7. Uniendo Cabos Sueltos.

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Mi habitación estaba por completo desordenada al igual que las demás habitaciones, y todas mis cosas estaban esparcidas por el suelo de mármol verdoso degradándose a blanco con estilos de remolinos disparejos. Creo que aunque es muy extraño este suelo y ese estilo, me gusta, es casi único. Los muebles más grandes de mi habitación estaban en la sala de estar.
    Había papel periódico arrimado a la pared y fue entonces cuando me percate de que una de las paredes estaba siendo pintada.
    —Ay, no puede ser... —murmuré
    Elizabeth no tardó mucho en llegar a mi habitación.
    —Oh, Paule. ¿Cuando llegaste?
    Elizabeth tenia puesta una gorra y su ropa estaba llena de pintura al igual que su cara y sus manos.
    —Te daría un beso y un abrazo pero... Bueno. Tu entiendes, ¿no? —pasó de mi y continuó pintando la habitación.
    —¿Desde cuando eres pintora? —me posé en el umbral de la puerta por precaución a no ensuciarme con pintura
    —Bueno... —dejó la brocha en el tarro de pintura y puso sus manos en sus caderas— ¿ya comiste? de seguro no. Puedes ir a la cocina a calentarte un almuerzo que compré.
    —¿Al menos sabes cual es mi color favorito?   
   —No. Pero como saberlo si siempre compras camisas negras. Aparte. El color blanco es muy elegante.
    No quise decir más y me retiré de la habitación y caminé hasta la de James para preguntarle por qué a Elizabeth se le ocurrió la gran idea de pintar mi habitación, pero simplemente dijo que no sabía nada. Pero les puedo asegurar una cosa: Elizabeth no es así, no hace esa clase de cosas sin preguntarme primero o simplemente me dice que lo haga yo. Ya de por si era muy extraño lo que hacía y sin decirle a nadie, excepto a...
    —Rúben —Entré a su habitación, pero no estaba ahí.
    Entré a la cocina y ahí estaba él comiendo.
    —¿Qué sabes? —Le pregunté.
    —El blanco es el color de la pureza y la fe —contestó.
    —No comprendo —tomé asiento— ¿está pintando mi habitación porque cree que estoy haciendo algo malo?
    —Podría decirse. Estuvo investigando sobre los cambios juveniles como: cambios de humor, marginación, etc.
    —Esto es culpa de la psicóloga Grace —golpeé la mesa.
    Rúben sólo me miraba perplejo, pero no quiso indagar, solo quería comer. En fin. Yo también tenía hambre y me calenté el almuerzo.
    Realmente aprecio que Elizabeth se preocupe por mi, pero creo que lo que hace es bastante inútil, porque yo no tengo ningún problema psicológico, y de hecho me siento muy bien gracias a las personas que tengo a mi lado. Como Phil, que es el mejor amigo que uno podría desear al igual que Randall, aunque él no me agrada demasiado por su forma de ser. Mientras que Rebecca apareció cuando yo más necesitaba a alguien ¿qué clase de ayuda podría requerir?
    Catherine y yo estamos de acuerdo en que la señora Grace quiere darse a notar diciendo que hace bien su trabajo con jóvenes tercos como nosotros. En repetidas ocasiones cuando voy saliendo de su oficina me encuentro con Catherine.
    —¿qué haces aquí? —me preguntó.
    —Problemas psicológicos —Contesté.
    —Vaya. Yo igual —se levanto de su asiento.
    Era la primera vez que me percataba que su falda no está más abajo de la rodilla. Para ser sincero no comprendo como es que parece que tiene unas piernas largas y blancas.
    Se cruzó de brazos.
    —¿Tienes problemas con tu familia?
    —Ella dice eso —la miré a los ojos.
    —A mi me dice lo mismo. Sabes, —empezó a susurrar— Yo creo que esta vieja está loca. Quiere demostrarle a su jefa que es buena en lo que hace.
    Susurré.
    —Opino igual.
    —Bien. Entonces nos vemos luego, idiota —Usó su tono de voz normal.
    Puso un puño frente a mi y chocamos los puños, pero le di un ligero golpe que no la convenció tanto y termino diciéndome "qué maricón eres" y se fue con una sonrisa super fingida hacia la psicóloga Grace. Desde aquel entonces no hablamos demasiado
    Mientras lavaba mis platos la puerta sonó y Rubén la abrió. Para mi sorpresa era Phil, que venía a pedirme ayuda con la tarea de matemáticas, o esa fue su excusa para venir a verme, porque la verdadera razón era que traía más pruebas de que Randall es un mentiroso y que las personas de la foto sí eran su familia y la negaba.
    Abrió facebook en su computadora portátil y me mostró el facebook de Randall y el de su posible madre.
    —Está es la primera prueba. Mira lo ojos y la nariz de la señora —cambió de pestaña— ahora mira los ojos y la nariz de Randall. Son iguales.
    —Eso no comprueba nada —me terminé de secar las manos con una toallita.
    —Ahora mira. La señora se llama Clara Wang, y el nombre completo de nuestro amigo es... —buscó una imagen guardada en su escritorio— Randall John Hawk Wang. Esta foto me la pasó Alexia. Ella es la encargada de tener todos nuestros datos.
    —Okay, mira. Puede que ella sea la madre de Randall, pero ¿cómo sabemos que está viva —Apoyé mis manos en la mesa.
    —Tranquilo viejo. Sólo hay que esperar un poco. Mira, si ella llega a actualizar su estado de facebook lo sabremos. De hecho su última publicación visible es esta del año pasado, que fue el 18 de febrero.
    Phil siguió bajando para ver que más encontraba en el perfil de la señor Clara Wang. Pero creo que era para enseñarme algo que él ya había visto.
    —Aquí el señor Xavier Hawk le publica esta mierda romántica por el 14 de febrero. Qué clase de hijo pone en el muro de su madre: al llegar a casa amo los besos que recibo de mi amada mujer. Debería poner algo como: Mamí gracias por cuidarme siempre. Lo de Xavier Hawk ya es más vulgar y con asento erótico.
    —¿Por qué asento erótico? 
    —Léelo con voz de locutor de radio y entenderás.
    Phil siempre me hace reír con sus ocurrencias, es por eso que me agrada mucho, y aunque sus especulaciones tienen cierto sentido lógico, creo que Randall realmente tienen a su madre muerta y se avergüenza de su padre de algún modo.
    Phil quería seguir con su caso detectivesco pero cada vez se hacía más tarde, entonces dejamos todo eso para mañana y le di mi cuaderno de matemáticas para que copie mi tarea y se vaya a hacerla a su casa.
    —¡Pero mañana me explicas bien los ejercicios! —gritó mientras se iba.
    Cerré la puerta a mis espaldas y me acosté en el sofá más grande y dormí. Pero desperté porque mi smartphone estaba sonando.
    —¿quién carajos es? —dije mientras estaba desbloqueando la pantalla.
    Mensaje de Rebecca:
    —Paule.
    »Oye, Paule.
    »Bueno, mira la cosa es esta... me preguntaba si tú querías salir conmigo mañana después de clases... Es que ya llevamos tiempo hablando y como los dos sentimos lo mismo... Creo que es momento de salir juntos a caminar.
    Medité un minuto la respuesta, pero a la mierda, es Rebecca y con ella iría hasta el más allá.
    —Por supuesto que me gustaría que salgamos juntos —puse un emoji de carita sonriendo— Entonces mañana después de clases será.

Singular Delirio 2: Las Mentiras Más Bellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora