Capítulo XXIII

5 0 0
                                    




Alexa...

No sé exactamente en qué momento me quedé dormida, pero dormí casi toda la tarde, son las seis según el reloj que hay en la mesita de noche, despierto sola en la cama, Derek no está, en su lugar hay un ramo de rosas rojas con una nota, no puedo evitar sonreír al ver este detalle, huelo las rosas y leo la nota.

"Paso por ti a las ocho, ponte más hermosa."

                                                                 Derek B.

Esta es la sorpresa que me tenía preparada, con todo el alboroto que se hizo, me olvide por completo de la sorpresa, tengo que buscar algo decente que ponerme. Desearía haber sabido que iba a pasar esta semana con Derek Gabler para así haber traído algo más elegante para ponerme. Abro el closet y no está mi ropa, solo un vestido color azul turquesa, que tiene casi toda la espalda descubierta, sin escote, con una abertura en la pierna derecha, es hermoso y sexy, en el piso del closet hay unos tacones que van a juego con el vestido.

Me baño rápidamente, me queda una hora para alistarme, así que debo darme prisa, sé lo mucho que odia la impuntualidad. Decido llevar el cabello suelto haciéndome unas ondas ligeras, experimento un poco más con el maquillaje agregando un rojo intenso a mis labios, saco del armario el hermoso vestido, me queda perfecto al igual que los tacones, me pongo un poco de perfume y listo.

Espero unos minutos más para que sean las ocho y justo a la hora acordada tocan la puerta.

Abro, pero no hay nadie, solo hay un camino de pétalos de rosas rojas delineado por velas, sigo el camino que se extiende por las escaleras, al pie de estás me espera Derek con un traje y zapatos hechos a medida, lleva una camisa blanca con un moño color negro, el cabello lo lleva recogido y su barba perfectamente delineada, se ve tan guapo que corta le respiración, tiene las manos es la espalda, me extiende una de sus manos, ayudándome a bajar el último escalón.

-Te ves hermosa, -Me da un ligero beso en los labios.

-Gracias, tú también te ves muy guapo -Digo repitiendo su gesto. - ¿Cómo supiste mi talla?

- ¿Acerté? Yo sabía que eras talla cincuenta -Dice muy serio

- ¡Claro que no soy talla cincuenta! -Entonces suelta una carcajada.

-Lo sé cariño, en realidad fue Ane la que se encargó de averiguar tu talla, el vestido fue mi elección y veo que no me equivoque, te ves hermosa.

-Gracias.

-Vamos que la noche apenas empieza.

Me ofrece su brazo y caminamos hacia el jardín donde hay un circulo delineado por antorchas, en medio hay una mesa para dos, en cuanto entramos se escucha un violín tocando un capricho de Paganini, me ayuda a sentarme en una de las sillas, mueve su silla para quedar a un lado mío, en seguida entra una de las muchachas del servicio a servirnos una copa de vino y con la misma velocidad se va, doy un sorbo a mi copa y la dejo enseguida en la mesa, me tiemblan las manos de lo nerviosa que estoy.

- ¿Me permites esta pieza? -Dice extendiéndome su mano.

-No sé bailar -Admito apenada.

-Yo tampoco sé, de igual manera solo seremos tú y yo –Lo pienso un minuto y tomo su mano para ayudarme a ponerme de pie.

Me lleva de la mano a una pequeña pista de baile improvisada, solo para él y para mí, pone su mano en mi cintura, puedo sentir el contacto de su mano en mi espalda desnuda, hace pequeños círculos en ella mientras nos movemos por la pista, no decimos nada con palabras, pero nuestras miradas lo dicen todo, terminamos de bailar justamente cuando nuevamente la rubia del servicio trae consigo el primer platillo.

El Sonido del AmorWhere stories live. Discover now