24. El Mejor Amigo.

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Se estaban acercando las olimpiadas de este año, y la temática de este año ya no eran los equipos de fútbol, esta vez era de algo muy creativo (sarcasmo); los animales. Existen tantas cosas interesantes para poner de temática como música, personajes de libros, caricaturas, etc. Pero los animales no me parecían algo sumamente interesante, y es más, las mujeres y un par de hombres se pueden unir y decidir por algún animal que a los demás nos disguste, por ejemplo el gato. ¿Ustedes saben lo ridículo que seria que nos pinten el rostro y nos coloquen orejitas de gato? Y lo que acabo de pensar no estaba tan alejado de la realidad.
    —¿Que tal un león?
    —No, ese ya lo tiene los de inicial —Nuestra dirigente sostenía una hoja.
    —Un gorila, como King Kong.
    —Ese animal no es bonito; ni el chimpancé, ni el mono, ni el orangutá, ni ningún otro primate.
    —Eso es racismo.
    —Creo que seria racismo si los primates fueran personas.
    —Pero científicamente, los primates son los más allegados al hombre, es decir, son como unos primos lejanos —Jasper discutía con Alexia. 
    —¡Oigan!, ¡La araña!
    —Patrick, eso es un bicho —Soltó Monica.
    —¿Qué hay del puma o la pantera?
    —Ya están.
    —¿Es que acaso ya están todos? —Pit Miler estaba eufórico. 
    —Espere, ¿y el Jaguar? —sugirió Verónica.
    Finalmente, un animal que no había sido escogido aún.
    Marissa Morgan, el remplazo de el profesor Andrew, releyó los nombres de los animales que ya habían sido escogidos por los cursos inferiores, pero a nadie se le había pasado por la cabeza el Jaguar, así que lo anotó en la pizarra.
    —Bien, ¿Alguien tiene en mente otro animal?
    —¿Un lobo? —Soltó Fred.
    Todos los hombres del curso lo abuchearon, nadie quería vestir de lobo, al menos no los hombres, por el simple hecho de que se ve mal que los hombres aúllen. Se ve gay en pocas palabras.
    Fred tal vez lo hizo por llamar la atención. Después de la broma de la mayonesa se descubrió que Fred dudaba de su sexualidad, no sabía si le gustaban los hombres o las mujeres, pero se podría decir que es bisexual. Nunca sabremos la verdad, a veces hace el papel de hombre y otras veces el de una mujer. Nosotros no tuvimos nada que ver, simplemente se le escapó en una conversación que no tardó en divulgarse por todo el instituto. Fue justicia divina, tal vez. Nosotros hicimos justicia humana.
    Finalmente nadie tuvo mejor idea y nos quedamos con la opción del jaguar. Días después se escogió el diseño del uniforme que usaremos el día de las olimpiadas, la camisa era negra con los bordes eran de color amarillo-naranja con manchas negras (como el Jaguar) y en el centro estaba estampada la cabeza del animal, mientras que de escudo teníamos una imagen muy similar al logo de los thundercats. Nos pusimos muy creativos, eh.
    —Creo que a las mujeres les harán otro uniforme muy distinto al nuestro —bajábamos las escaleras.
    —¿En serio?
    —Claro, no seas bobo —Randall tumbó a Phil— No ves que ellas no juegan en los partidos, más bien son como porristas. Maryse se verá bien sensual.
    Hoy había ensayo para las olimpiadas y todo el colegio bajo y se dirigió al campus de los niños pequeños. En ese lugar estaba tan lleno que si llegaba un curso más estaríamos tropezándonos todo el tiempo, y ni siquiera nos dejaban sentarnos en los columpios. ¡Qué destare!
    —Hay que sacar a los niños que están sentados en ese pequeño muro —Randall caminaba tumbando a todo el mundo que se le atravesaba.
    —¿Tienes algo en mente? —Phil apretaba el paso.
    —Simplemente sacarlos... ¡Oigan, ustedes! 
    Los niños nos miraron con el ceño fruncido, pero no tenían oportunidad contra nosotros, somos demasiado grandes para ellos.
    —Deberían irse y dejarnos sentar ahí —Randall se cruzó de brazos.
    —¿Y si no qué? —Se levanto un niño que le llegaba un poco más abajo del pecho a Randall.
    —¿En serio te atreverías a luchar contra mi?, no eres suficientemente listo.
    —Tiene razón —intervine— Sería más inteligente que se fueran en ves de hacer el ridículo.
    Los tres niñitos se pusieron eufóricos y nos insultaban. También amenazaron con decírselo a algún profesor.
