11. El Pasado Siempre Vuelve.

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    —Hermano, realmente lo siento... Se como te afectan estas cosas...
    —Mira, yo sólo quiero estar sólo ahora. No quiero que tú ni Randall se acerquen a mí.
    Era lunes a las siete y cuarenta... No era una mañana muy positiva por lo que había pasado el sábado y por lo que había pasado hoy y pasará hoy; y lo que podría pasar en los siguientes días del año.
    Estábamos en clases de matemáticas, pero el profesor Raúl no se aparecía por ningún lado y todos estaban dando vueltas en el salón.
    —¿Crees que la vida me odia o algo? —me crucé de brazos y miré el tejado blanco— ¿crees en el destino y esas fanfarronadas?
    —sólo Estás pasando un mal momento, relájate.
    —Relajarme... ¿Cómo demonios quieres que me relaje? —me puse de pie— Si tan sólo nunca te hubiera hablado a ti ni a Randall estaría bien.
    Randall se quitó los auriculares.
    —¡Eh!, Nosotros no tenemos nada que ver en ese asunto.
    —Claro que sí. Mi vida se arruinó desde que estoy con... —se me quebró la voz— con ustedes.
    Agarré mi mochila y sentí que una lágrima se estaba rodando por mi mejilla. La limpié. Dejé caer mi mochila al suelo y Seguidamente caí yo y cubrí mi rostro con las manos hasta que terminé haciendo presión en la región nasal, y miré sin ver. Por un lado Phil me decía que me ponga de pie y por el otro lado Alexia estaba conversando con Randall, preguntándose por qué estoy tan ido.
    —Bueno... Verás es que hoy Paule...
    —Nos van a citar al rectorado por lo del sábado —se apresuró a decir Phil— Es sólo eso.
    Mónica y Verónica también estaban comiéndose toda la película, y Jasper murmuraba cosas del otro lado del salón, y hablaba de mí porque su grupo de amigos me miraban, entonces no toleré más la gran presión de mi pecho y me puse en pie.
    —Rebecca me está engañando.
    Alexia, Mónica, Verónica, Luis y muchos más escucharon mi confesión y todos me miraban compasivamente y yo sólo quería destruir todo y lanzar mi mochila contra el escritorio del maestro, pero lo que dije sólo fue una parte, lo otro era el problema del hospital, del que posiblemente iba a salir expulsado y no obtendré mi título de bachiller si eso sucede.
    ¿Qué es peor que la gente murmure a tus espaldas? Pues, saber que lo que dicen es verdad. Eso y ni hablar que piensen que soy un rebelde sin causa por haberme escapado del trabajo.
    —¿Segundo sistema A, verdad? —Una mujer con el cutis todo dañado entró al curso. Alguien contestó que sí— Muy bien. Se solicita a los siguientes alumnos al rectorado... —Cargaba unos papeles y mencionó los nombres que sabía que diría— Randall Hawk, Phil Jones y Paule Shalejo.
    Acompañamos a la mujer y yo sólo miraba al suelo recordando lo que vi.
    Rebecca hoy no fue en el autobús y eso ya era algo extraño, aunque asumí que ella se había quedado dormida y no me importó, pero al llegar al colegio la vi con la peor persona en el mundo y con la que menos pensaba... Donald. El mismo Donald que alguna vez me quitó del camino de Catherine. El mismo desgraciado que se llevaba a Catherine de mi lado. Ese mismo tipo ahora la tenía abrazada de la cintura y ella rodeaba con sus brazos el cuello de Donald, hasta que me miró y se separó de él. 
    —Paule, no es lo que parece. No te dejes llevar por esos pensamientos —Me agarró la mano.
    Phil se acercó y nos separó un poco.
    —Claro que no es lo que parece. Porque exactamente lo que parece, Rebecca.
    —¿Y tú quién cojones te crees? Esto es entre él y yo. Lárgate de aquí, Phil Jones —Rebecca tenía el ceño completamente fruncido— Tú no eres buena influencia para él, mira nomas en el nuevo problema en el que lo has metido tú y Randall. Como siempre, usándolo como uno de sus peones en su juego de ajedrez.
    Las personas que pasaban a nuestro alrededor miraba un momento y luego cambiaban de vista, y yo ahí viendo como Donald se iba riendo con sus amigos, y yo sólo podía pensar en una cosa... Juro que algún día voy a asesinarte drogadicto hijo de puta. No comprendo qué tiene él de especial, digo, es un chico Delgado de piel más oscura que la mía, tras eso en su facebook pueden encontrarse fotos de marihuana por todo su muro, eso sin mencionar que su abrigo tiene colores de la bandera rasta, y no me quejo de eso, me quejo de que seguramente asocia esos colores con los de la marihuana sin saber algo del movimiento rastafari. Pero eso ya es historia africana; de Jamaica para ser exactos.
    —¿Qué sucede, acaso estoy hablando de más, Phil?
    —No comprendo de qué estás hablando —Phil se dio la media vuelta— Vamos Paule, ella no es quién dice ser.
    —¿Y tú sí? —Respondí colerico— ¡Siempre estoy en problemas por su culpa! Ahora soy una maldita vergüenza para mi familia porque James siempre fue excelente alumno en esta institución.
    —¿Oye de qué lado estás? Ella te esta engañando.
    —Ella y todo el mundo. Siempre pasa de todo ante mis narices y yo solo tengo que sentarme a ver como las personas viene en fila para apuñalarme de frente y por la espalada. Estoy cansado de esto.

Singular Delirio 2: Las Mentiras Más Bellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora