Necesitamos irnos

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Alba corrió a su habitación y guardó algunas prendas en una mochila pequeña. No podía cargar con muchas cosas. Guardó algunas fotografías viejas que tenía en una caja de zapatos. Sostuvo el dije en forma de A que tenía desde que era una niña. Lo hacía siempre que quería sentirse segura.

Se acercó a la puerta y antes de salir volteó a ver su habitación. No se notaba que hubiera tomado cosas. No podía llevarse todo lo que quisisera.AL final ese había sido su cuarto desde que era una bebé. Tenía más recuerdos de los que podría cargar jamás.

Finalmente cerró la puerta y cruzó el pasillo para entrar a la habitación de Dante. Estaba acostado sobre la cama y se veía muy pálido. Tenía una expresión de dolor en su rostro y soltaba quejidos de vez en cuando.

—Dante— susurró Alba y se sentó en la cama de su hermano. Le tomó la mano y estaba completamente fría. Se le marcaban las venas y el brazo donde lo había mordido estaba vendado. Aunque podía notar un líquido negro mojando la venda.

Su madre le había dicho que solo ella podría ayudar a Dante a ponerse de pie. Su presencia le daba fuerzas por la conexión que compartían.

Dante abrió los ojos y éstos estaban completamente rojos. Tenía ojeras como si llevara varios días sin dormir.

—Alba— dijo con trabajo. Su voz se escuchaba rasposa. Respiraba con dificultad.

—Necesitamos irnos— dijo Alba apenas en un susurro. — Sé que te duele, pero necesito que me ayudes a levantarte.

Dante comprendió que algo malo estaba sucediendo. No recordaba nada de lo que había sucedido. Sólo el dolor que sentía.

Alba le dio la mano y trató de sentarse en la cama. Una punzada de dolor recorrió todo el cuerpo de Dante. Alba lo vio hacer una mueca y acelerar su respiración, pero no dijo nada. Simplemente se enderezó por completo y se sentó. Bajó los pies de la cama con una mueca de dolor.

Alba notó las lágrimas que recorrían el rostro de su hermano. Se sintió mal por hacerlo esforzarse, pero necesitaban irse de ahí.

Alba activó la conexión que tenían y de inmediato sintió su dolor físico. Para Dante se volvió soportable en el momento en compartió el dolor.

Trató de romper la conexión porque sabía que le hacía daño a Alba. Sin embargo, no pudo.

—Alba— susurró— ¿qué haces?

—Necesito...— dijo Alba con dificultad— que te puedas poner de pie.

Dante comprendió lo que quería decir y sin pensarlo se puso de pie. El dolor se incrementó, pero inmediatamente se redujo. Volteó a ver a su hermana y tenía lágrimas en su rostro. Cerraba los ojos muy fuerte por el dolor.

—Alba— susurró Dante— puedo hacerlo solo.

En ese momento Alba abrió los ojos y la conexión se rompió. El dolor casi hizo que Dante se volviera a caer. Pero se mantuvo de pie, no quería hacer pasar por eso a su hermana otra vez.

—Vamos— dijo Dante sin comprender aún a dónde. Alba lo volteó a ver y sonrió a medias. Tenía el rostro húmedo por las lágrimas, pero el dolor se había ido.

Alba abrió la puerta y vio a su madre del otro lado. Lili entró y pasó un brazo de su hijo sobre sus hombros. Alba hizo lo mismo del otro lado.

Dante no quería recargarse en su madre ni en su hermana, pero el dolor lo estaba matando. Y la verdad prefería eso a volver a hacer sufrir a Alba.

Salieron de la casa sin apagar las luces. Cada uno llevaba sólo una mochila con lo esencial. Emiliano tomó el lugar de Lili en cuanto bajaron las escaleras.

"Puedo sólo" le dijo Dante a Alba para que dejara de cargar con él.

"Sé que no puedes Dante, estás muy débil aún. Vamos a caminar hasta el centro y necesitamos llegar todos."

Dante no volvió a hablar. No tenía idea de lo que estaba sucediendo. En realidad, todavía estaba bajo el efecto del antídoto y hacía todo por pura inercia.

Caminaron hasta el centro a través de los bosques. Emiliano insistió en acompañarlos al menos hasta que estuvieran subidos en un tren.

Alba de pronto comenzó a sentir el brazo de Dante muy caliente. Lo volteó a ver y notó que estaba sudando.

—¿Estás bien? — susurró Alba. Dante seguía caminando, pero prácticamente iba arrastrando los pies.

Dante asintió, aunque en realidad sentía que se estaba muriendo. Alba le tomó la frente y sintió que estaba hirviendo en fiebre.

—Mamá— chilló Alba— Dante está hirviendo.

Lili se detuvo y se volteó hacia sus hijos. Ella iba guiando mientras que Emiliano, Alba y Dante venían detrás de ella.

—Acuéstenlo aquí— dijo señalando unas piedras al lado de un árbol. Alba y Emiliano ayudaron a Dante a acostarse. Dante cerró los ojos en cuanto sintió que lo dejaban sentarse.

Comenzó a toser y un líquido negro salió de su boca. Lili lo puso de lado y Dante vomitó líquido negro.

—¿Mamá? — preguntó Alba aterrorizada.

—Tranquila— dijo dándole golpecitos a la espalda de Dante— sólo está sacando el veneno de su cuerpo.

Alba sintió. Dante dejó de vomitar un par de minutos después. Se veía agotado y tenía gotas de sudor por toda su frente.

—¿Crees poder continuar? — le dijo preguntó Lili en un tono suave.

Dante asintió. Alba lo ayudó a ponerse de pie. Pero esta vez basto con tomar su mano. Dante no iba a permitir que Alba volviera a compartir su dolor.

Y así siguieron caminando hasta que llegaron al centro del pueblo. Edahí y Violeta los estaba esperando en el quiosco.

Alba se alegró de verlo, pero su expresión cambió en cuanto vio el rostro de Edahí. Tenía rasguños y sólo llevaba puesto un pantalón. La camiseta estaba quemada y dejaba ver heridas a lo largo del pecho de Edahí. Una chica lo estaba tratando de vendar.

— ¿Qué sucedió? — preguntó Lili en cuanto llegaron junto a ellos.

El vampiro nos atacó— dijo Edahí con dificultad. Se notaba que había estado llorando.

Edahí— dijo Alba aterrorizada al ver los orificios que tenía en su pecho justo donde el vampiro lo había agarrado.

Estoy bien— dijo tratando de convencerse a sí mismo— necesitamos irnos ahora.

— ¿Dónde está tu madre? — preguntó Lili cuando sólo vio a la hermana de Edahí.

Edahí sólo negó con la cabeza y se puso de pie con esfuerzo. Sacó una playera limpia de su mochila y se la puso. Ésta se llenó de sangre, pero no le dio mucha importancia. Necesitaban salir de ahí antes de que alguien más los atacara.

Ella es Violeta— dijo señalando a su hermana que aún tenía lágrimas en los ojos— es mi hermana.

Soy Lili— se presentó estrechando la mano de la chica.

Un placer— dijo con la voz entrecortada.

SANGRE DE BRUJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora