La protegeré

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Dante, Edahí, Tizoc y Yetzel avanzaban por los bosques. Detrás de ellos docenas de especiales los seguían. Habían reunido toda la noche a todos aquellos que tuvieron que huir y esconderse por ser quienes eran, pero el momento de luchar por lo que les pertenecía había llegado.

Todos aceptaron ir en cuanto supieron que había dos brujos vivos, los hermanos Danot se convirtieron en la esperanza de muchos. Dos milagros vivientes, y un rayo de luz para aquellos que vivieron en las sombras y con el miedo por años.

Dante se sorprendió al ver a tantos uniéndose a ellos. Estaba nervioso, además de no haber dormido desde hacía días. El cansancio le comenzaba a cobrar factura, pero no podía sentirse así estando tan cerca de terminar con todo. De poder regresar a su antigua vida.

Edahí tenía un mal presentimiento, pero no había marcha atrás. Estaban en camino, y debía hacer eso por sus padres, porque ellos sacrificaron todo por poderles dar otra oportunidad, era su turno de darles un mundo mejor a los niños y niñas especiales que se escondían en diferentes partes de Londres.

- ¿Listo? - le preguntó Dante a Edahí.

- ¿Crees que lo logremos?

Dante asintió.

-Alba podrá, lo sé. Si me hubieses preguntado esto hace tres semanas habría dicho que no, pero Alba no es la misma desde que salimos de Eslovaquia, cambió. Y sé que mucho de ese cambio es debido a ti Edahí. Y te lo agradezco, hacía mucho que no veía a mi hermana sonreír como lo hace cuando está contigo.

-Ella me ha cambiado Dante, cuando llegué a Eslovaquia estaba lleno de rencor y odio, sólo penaba en venganza, pero Alba me enseñó que podemos actuar diferente. Me recordó lo que es amar, algo que creí nunca volvería a hacer.

- ¿La protegerás, cierto? -Dante se detuvo y lo miró serio. La mancha morada en su iris se veía brillante.

-Jamás dejaría que algo le pasara Dante, amo a tu hermana.

Dante asintió y continuó con su camino.

Cuando llegaron a la Torre de Londres, neblina cubría casi todo su campo de visión. Dante y Edahí se separaron de los demás. Los dos chicos llegaron hasta la entrada de las alcantarillas y entraron de un salto.

-Huele a muerto aquí- exclamó Dante.

-Es porque aquí tiran los restos de los que sacrifican. - contestó Edahí. Caminaron por un túnel muy largo y dieron varias vueltas hasta que llegaron a la parte de debajo de los calabozos.

Escucharon pasos arriba de ellos y a alguien abriendo la tapa de la alcantarilla. Era Alba, se veía cansada y tenía sangre en la ropa, pero estaba sonriendo.

Dante salió primero y la abrazó, unos segundos después Edahí salió y ambos chicos corrieron a abrazarse, se dieron un profundo beso y Alba no dejaba de sonreír en los labios de Edahí.

Dante vio a Alana con un camisón sucio y lágrimas marcadas en su rostro. Dante corrió hacia ella y la alzó entre sus brazos. La besó mientras la abrazaba fuertemente.

-Estaba muy preocupado por ti- le susurró Dante a Alana.- Perdóname por meterte en este lío.

-Viniste a rescatarme Dante, eres todo lo que necesito.

Después los hermanos se abrazaron y Dante abrazó a su madre.

-Bien, estamos listos. Es hora de volver por lo que nos pertenece.

SANGRE DE BRUJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora