Capítulo XIII

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Alexa...

No sé qué se cree, al presentarse así como si nada en la cocina, es un patán, cretino que primero me ofende sin motivo, se disculpa, me besa y no dice ni una sola palabra en dos días, aparece ordenándome que coma con él y cuando paso por alto su petición, más bien su orden decide que es una buena idea presentarse y mezclarse con los trabajadores como si fuéramos sus iguales, estoy cansada de esto y tal pareciera que esta inspección va a durara más de lo previsto y nunca terminará Bernard lejos de estar enojado por las demoras, pereciera que le emociona el hecho que se haya extendido más de la cuenta o al menos eso leo en su mail.

Me siento frustrada, todos están emocionados por pasar más tiempo aquí, menos yo, estoy acostada y la tarde es cada vez más gris, no cabe duda que se acerca una gran tormenta, decido ir a correr antes que comience a llover o a nevar.

Ya llevo recorridos treinta kilómetros cuando veo a lo lejos a un hombre inconfundible de metro noventa, con su cabello castaño sujeto en una liga, es Derek, decido ignorarlo y continuar, ya no puedo seguir corriendo así que disminuyo el paso hasta solo caminar para tomar aire, lo busco, pero no lo veo, solo siento como me toma del brazo y una corriente eléctrica me sacude de los pies a la cabeza, lo veo y sé que está enojado tratando de controlarse.

-Necesitamos hablar -Ladra, respira y añade -Por favor hablemos.

-Escucho -Digo en un tono seco.

-Aquí no, en la cena -Dice dándose la vuelta, siguiendo su camino.

Está loco si piensa que solo así porque si voy a obedecer todo lo que él dice, conmigo se equivocó, si cree que ordenándome lo que tengo que hacer voy a caer rendida a sus pies o todavía no me conoce o está loco.

-Alex -Es Peter, pero en esta ocasión no viene con la cena, está de pie en la entrada del chalet con las manos en los bolsillos y viendo al suelo.

-Me pregunta Derek ¿Qué en donde prefieres cenar, si aquí o en la casa?

-Peter, me encantaría cenar con Derek esta noche, pero no puedo, necesito ir al pueblo y quería saber si me puedes llevar tú o llamar a un taxi, es urgente. -finjo una cara de preocupación que Peter se cree, inmediatamente me siento mal por engañarlo.

-Claro, yo te llevo, en diez minutos estoy contigo, te veo en la entrada de la casa.

Diez minutos después estamos saliendo de la hacienda, sintiéndome mal por lo que estoy a punto de hacer, pero está loco si cree que voy a obedecer sin chistar. Recuerdo que la tarde cuando llegué a la propiedad cerca de aquí vi un restaurante de comida corrida, empiezo a visualizar el cartel con luces de neón.

-Detente aquí por favor Peter -Quien dibuja una amplia sonrisa en su rostro cuando se da cuenta de lo que acabo de hacer. - ¿Quieres una hamburguesa con papas?

-Solo si Ane no se entera -Dice riendo.

-Por mí no se enterará. -bajamos del auto y entramos al local que está prácticamente vacío por la tormenta que se avecina, tomamos asiento en una de las mesas del fondo, Peter frente a mí y yo dando la espalda a la puerta.

Una camarera de unos veinte años se acerca a nosotros dejándonos la carta, al poco rato regresa para tomar nuestras ordenes, Peter pide una hamburguesa doble con papas y una coca-cola, yo pido una hamburguesa sencilla sin mostaza con papas y un vaso con agua, se va nuevamente con nuestras órdenes, permanecemos en silencio uno segundos.

-Alex sé que está haciendo todo mal, pero créeme que cuando se trata de ti no piensa con claridad –Dice sorprendiéndome ya que no había dicho absolutamente nada al respecto a pesar de habernos visto besándonos.

El Sonido del AmorWhere stories live. Discover now