El comienzo...

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—Corre— dijo justo en el momento en que los disparos comenzaron. Ambos corrieron entre los árboles. Estaba obscuro y había una extraña niebla que cubría todo el campo de visión.

Llegaron a una especie de depresión en donde bien podían caber los dos sin ser vistos. Se metieron ahí y trataron de calmar sus respiraciones.

—Lili, escúchame bien, vienen por mí. Necesitas quedarte aquí y esconderte. No hagas ruido, estaré bien. Lo prometo.

—No, Alex, no te dejaré hacer esto. Necesito que sepas algo.

Alex la miró a los ojos, se podía notar su preocupación por ambas partes.

—Alex, estoy embarazada, vamos a tener un hijo.

Alex se llevó las manos al cabello, volteó a ver el bosque, pero éste estaba vació.

—Un hijo— susurró y una lágrima corrió por su mejilla. Tomo la cara de Lili entre sus manos y la beso. La besó porque sabía que era lo correcto, que tenía que irse. Sobre todo, ahora sabiendo que había un ser creciendo en el vientre de la mujer de sus sueños. Un niño con su sangre. Un niño con sangre de brujo.

—Te amo, Lil. Cuida a nuestro hijo, y por favor, que nadie se entere nunca quién es su padre. Su vida correría riesgo y lo sabes. Ten— se quitó su anillo de la mano y se lo dio— protégelo y cuando llegue el momento dáselo a nuestro hijo. Tiene que saber la verdad.

La besó una vez más y se puso de pie.

—Alto, sin el anillo eres más débil— dijo con lágrimas en los ojos.

—Sabes lo que va a suceder, Lil. Haga lo que haga son muchos contra mí sólo. No puedo contra ellos.

—Pero si yo...

—No, tú cometiste traición por mí, no voy a dejar que te sacrifiques más de lo que ya lo has hecho. Perdóname por no poder salvar mi cuerpo. Pero, mi alma siempre estará contigo. Lo prometo.

Dicho esto, salió del escondite y se echó a correr, sin darle tiempo a Lili de salir detrás de él. Ella sabía que ya nunca volvería. Los cazadores tenían un solo objetivo, acabar con los sangre de brujo. Y Alex era el último de su familia.

No pudo evitar llorar, estaba dejando ir al amor de su vida a una muerte segura y dolorosa. Pero ya no había marcha atrás, si salía la matarían a ella y a su hijo igualmente.

Se escucharon gritos y disparos a lo lejos, olía a quemado y se escuchaban unos perros. Alex iba a luchar, no se daría por vencido tan fácilmente.

Después de un tiempo en que todo permaneció callado escuchó uno de los gritos más desgarradores de su vida. Seguido de un dolor en el pecho indescriptible.

Habían matado a Alex, lo podía sentir. Se hizo un ovillo en la tierra y lloró, lloró como jamás lo había hecho.

—Tranquilo, bebé, yo te cuidaré con mi vida. Nunca nada te pasará. Tu padre no se habrá sacrificado en vano.

Salió de esa cueva dos días después. Sus pies estaban entumidos y la sangre seca de sus heridas se veía asquerosa. Estaba mareada por la falta de comida y ya había vomitado tres veces por los olores tan espantosos que tenía el lugar.

Salió y parecía muerto el lugar, como si el bosque supiera el crimen que acababan de cometer ahí. Y lo sabía, sabía que habían sido sus primos los que habían matado a Alex. Lo sabía porque ella era una cazadora de sangre de brujo.


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SANGRE DE BRUJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora