— ¿Estás loco? ¡no puedes traer extraños a mi casa como si fuesen gatitos!— Bob exclamo observando al chico dormir en el sofá— además, apestara todo a cigarrillos y alcohol.
— Cálmate Bert, tampoco lo iba a dejar ahí en esas condiciones— Raymond suspiró dándole un sorbo a su café— y si lo que Gerard dice de la bufanda es cierto, tal vez él sepa algo.
Gerard los observaba hablar como si fuesen una pareja casada, luego observo al chico que se había quedado dormido en cuando su trasero toco el sofá.
— Ray tiene razón, el tiene que saber algo— musitó.
— Esta bien, está bien, pero si cuando despertemos algo desapareció, ustedes me lo pagarán— aviso y sin más se dirigió a su habitación— nos vemos mañana.
El pelinegro se sentó frente a su amigo y sonrío con inocencia— no me mires así.
— Nos estás metiendo en muchos problemas, mis padres me mataran cuando regresemos y a ti también.
— Les avisaste que estábamos aquí, ¿no? ¿cuál es el problema?
— ¡Que estamos en Belleville buscando a un chico al cual siguen unos matones!
— No exageres— Gerard murmuró, sintiendo como la realidad caía sobre el como un balde de agua fría.
— No estoy exagerando, sabes que es verdad. Me van a castigar de por vida, ¡y luego de todos esos problemas tu traes a un borracho con nosotros!
Gerard gruño, no se molesto en contestarle al de afro. Solo se puso de pie y camino a la otra habitación, la que es de Frank. Solo quería dormir lo suficiente para que todo se resolviera.
(...)
—¡Gerard!— gritaron, haciendo que el chico despertara de un salto.
— ¿Qué?— cuestionó, sintiendo como su corazón latía con rapidez debido al susto.
— Tu invitado despertó y esta ensuciando todo mi baño— Bob dijo desde el marco de la puerta arrugando su nariz.
— Ve con el— Raymond ordenó sacándole las sabanas de encima.
Con pesadez se puso de pie y camino hasta el baño, incluso antes de llegar escucho a la otra persona dejarse caer con fuerza en el piso.
— Hey— saludo, observando al chico.
— Ah, tú otra vez, pensé que había sido un sueño— murmuró pero antes de decir algo más se apresuró a la taza del baño y descargo lo que había comido el día anterior.
Gerard suspiró y se encaminó a la cocina por una pastilla y un vaso de agua, en las películas eso siempre curaba las crudas, ¿no?
— Ten— ordenó extendiéndole las cosas. Rápidamente el chico las tomo y se pasó la pastilla— ¿cómo te llamas?
— Robert, pero me dicen Bert— musitó con una sonrisa de lado— Bert McCracken, a su servicio.
— Un gusto Bert, yo soy...
— Gerard Way, lo recuerdo— murmuró apretando sus sienes por el dolor de cabeza.
— ¿Vas a vomitar más?
Bert negó— dudo tener algo más en mi estomago.
Dicho esto Gerard lo ayudó a ponerse de pie y lo llevó a la habitación donde había dormido. Lo acostó y después le llevó el desayuno.
— Estas siendo demasiado amable conmigo, ¿qué necesitas?— dijo el chico llendo al grano.
— Estoy buscando a alguien.
— ¿El chico de los volantes? están por todas partes— bufó.
— Si, a él, ¿lo has visto?
— Es tu día de suerte niño, me parece que ayer lo vi recargado en un árbol, estaba llorando así que no me acerqué a él, supongo que necesitaba desahogarse— musitó como haciendo memoria— no supe más después de eso porque yo me fui del otro lado.
Gerard se quedó en silencio antes de agradecerle y salir de la habitación.
— Ayer lo vio en el bosque, Frank debe estar bien— aviso en cuanto llegó al comedor— Se llama Bert McCracken.
— ¿McCracken?— Bob preguntó en una risa seca— ¿qué hace el niño rico de los McCracken tomando en un bosque hasta perder la consciencia? yo no le creería mucho, es un hijo de puta.
Gerard asintió y volvió a la habitación. Bert seguía ahí, terminando su almuerzo. Al menos el color había regresado a su piel y lucia un poco mejor.
— ¿Qué hacías ayer en ese lugar?— el pelinegro cuestionó.
— Estaba tomando y fumando— dijo con obviedad.
— ¿Lo haces seguido o...?
— No, no vayas a quedarte con aquella impresión de mi. Me moleste mucho con mi padre así que fui a desquitarme ahí, es como mi lugar favorito— confesó.
Gerard suspiró cansado— Necesito que me ayudes a buscar a Frank, por favor, lo hemos estado buscando pero— su voz se estaba rompiendo de la desesperación.
— Oye niño, no llores, te voy a ayudar, ¿está bien? tengo contactos, lo vamos a encontrar— aseguró Bert desde la cama con una pequeña sonrisa.
Gerard limpio la lagrima que se deslizó por su mejilla con pena y asintió, mientras las comisuras de sus labios se elevaban.
Iban a encontrar a Frank, estaban seguros de que si.
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Hard; frerard
FanfictionEn donde luego de un enfermizo 'espectáculo', Gerard se propondría salvar a Frank de la vida de mierda que llevaba.