33. Total, qué más da.

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Odio al  mundo y a todo lo que habita en él. De qué mierda me sirve seguir leyendo libros de romance, o libros de filosofía si el mundo está realmente en la mierda. ¿Qué cosas son realmente correctas?, claro, me dirán que el único camino a la vida entrena y toda esas fanfarronadas es Dios, pero yo estoy aquí sufriendo y bebiéndome las cervezas de Mr. James Thomas, pero de seguro le valdrá una mierda, siempre se olvida de ellas y cuando ya no saben bien las tira a la basura y se compra unas nuevas. Este proceso de repite varias veces.
    Tal vez voy a hablar de mucha mierda, pero es lo de menos, diré exactamente lo que pienso, y no me importa si les duele o no, porque me duele más a mi que Rebecca haya follado con Donald en mis narices. No estoy exagerando las cosas, simplemente digo la verdad, pónganse en mi zapatos por un momento y dígame si tolerarían algo como aquello. Rebecca es una maldita zorra malparida que se aprovecha de los hombres y cuando se aburra de Donald buscará a alguien más, quizás a alguien que tenga el pene más grande, y cuando lo encuentre se lo follará en los sanitarios del baño de las mujeres, o en su defecto, en los baños del malecón. Lo que me lleva al siguiente tema. Cuando Rebecca se fue aquella vez con Donald al malecón seguramente follaron.
    —Paule, tienes tu habitación echa un desastre —Elizabeth se puso en el umbral de mi habitación.
    —Mañana arreglo todo esto —dije con la intención de no levantar sospecha de que estaba viendo todo borroso. Siento el rostro dormido.
    Las cervezas estaba ocultas bajo mi cama y entonces recordé hasta a las novias que tuve por medio de Internet. Había una chica muy linda que fue novia de un primo, ella era una de esas chicas que viven como reinas, quiero decir, sus padres la cuidaron tan bien que se convirtió en una mujer tan delicada y necesitaba un hombre a su nivel, es decir: un hombre guapo ojos verdes o azules y con dinero. Esto de que me manden a la mierda no es novedad, sin embargo realmente necesitaba una compañera que me escuche cuando más necesito a alguien, y ahora no tengo a nadie, y si mi sombra tuviera vida propia de seguro se alejaría de mi como todos los demás.
    Elizabeth y Mr. James Thomas otra vez estaban discutiendo y yo ya no sabía ni como caminar sin tener que irme de lado, y hasta los parpados los tenía pesados. 
    Tenía dos opciones, una era escaparme de la casa y morir como animal de la calle, y la otra era simplemente entrar al baño y continuar con mi vida cotidiana pero con un cambio que tal vez me haga sentir mejor. Escogí la segunda opción.
    Fui hasta mis materiales de dibujo y saqué un cutter. Caminé hasta el baño como si me fuera a dar una ducha, pero en sí ese no era el plan. Sostuve con firmeza el cutter y lo llevé hasta mi muñeca izquierda, pero no tenía el valor de hacerlo, así que me miré en el espejó y vi a la persona más horrenda, asquerosa y desagradable... Yo. Pensé en todos, en mí, en Rebecca, en Penny, en Catherine, en mi familia, en Phil, en Randall y en mis problemas... Inhalé profundamente y corté un poco mi muñeca, pero no salió demasiada sangre, así que bajé un poco más para intentarlo de nuevo. Inhalé. Esta vez sí salió más sangre y me detuve. Me senté en el piso a sollozar mientras hacia presión en las cortadas que tenía, y pensé está bien para comenzar, está bien para comenzar. Agarré otra vez el cutter y coloqué la hojilla en mi pierna izquierda, e hice presión y lo moví en forma horizontal. No me detuve aunque sentía una sensación horrible, pero llegó un punto en el que ya no aguanté el dolor y me detuve. Me estaban ardiendo las dos heridas, pero más la de la pierna y entonces me di cuenta de que estaba saliendo mucha sangre.
    Exageré un poco, pero me estaba sintiendo mejor, ya no sentía tanto dolor por todo lo que he pasado a lo largo de mi vida, simplemente me concentraba en el dolor de mis heridas.
    Ayúdenme...

Singular Delirio 2: Las Mentiras Más Bellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora