Capítulo 14: "Showcito".

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En multimedia Daimon O'livier.

La risa se apoderó de mí, ganándome un par de miradas acusadoras.

— Ellas estaban bromeando, ¿Cierto? - las amenazo con la mirada, como digna hija de mi madre.

— Sí... - se ríen nerviosas. — Estábamos bromeando, como siempre...

— Eso no cambia lo que pienso, Kylie. - vuelve a decir Daimon, mirándome fijamente. Definitivamente, esto se está saliendo de control. — ¿Puedo sentarme con ustedes?

— Creo que... - trato de negarme, pero fui interrumpida.

— Sí, adelante. - dice Charlotte. — Kylie, te estaba guardando el puesto, ¿Cierto?

No pude responder; ya que, Daimon se estaba sentando junto a mí. 

Como dice mi mamá, el que calla otorga, pero justo ahora, no pude decir nada. Sinceramente, no sé en qué momento las cosas cambiaron entre nosotros.

— Buenas tardes, estudiantes. Se les informa que la otra semana se podrán inscribir los candidatos para el rey y la reina del baile escolar. - se escucharon un montón de gritos y silbidos celebrando, al mismo tiempo, en que felicitaban a Jayden y Megan por su nueva corona, sin que haya llegado el día, así de obvio es todo.

Kylie, solo ignóralos.
Él está bien, y sin ti.
No te necesita.
No te quiere.
Olvídalo.

¡Dios!

Cada vez es más difícil, pensé que estaba mejorando. Casi no pensaba en él, hasta le dije a mis amigos que su nombre era innombrable, no existía, que su existencia no me importaba, ni perturbaba, y sin duda, no lo quería en mi vida, ni ahora, ni nunca.

¡Pero me estoy mintiendo, carajo!

Antes dije que lo estaba logrando o por lo menos avanzando, pero no puedo dejar de verlos, de verlo.

— ¿Kylie? - me susurra Charlotte.

— ¿Sí? - respondo de la misma manera, sin mirarla.

Ella toma mi mano, que, sin darme cuenta, estaba roja y los nudillos blancos. Poco a poco la suelto y ésta va tomando su color natural.

— Respira. - susurra. — No te preocupes, todo pasará.

Asiento.

— ¿Kylie, estás bien? - pregunta, Daimon. — Estás muy callada.

Intenté hablar, pero un nudo empezaba a formarse. Carraspeé un poco, y por fin salieron las palabras.

— Sí, no te preocupes, solo estoy un poco estresada.

Él me mira directamente a los ojos, intentando analizarme, sus ojos brillaban y su sonrisa se ensanchaba, mientras su mano acariciaba suavemente mi mejilla.

— Eres muy hermosa. - balbucea, pero logro entenderle.

Supongo que mi rostro debe estar más rojo que un tómate.

Carraspeo.

— ¿Tienen hambre?, yo me estoy muriendo.

Muerdo nuevamente mi deliciosa hamburguesa, para así, evitar las miradas y por fin, alimentar a mi estómago moribundo, aún después de que me dijeran que no podía comer dentro de algunas horas.

Creí que era importante para ti. EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora