los que habían llegado.

Way pensó que la pesadilla había terminado. Que no podía pasar nada peor, pero antes de que arrancarán un cuarto balazo resonó y fue a dar a la cabeza de Bert.

El cuerpo cayó justo a los pies de Gerard.

Todo fue tan rápido. No le dio tiempo siquiera de darse cuenta cuando apuntaron a su amigo, tampoco vio cuando se perdieron entre las calles, con Frank con ellos.

El pelinegro se arrodilló y abrazo a Bert contra su pecho, sintiendo las lágrimas salinas mojar sus mejillas.

"¡Bert! ¡Bert! ¡escúchame, no te vayas por favor!" exclamaba, apegándolo más a su pecho. Pronto Ray y Bob llegaron a su lado. Robert apartó la mirada al instante, nunca había visto un muerto y Raymond solo se quedo de pie observado la escena.

"¿¡Por qué!? ¿!Por qué si les dimos a Frank lo mataron!?" gritaba Gerard, sosteniendo el cuerpo sin vida de Bert. Una mezcla de furia y tristeza lo invadió. Había entregado a Frank a esos hombres y también había perdido a un amigo.



me quedo redactado para la mierda, pero mañana con más calma lo edito.

Hard; frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora