No sé en qué momento regresé a casa, lo único que recordaba era haber bailado durante el resto de la noche, solo disfrutando de la música. Luego ignoré constantemente las miradas de Logan, Palmer y Jayden como si mi vida dependiera de eso.
Inmadura, pero segura.
Cantamos el cumpleaños y comí pastel hasta que me empalagué y me dolió el estómago; si bien, no recordaba haber bebido alcohol, mi cabeza dolía y daba vueltas como si hubiera estado durante más de veinte minutos dando vueltas en la ruleta. Recuerdo que un chico me ofreció un vaso y lo acepté, minutos después apareció Zara y Ariana tomadas de las manos ofreciendo la mejor escena, como si fueran las mejores primas, cuando simplemente y para mi pesar, se fueron y me dejaron sola a la deriva en un mundo o mejor dicho, sala llena de profanos.
Poco después nos fueron a buscar, me despedí de cada una y me fui directo a mi cama.
Justo ahora, estoy igual o peor que el perro de la vecina, moribunda.
Ojalá mis papás no se den cuenta de la resaca que traigo. No estoy lista para escuchar los gritos de mi mamá latina y las reprimendas de mi papá inglés, una combinación asfixiante y molesta.
Como si los mismísimos cielos me hubieran escuchado para castigarme por mi actuar en la fiesta, aparece mi mamá en la entrada de mi habitación furiosa junto a mi papá que estaba ligeramente decepcionado.
— ¡¿Se puede saber qué clase de porquería bebió la señorita anoche?! - chilló mi mamá, mientras abría las ventanas.
El sol me cegó por completo.
— ¿De qué hablas? No bebí nada más que Coca Cola.
Si..., ante todo inocente. Aunque no es mentira; ya que en el calor de la noche me dejé llevar y caí en las garras de un sucio y para nada honesto chico, que me ofreció un vaso y yo en mi ignorancia lo acepté, haciendo caso omiso a todo lo que me dijo mi mamá de niña. De solo recordarlo me dan ganas de ahorcarme por estúpida.
"Kylie, nunca aceptes nada de un desconocido, no sabemos que intenciones tenga."
— ¿Segura? - cuestionó mirándome fijamente tratando de acercarse. Si me huele, estoy muerta.
Se lo que está tratando de hacer, quiere intimidarme con la mirada para que confiese, pero no lo haré. Ya no tengo once años, madre.
— Claro que sí, ¿Acaso no confías en mí? - me levanté indignada.
Tengo que ver si estoy en condiciones para seguir negándolo todo o simplemente me doy de baja en esta guerra.
Mi aliento apestaba. De repente recuerdo que vomité apenas llegué a mi habitación, por suerte pude entrar al baño.
— ¿Tú le crees, Adam?
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Creí que era importante para ti. EDITANDO
Fiksi RemajaMe enamoré de quien no debía y lastimé a quien no lo merecía. Nos herimos en el camino y la destrucción fue nuestro fin. Mis padres lo sabían, mis amigos lo sabían, yo lo sabía, y aun así, me entregué a él, en caída libre, sin seguro y sin regreso. ...