—Ahora sí Edahí, por fin dejarán de manchar el planeta con su sucia existencia. Adiós, dragón. — Dijo antes de arremeter contra su cuello.
El vampiro acercó sus colmillos al cuello de Edahí que trataba de luchar, pero la presión del chico sobre él le impedía respirar. Comenzó a poner su cuerpo caliente y en un momento todo su cuerpo estaba en llamas. El vampiro se sorprendió y se apartó de inmediato de él. En ese momento, una bola de fuego le dio de lleno en el pecho. Y en seguida otra.
Edahí volteó hacia arriba de la escalera y vio a Violeta concentrada atacando al vampiro. Edahí se puso de pie y aún envuelto en llamas arremetió contra el chico.
El vampiro gritó y cayó al suelo junto a la madre de Edahí que comenzaba a recobrar la consciencia. Violeta le lanzó una flecha de metal desde la escalera y Edahí la sostuvo en lo alto antes de atravesar el pecho del chico por completo.
El vampiro comenzó a convulsionarse y cuando se detuvo le sonrió a Edahí. Antes de que pudiera hacer algo, el vampiro se volteó con las fuerzas que le quedaban y con sangre saliendo de su boca mordió la mano de la madre de Edahí antes de caer finalmente muerto.
Edahí se dio cuenta de las intenciones del vampiro demasiado tarde. En cuanto vio lo que quería hacer se abalanzó contra el chico, pero fue demasiado inútil. Su madre comenzó a convulsionarse de inmediato.
El veneno en sangre especial era curable si se trataba a tiempo, pero en humanos era simplemente mortal.
Edahí cayó de rodillas y se apagó el fuego de su piel. Su ropa estaba quemada pero no le importó. Agarró la mano de su madre que ahora parecía un hielo. De pronto las convulsiones se detuvieron, pero comenzó a salir sangre de todos sus orificios; ojos, nariz, oídos, boca. El veneno la estaba quemando por dentro.
—Mamá no, por favor— dijo Edahí con lágrimas en los ojos. Violeta estaba del otro lado de su madre sosteniendo su otra mano.
En cuanto le dio la flecha a su hermano se agachó para agarrar otra del carcaj, pero cuando regresó la mirada el vampiro ya había mordido a su madre.
—Cuídala— le dijo a Edahí con una lágrima de sangre recorriendo su mejilla— los amo.
Y finalmente perdió su agarré por completo.
—¡No! — gritaron Violeta y Edahí al mismo tiempo. Edahí lloró y le cerró los ojos a su madre mientras Violeta la abrazaba.
Después de unos segundos y a pesar de todo el dolor que sentía, se puso de pie.
—Vi— dijo con la voz rota— tenemos que irnos.
—¿Estás loco? — gritó Vi— no podemos dejarla aquí.
—Vienen más por nosotros Vi, no podemos dejar que nos alcancen. Ella ya se fue— dijo y sintió un peso en el pecho al decir las palabras— ya no podemos salvarla.
Violeta sacudió la cabeza y se aferró más a su madre.
—Vamos, Vi, necesitamos salir de aquí.
Edahí la tomó por los brazos y la puso de pie. Violeta seguía llorando y Edahí quería volverlo a hacer, pero necesitaba sacar a su hermana de ahí. No estaban a salvo.
Tomó su mochila y dejó la de su madre ahí, no tenía caso cargar con sus cosas.
Agarró a Violeta y la sacó por la puerta. Violeta se zafó del agarre de su hermano y corrió de nuevo hacia adentro, hacia la mochila de su madre.
La abrió y sacó de ella una bufanda. Se la puso y se acercó al cuerpo de su madre. Besó su mano fría y sin pulso y le quitó el anillo que su padre le había regalado cuando se conocieron. Se lo puso y finalmente salió por la puerta de la casa.
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SANGRE DE BRUJO
Teen FictionAlba y Dante no son sólo unos hermanos de Eslovaquia, son algo más. "Sangre de brujo" les llaman a los de su especie, los últimos del planeta. Pero no son los únicos con sangre especial, existen muchos más. Sus vidas son relativamente normales, has...