    —Si hacen eso serían unos completos maricones que no saben resolver solos sus problemas —Phil se acercó mucho a uno.
    Finalmente los niños decidieron irse y dejarnos los asientos. Sea como sea ellos no podían quedarse mucho tiempo, pues al cabo de unos cinco minutos su curso salió a practicar el desfile que harían el día de las olimpiadas.
    Faltaban demasiados cursos para que llegaran al segundo de bachillerato. Calcularé que estaremos en este lugar por al menos veinte minutos como mínimo, y entre tanta muchedumbre no pude localizar a Rebecca, pero pude localizar a Alice acompañada de otra chica y nos estaban mirando fijamente.
    —Realmente su mirada me provoca escalofríos, es como si estuviera asesinándome en otro plano existencial —Randall sacó una goma de mascar.
    —Estás hablando mierda, si Rebecca me mirase así estaría muy seguro de que me adora.
    Continué buscando a Rebecca, pero no lograba verla por ningún sitio y empecé a desesperarme con el pasar de los minutos.
    —¡Ya me está poniendo nervioso! Ve a decirle que deje de ponerme sus ojos macabros encima —se llevó las manos a la cara.
    —No estás interpretando el mensaje indirecto —Phil sostenía el peso de su cabeza con la palma de su mano— Está esperando a que al menos la saludes, pero aquí todos sabemos que ella quiere hablar contigo.
    —Voy a traértela —me puse en pie.
    —Oye, no.
    —Relaja la raja.
    —¡Paule, detente!
    —Sabes, al comienzo te tenía miedo, pero ahora me doy cuenta de que no eres más que una basura —hice énfasis en la última palabra— cuando ella esté sentada a tu lado espero que me demuestres lo contrario.
    Me abrí paso entre la muchedumbre evitando tener contacto físico hasta llegar a ella y su amiga que estuvieron mirándome desde el momento en que me puse de pie. Mientras caminaba hacia ella pude localizar a Rebecca, fue como un sexto sentido que me decía "Mira a tu izquierda", y pensé en ir hacia ella antes de ir a hablar con Alice, pero luego otro pensamiento se acopló y me dijo "déjala, está conversando con sus amigas".
    —Hola —di un saludo general— Oye, Randall quiere hablar contigo.
    Alice miró a su amiga y ella le sonrió. Alice caminó hasta Randall y yo me quedé contemplando mi buena acción del día.
    —Soy Dorothy Isaacs.
    —Paule Shalejo —Sonreí y estreché la mano de Dorothy.
    ¿Eso esta bien, no? Lo de estrechar la mano.
    Alice se regresó a medio camino.
    —¿Qué haces aquí todavía? —me frunció el ceño— ¿no piensas acompañarme?
    —Pero si está ahí —señalé disimuladamente a Randall.
    —Lo sé, pero eshque me da vergüenza acercarme así sin más —Alice cruzó los pies— sino no voy.
    Joder.
    —Vamos.
    Tuve que intervenir varias veces en la conversación de Alice y Randall porque sus silencios incómodos me incomodaban, y cuando Alices no se daba cuenta Randall me llamaba.
    —Con permiso... —Me senté entre ellos— Entonces Alice, ¿te gusta el rock?
    —S-Sí.
    —A Randall también le gusta el... Ay no puede ser...
    —Siempre que dices eso pasa algo muy malo —Randall hablaba en un en un tono nervioso, como si la voz le temblara.
    —Lo siento, esta vez si los dejó solos.
    A lo lejos vi a Donald acercarse a Rebecca con su pandilla, y tenía un mal presentimiento, siempre que Donald está cerca algo malo sucede. Me apresuré a llegar a Rebecca antes que Donald llegue a ella. La sorprendí por la espalda y posando mis manos es sus caderas.
    —Hola mi amor.
    —¡Hola! —me abrazó.
    Donald se pasó frente a nosotros y sus amigos abuchearon. Rebecca, las amigas de Rebecca y yo les dedicamos una mirada llena de ambigüedad a la pandilla de Donald. ¿acaso eso significa que gané? Finalmente venci a Donald.
    —Creo que no debo dejarte sola.
    —Yo también creo lo mismo, eso fue demasiado extraño.
    —Aunque... sabes, me escogieron para un concurso de Arte —me di un masaje en la frente— Ese día obligatoriamente te tendré que dejar sola.
    —¿En serio? ¡Eso es fantástico!, y no te preocupes, yo me puedo cuidar sola.
    —Y nosotras la cuidaremos —las amigas de Rebecca sonrieron.

Singular Delirio 2: Las Mentiras Más Bellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora