Alexander Danot

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Tienes sangre de brujo— dijo Edahí sorprendido. Alba se quedó petrificada viéndolo, no debería saber su secreto, no lo debería haber visto. — Pero ¿cómo...? Ustedes están extintos. Mataron al último sangre de brujo hace más de 15 años.

—¿Cómo que nos extinguimos hace 15 años? Debe haber más, muchos más— dijo Alba procesando lo que Edahí acababa de decir.

Fue hace 17 años, la cacería de brujos más grande que se ha visto. Quedaban 5 familias de brujos, los cazadores se encargaron de acabar con todas las familias. El último brujo que murió, y que marcó la extinción de los de su especie, fue un chico llamado Alexander Danot. Alba se quedó sin respiración, él era su padre. Pero su madre había dicho que había muerto en un accidente de coche.

—Alexander Danot era mi padre— dijo Alba en un susurro.

Por todos los... ¿eres hija de un Danot? — preguntó Edahí llevándose las manos a la cabeza. Ella asintió lentamente.

Edahí había crecido en Erytinen, el hogar de todos los de sangre especial. Todos conocían la historia de la extinción de los brujos, sus padres le habían contado de la tragedia que ocurrió en ese tiempo. Muchos fueron amigos de los brujos que murieron, pero no hicieron nada, y cuando trataron de hacerlo; ya era demasiado tarde. Ninguno de su generación había visto jamás a un brujo. Sin embargo, ahí estaba ella, con ojos rojos y con poderes inimaginables para él. La familia Danot fue conocida por ser de las familias más poderosas del mundo, todo hasta que uno de sus integrantes los traicionó y eso los llevó a su desaparición.

En ese momento la puerta de la entrada de la biblioteca se abrió y entró Dante corriendo. Se detuvo en seco al ver todo el escenario de caos.

—Alba, ¿pero ¿qué...? — Comenzó a decir, pero en ese momento Alba corrió hacia él y lo abrazó. Comenzó a llorar en su pecho, pero esta vez se pudo controlar.

Tú igual tienes sangre de brujo— dijo Edahí hacia Dante.

Dante lo volteó a ver con una mirada de odio, a sus ojos les apareció esa mancha violeta que siempre ocultaba.

No puedes decir nada, sangre de dragón— dijo Dante con odio en la voz.

Edahí se quedó sin aliento, ¿cómo era posible que él lo supiera? No había dicho nada.

—¿Cómo... cómo lo sabes? — tartamudeó Edahí.

Se siente el fuego en tus venas chico, desde el primer momento en que te vi supe lo que eres.

Alba paró de llorar y comenzó a escuchar la conversación que estaban teniendo los dos chicos.

—No puede ser, ustedes ya no existen, es imposible.

—Dante, Edahí sabe cosas, cosas de cómo es el mundo ahorita, necesitamos que nos diga todo.

Dante se quedó pensando por un momento, podía ver algunos fragmentos de sus recuerdos, pero es como si se desvanecieran en la nada. Era más difícil leer a un especial que a un humano. Pero Alba tenía razón, necesitaban saber cosas sobre todo con el asesinato de su tía Sara. Alguien los estaba persiguiendo, y tal vez con ayuda de Edahí podría averiguar quién.

Muy bien, Edahí, es un trato, no decimos nada y tú tampoco, nos cuentas todo lo que sabes y nosotros todo lo que sabemos.

Trato hecho— dijo Edahí resignado.

Regresaron a la casa después del incidente de la biblioteca. Alba seguía destrozada. Aún no podía creer que su tía Sara ya no estuviera más. Que se hubiera ido para siempre.

En cuanto llegaron y su mamá la vio, corrió hacia los brazos de Alba y ella se deshizo en mil pedazos otra vez. Dejó salir todo lo que sentía en llanto y aun así las lágrimas no le alcanzaron para poder desahogarse. Necesitaba romper algo, necesitaba desquitar todo lo que llevaba dentro, pero eso sería después. En ese momento necesitaba consolar a su madre. Necesitaban estar ahí para ella.

SANGRE DE BRUJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora