Sangre de brujo

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Las semanas pasaron y Alba comenzó a acercarse mucho a Edahí, ella le ayudaba en las clases que compartían por la cuestión de los idiomas y se veían después de clases para practicar eslovaco.

Dante no estaba muy de acuerdo, el primer día que llegaron con su mamá y le platicaron, ella casi se cae de la silla donde estaba sentada. Comenzó a sudar frío y se puso pálida. Tal vez los habían encontrado, tal vez ya sabían quiénes eran.

—Él no sabe qué somos— interrumpió Alba que observaba la escena desde la sala.

—¿Y si manipuló sus pensamientos? — preguntó Dante escéptico.

—Vamos, Dante, los dos sabemos que es imposible manipular sus pensamientos cuando estoy leyéndoles la mente.

—Pueden manipular sus recuerdos— dijo Dante muy bajo, él podía ver los recuerdos de las personas, pero no podía meterse a leer sus pensamientos.

—Bueno, ya, si es verdad que no sabe nada de ustedes, no se lo hagan saber. Primero necesitamos saber qué trama o por qué vino aquí. — dijo su tía Sara que estaba sentada junto a su madre.

Así que Alba tomó esa conversación como que podía estar junto a él mientras no le dijera nada.

—Nebezpečenstvo— dijo Alba lentamente.

—Nievepechestevo— repitió en un intento fallido Edahí. — Es inútil, no sé cómo tu mamá aprendió este idioma. Esa palabra no tiene nada que ver con arriesgar.

Lo lograrás— dijo Alba tomándole la mano, la tenía extremadamente caliente por lo que la retiró de inmediato.

Perdón— dijo Edahí mientras sus mejillas se ponían rojas— suelo ser de piel muy cálida.

"Por favor no preguntes más" leyó Alba en su mente. Sonrío y le volvió a tomar la mano, esta vez sintió la calidez de sus manos comparada con la frialdad de las suyas.

"Alba, ¿dónde estás?" Escuchó Alba, en su mente, la voz de su hermano.

"En la biblioteca de la escuela, ¿por qué?"

"Quédate ahí, voy por ti, no vayas a salirte sola" dijo Dante con desesperación.

"¿Qué pasó?" preguntó Alba ya un poco asustada.

"Asesinaron a la tía Sara" dijo Dante apenas en un susurro.

Alba se tuvo que agarrar de la mesa porque su vista comenzó a dar vueltas. Agachó la cabeza y cerró los ojos porque sabía que no estaba controlando el poder de sus ojos.

—¿Estás bien? — escuchó que dijo Edahí pero no pudo voltear a verlo.

Simplemente negó con la cabeza y cerró más los ojos. Sintió cómo su poder le pedía salir, pero no podía hacerlo, estaba en la biblioteca de la escuela, apretó los puños para tratar de controlarlo. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y no pudo seguir controlando su poder.

Abrió los ojos y en ese instante las mesas vacías de la biblioteca salieron volando junto con las sillas y algunos libros apilados sobre ellas. Las ventanas se abrieron estrepitosamente dejando entrar el frío de invierno. Ya estaba oscureciendo y se podía ver el ocaso desde ahí.

Alba— escuchó que gritaron— Alba, por favor tranquilízate. Sintió unos brazos alrededor de ella y una sensación de calor la abrazó por completo. Poco a poco se fue tranquilizando y finalmente se pudo controlar.

Tranquila— dijo Edahí en un susurro.

Alba reaccionó y volteó a ver el desastre que había hecho. Hacía mucho no perdía el control de esa manera. No podía haberle pasado eso, pero su tía había muerto. Era como su segunda madre.

Lo siento— dijo Alba poniéndose de pie. — No debiste ver eso. Tomó sus cosas y se apresuró a salir, pero en la puerta Edahí tomó su mano y la detuvo.

Tienes sangre de brujo— dijo Edahí sorprendido.

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