Polonia

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Decidieron tomar un tren hacia Polonia, necesitaban llegar a un lugar muy poblado para pasar desapercibidos. Cuando llegaron a la estación de trenes y consiguieron sus boletos, llegó la hora de la despedida.

—Quisiera poder ir con ustedes— dijo Emiliano a punto de romper a llorar.

Emiliano se había convertido en un miembro más de la familia. Había visto crecer a los chicos y prácticamente se había convertido en el hermano de Lili.

—Lo sé— dijo Lili ya con lágrimas en los ojos. — Pero no quiero perder a alguien más. No soportaría perderte a ti también. Además, regresaremos, te prometo que regresaremos.

Se abrazaron y a pesar de que Emiliano sabía que iba a ser muy difícil que se volvieran a ver, sintió un poco de esperanza por las palabras de Lili.

Abrazó a Alba y ésta lloró mientras le decía que todo iba a estar bien.

Abrazó a Dante e igual lloró. Estaba dejando ir a su familia a un futuro incierto. Nadie sabía lo que les podía suceder ahora que los habían encontrado.

—Los quiero mucho, chicos— dijo Emiliano.

—Dale esto a Alana, por favor— dijo Dante con lágrimas en los ojos. Todavía se sentía débil y con dolor, pero era más sentimental el que ahora sentía.

Le había escrito una carta mientras estaban en la estación. No podía involucrarla en eso, y aun así decidió contarle la verdad. Contarle todo lo que le había escondido durante ese tiempo. Dante amaba a Alana, la quería demasiado como para dejar que creyera que simplemente la había abandonado.

"[...]Sé que suena loco, pero es la verdad Ali, te amo como no tienes idea. Te juro, te prometo que seguiré en contacto contigo. Encontraré la forma de seguir haciéndolo. Al final volveremos a estar juntos, te lo prometo.

Siempre tuyo, Dante"

Cuando subieron al tren, todos estaban muy tristes. Edahí no podía dejar de pensar en su madre. Violeta seguía llorando y estaba acurrucada en el pecho de su hermano.

Alba seguía procesando todo lo que había ocurrido en las últimas 24 horas. Iba sentada junto a su madre que seguía con lágrimas en los ojos.

Dante estaba recargado en la ventana dormido, seguía temblando y se veía peor que cuando llegaron a la estación. Su cabello estaba pegado a su frente por el sudor, su rostro se veía pálido y tenía hilos de color negro saliendo de su boca y de sus orejas.

—Se pondrá bien, ¿cierto? — preguntó Alba viendo hacia su hermano.

Lili le dio un apretón en la mano y asintió.

—Tu hermano es fuerte— dijo Lili.

Alba asintió y decidió ponerse de pie y sentarse junto a su hermano.

Dante se movió un poco al sentir la presencia de su hermana. Abrió los ojos y sintió líquido bajando de sus ojos.

Se tocó la cara y sus manos estaban manchadas de negro. Era un líquido espeso. Comenzó a toser y más líquido salió de su cuerpo.

Alba le acarició la espalda mientras tosía. Su madre había dicho que era normal, que estaba expulsando de su cuerpo todo el veneno.

"¿Te sigue doliendo?" preguntó Alba.

"Un poco" dijo Dante con la respiración agitada por el ataque de tos.

"Le contaste a Alana la verdad" dijo Alba más como afirmación que como pregunta.

Dante asintió. Una punzada de dolor que recorrió su cuerpo hizo que pusiera una mueca de dolor.

Alba le dio la mano e inmediatamente su dolor se disminuyó. Dante volteó a ver a Alba y le agradeció con la mirada.

SANGRE DE BRUJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora